Capítulo 10

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Tabatha despertó al día siguiente con un dolor enorme en la pantorrilla, y al aclararse la vista, distinguió que estaba acostada en una cama blanca, con su madre dormida en un sofá café de al lado, y a una niña con cabello castaño rojizo, quien se le hacía conocida, además de que se veía como de su edad.

-Disculpa... ¿Dónde estoy? –Preguntó Tabatha, confusa.

-¡Oh! Ya despertaste... Buenos días Tabatha. Estás en un hospital de la ciudad, querida. Lamento muchísimo lo sucedido. Soy Arabella, de tu escuela.

-¿¡Un hospital!? ¿¡Qué hago aquí!? –Exclamaba Tabatha en su cama, intentando salir de ella.

-No, no. Tranquila. Verás, anoche por accidente, mi madre te atropelló mientras veníamos en camino a hacerme unos estudios, y al atropellarte, te trajimos aquí, y llamamos a tu madre.-Dijo Arabella, con su tono cansado.

-¿¡Y cómo consiguieron su número!?

-Tu teléfono, querida...

Se veía cansada, con grandes ojeras que intentaba disimular con su ropa y maquillaje, usando una blusa amarilla y unos pantalones cortos color uva, lo que la hacía ver muy primaveral en tiempos de otoño.

-Ahora veo porqué me desmayé... Iba corriendo a casa de mi novio, y vi un resplandor. Sentí dolor en la pierna, y desperté aquí. Lamento haberte gritado, linda.

-Entiendo. ¿Quieres que lo llame chica?, a tu novio me refiero. Es lo mínimo que puedo hacer.

-Si, por favor. Se llama Adrian Clarke pero no creo que venga hasta aquí para verme. El número está en el teléfono.

Ara no podía creer lo que oía. ¿¡Adrian Clarke, el chico precioso y nalgón de la clase de latín, era novio de esa tipa!? ¡Qué ridículo! ¿Cómo alguien tan lindo y besable podía estar con una chica tan rara? Y lo más importante, ¿cómo no había visto que el chico lindo que le gustaba tuviera novia? ¡Todos tienen novia, maldita sea!

-Ten. –Y Ara le lanzó el teléfono para que le marcara.

-Gracias amiga, si es que puedo llamarte así.

-Emmm, sí, claro...

~~~~~~

Adrian estaba cenando cuando recibió una llamada desde la ciudad, que resultaba extraño al no tener ningún conocido de ahí, pues vivía en la zona de la costa.

-¿Hola? –Contestó el joven en pijama.

-Amorcito... ¡Soy Tabatha! Cariño, no sabes cómo te necesito, me urge estar contigo para besarte, abrazarte, dejar que me toques...

-¿Tabatha? ¿Qué haces en la ciudad? –La cortó Adrian, sorprendido por el tono en que hablaba la chica.

-Ay... Larga historia. Una chica de la escuela me atropelló y me trajo aquí, a un hospital.

-¿Enserio? Que mal Tabatha.

-¡Ya sé! Todo me pasa a mí, primero me atan, luego me golpean, ¡y ahora me atropellan! –Gemía Tabatha, que se oía con un falso llanto. -¿Cómo dijo que se llamaba la chica? Arandamia Thorpe, creo.

-¿Arabella Thorne? –Dijo instantáneamente Adrian, sorprendido.

-Sí, ella. ¿Cómo la conoces?

-Va en mi clase de latín y griego...

-Ah, bueno. Más les vale cielito. ¿Crees poder venir a verme?

-No lo sé, ¿está Arabella contigo?

-Si, ¿por qué?

-Que se quede ahí contigo en lo que veo si puedo llegar. –Finalizó Crash levantándose de la mesa.

"Demonios Ara, ¿por qué atropellas a la chica más loca de la escuela?"

~~~~~~

Karen Clarke descansaba en su cuarto junto a su esposo Leroy, que roncaba profundamente.

A pesar de ser las ocho, ella ya necesitaba descanso. Trabajaba en un hospital como enfermera en neonatología, y en el turno de la noche, siempre había bebés que causaban mucho trabajo.

Recostada, con un camisón holgado de algodón color fucsia y un pantalón calientito, estaba a punto de caer dormida cuando Adrian entró a su habitación.

-¿Mamá? –Preguntó en voz baja el joven.

-¿Qué pasó, cielo? – Karen se enderezó en su lugar, y el cabello dorado le cayó por los hombros.

-Tabatha tuvo un accidente, y está en el hospital, un hospital en la ciudad.

-¿Qué dices? ¡Leroy! –Empezó a mover a su marido para despertarlo.

-¡Karen! Estaba soñando con la otra vez en el cuarto de servicio y me despiertas de esa manera...

-¡Calla, amor! –Dijo avergonzada Karen. –Vístete, que tenemos que tomar camino hacia la ciudad.

-¿Enserio mamá? Sólo te avisaba, por si preguntabas por ella.

-¡Oh vamos! Es tu novia, hijo... Además, esa chica ya ha sufrido mucho.

-¿Qué quieres decir? –Le cuestionó su hijo.

-Adrian Anthony Clarke, eso no es de tu incumbencia, Vete a poner algo más serio, por favor.

-No sabía que aún eras amiga de Dayanne, querida. –Le dijo Leroy a su esposa una vez que Adrian saliera de su habitación. –Ya sabes, después de que ella matara a su marido hace cinco años, pensé que se alejaría.

-Tú más que nadie sabes que al ser enfermera, era mi deber ayudar a su hija, y a ella también. El esposo, Ryan creo se llamaba, la golpeaba ella y abusaba de su hija hasta que le puso un alto. –Dijo poniéndose los zapatos.

-Sí, pero no es como para dejar nuestros asuntos por esa chica.

-¿No lo entiendes? Se lo debo a Dayanne... 

Fuimos lo mejor en el momento menos indicadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora