18. ¿Por qué me alejan de ti?

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No sabía en qué pensar, no sabía qué hacer ni que decir. Mi mente se nubló en un blanco total y sólo podía escuchar sus sollozos, como se aferra a mi camisa y como sus lágrimas la van empapando de apoco. No sé cómo actuar pero mis brazos, como si tuvieran vida propia, se cerraron aún más a su alrededor. No, no te iras. No dejare que te vayas. No me abandonaras luego de todo esto.

—Por más que no sea digno de ti, no dejare que la única felicidad que tuve en años se aleje de mí tan fácilmente.

—¿Y cómo pretender hacer eso? —su voz llegaba a mí entre cortada y eso me hace mal, me hace mal verlo en ese esto. No merece ser infeliz, todo lo contrario.

—Ya pensare en algo.

Pensare en algo. ¿Pensar en qué? ¿Cómo podremos evitar esto?

Le hice una seña para que se acostara en la cama, lo pensó pero luego se quitó la ropa quedando en bóxer y se acostó, claramente yo lo imite, rodee mis brazos y pegue aún más su espalda con mi pecho. Mi nariz estaba cerca de su cabello y huele tan asquerosamente bien. No dejare que ese olor se borre de mi viva, no dejare que nada de él se despegue de mí, nunca lo dejare porque no puedes aparecer en mi vida así como así y luego irte por un capricho de sus padres. Sus padres. Ellos tiene la culpa de absolutamente todo, ellos provocaron la tristeza en Matt ahora y antes, y siempre quizás. Él no será feliz de ninguna manera si siguen ellos en su vida. Tengo que alejarlo, de alguna forma arrebatárselo sea como sea. Huir con él, ¡eso es! Tengo que huir con Matt, pero... estoy seguro que con los contactos que debe tener ese imbécil nos encontraría fácil. Tengo que hacer algo, no puedo dejar que Matt vida en un eterno va y ven de felicidad y tristeza, él merece ser feliz y yo lo conseguiré. Yo lo hare feliz como él lo hizo conmigo, tengo que devolverle el favor. Algo tiene que a ver para poder sacarlos de su vida, yo sé que hay algo. Algo que Albert no quiera que sea público, algo con que amenazarlo. Algún error suyo o de su esposa. ¡Claro! A ese algo lo tengo ahora mismo en mis brazos. Matt me dijo que la casa está repleta de cámaras y que mejor evidencia que un vídeo, un vídeo de como Albert Jeevas golpea a su hijo. Eso devoraría su buena reputación, lo mataría por completo. Es oro puro. Esas cintas serán su libertad y mi oportunidad de hacerlo feliz. Tengo que conseguir esas cintas y así poder amenazarlo con ellas. Pero no tengo idea de cómo hacerlo, no sé a dónde van las grabaciones, ni donde pueden verse.

Me incorpore en la cama y zarandeé a Matt para que despertarlo, sé que en un momento como este lo mejor sería que descase pero ahora no, tengo que contarle esto. Aunque odio despertarlo ya que amo verlo dormir. Frunció su ceño y trato inútilmente de quitar mi mano para parar mis empujones pero al ver que no logro nada dejo caer rendido su brazo sobre el colchón y gimió de frustración. No pude evitar sonreír. Pare e hice que se pusiera boca arriba para poder sentarme sobre él, deje caer mis dos piernas a los lados de su cintura y plante un beso en sus labios. Inmediatamente sonrió y abrió los ojos, sabía que lo conseguiría con eso.

Suspiro. —¿Qué quieres?

—Tengo una idea. —con la sonrisa que formaron sus labios sabía lo que tenía en mente y no evite reír pero eso no es pelirroja.

—¿Puedes hacerlo tú solo? No tengo ganas de moverme.

—Matt...

—Sólo tienes que, prácticamente, saltar sobre mi pene, no es nada difícil. —levante una ceja y lo golpeé en la cabeza, no sé quejo.

—No hablo sobre eso imbécil. —lo regañe.

—¿Entonces?

—Tengo una idea para que tus padres se vayan sin ti.

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