Esa pregunta, se que lo destrozo por dentro.
El ardor, furia y tristeza invadía sus ojos. Observaba con malicia su expresión. Puños cerrados, dientes apretados y sus ojos cerrados con fuerza. Estaba ahogando un grito. Yo conozco esa expresión, muy bien. Sentí su impulso de golpearme, estaba a punto de levantar el puño, pero, alzó la vista, viendo a mis padres entrevistando abiertamente a otros jóvenes como el. Suspiro resignado. Bajo su puño a la mesa. Mi expresión segura se desvanecio.
No pude creerlo.
El, un chico callejero, frío y sin escrúpulos, tenía una lágrima escurriendo por su mejilla derecha. Al parecer si tiene sentimientos después de todo. Me sentí ahogado en algo inexistente. No sabía que hacer. Me volvió a mirar, sus zafiros estaban humedecidos a causa de las lágrimas... provocadas por mi. La culpa me comía el poco oxígeno que tenía.
"El se metió contigo Matt, no hay de que sentirse culpable", intentaba auto convencerme. Pero todos los intentos de mi mente por alivianarme la culpa fueron en vano. Ya que muy por dentro sabía que ese liquido salado había sido provocado por mi. No dejaba de llamarme idiota.
—Sí.—respondió al fin, mi semblante serio cambio a una mueca casi innotable. No quería demostrar mi preocupación. Se me haría difícil ya que estaba conteniendo las ganas de gritarle un "Lo siento" a todo volumen.
Pero exisitia mi orgullo.
Tenían que seguir con la entrevista. Era mi deber hacerlo.
—B-bueno.—tartamudee.—Sabemos que no hay registros de tu padre. Pero si de tu madre...—giro su mirada llorosa a la ventana del café, mirando la calle.—Ella...
—Murió en un accidente. Me empujó a la acera para evitar que me atropellen.—dijo, al punto de quebrar su voz. Nuevas lágrimas empezaron a brotar de sus ojos, hiriendo más la nueva herida que me hice. Porque yo la hice.
—Ella fue una gran mujer...—me atreví a decir. Obteniendo una mirada de furia de su parte, que llegó a asustarme.
—No tienes derecho a decirlo, Mail Jeevas.—odiaba que me llamen por mi apellido. Pero...me lo merecía.—Ese teatro tuyo de ti y tu familia es una farsa. Se reconocer sonrisas falsas y la tuya es una.-me amenazó, paralizando mi respirar.—Pero, yo no soy como tú. Yo no lo tengo todo al alcance de mi mano. —Cierra la boca —Así que no hurgare en tu vida. Terminemos con esto, Jeevas.
La entrevista transcurrió a paso de hombre. Como una lenta e incómoda tortura. El respondía secamente a todas mis preguntas. Era alguien astuto y de pocos amigos. Le entregue finalmente un examen para probar el CI que tenía. Me lo entregó, firmado por el y se fue. Se despidió con la mano de mis padres y encamina hacia la derecha.
Me dejó con un vacío existencial enorme.
Las palmas de mis manos temblaban, viendo como su sombra se alejaba de mi. Sentía para mis adentros que tal vez, haría algo estúpido. Me sentí impulsado a seguirlo. Me levanté de la mesa del café y me acerqué decidido al marco de la puerta, desesperado por alcanzarlo. Pero una mano pesada, conocida por mi me detuvo, acariciando mi hombro.
—Hemos terminado Matt.—Dijo Albert Jeevas, mirándome. —Oye, ¿Y Mello?.
Mis ganas de correr se hicieron más fuertes, no quería imaginar lo peor. Sus lágrimas perforaron una parte de mi corazón, haciéndolo protagonista de una herida. Nada me hería así. Pero, ¿por qué? ¿Por qué yo, Mail Jeevas, el chico que se supone no debería sentir se siente herido por lágrimas de un desconocido?.
—Se fue. Terminamos más rápido de lo planeado.—respondí, entegandole el examen de CI que hizo a Albert. Lo ojeo un poco para luego retirarse de mi lado en busca de mi madre.
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Ayúdame.
FanfictionEllos sufren. Ellos aparentan ser cosas que no son. ¿Familia perfecta? ¿Chico frió? Son solo suposiciones. Muy dentro de ellos el sentimiento de calidez, el sentirse humano se ha desvanecido. El tiempo les enseño a no ilusionarse, y ser fuerte con l...