19. Junto a ti.

198 19 0
                                    

Lo que estoy haciendo por ti, demuestra todo lo que te amo.

Me dejaré lastimar, insultar, y lo que sea que se le ocurra a ese maldito por ti. Porque te amo, y porque no quiero que nada ni nadie me separé de tu lado. En pocas palabras, no soportaría ni un día son respirar el mismo aire que tú.

Yo te necesito para vivir.

Te necesito entre mis brazos, entre mis labios. Necesito abrazarte mientras, aunque finges que no, lloras en silencio. Necesito hacerte el amor cada vez que pueda, y dejar marcado en tu cuerpo todo lo que se me pasa por la cabeza cada vez que te escucho hablar. No importa cuanto tenga que sacrificar de mí, para mantenerme a tu lado puedo hasta mover montañas.

Por el simple hecho de que tu moviste mi corazón.

—Sigo estando inseguro de esto Matt.—dijo, abrazándome por la espalda, acurrucando su cabeza en mi espalda. Me di la vuelta así podía sentir el latido de mi corazón.— Como se pase un poco de listo salgo de aquí y lo asesino, ¿Oíste?

—Fuerte y claro.—respondí, acariciando su cabellera rubia. Me di la vuelta para seguir configurando la computadora de escritorio, aunque Mello no se molestó en soltarme. Tenía que preparar todo para unas horas.

El plan perfecto.

Hoy Albert trabaja hasta las 6 PM, pero se retrasará ya que irá a algún bar o algo parecido, todos los jueves suele hacer eso. Las cámaras están grabando desde ahora, y en exactamente unos...15 minutos cruzará esa puerta junto a Alisa, claramente, borracho. Mello se quedará aquí para controlar las cámaras, y en cuanto crea que tiene suficiente me avisara a través de un pequeño auricular.

—Bueno, las cámaras dejaran de grabar cuando presiones el botón azul.—lleve su dedo índice a este.—Ahora, está grabando. Cuando tengas todo, no bajes. Yo haré todo el chantaje y demás, pero sólo no bajes, no me daré el lujo de arriesgar tu vida así.—acaricie su mejilla a lo cual el rodó los ojos.

—Si quiero bajar, bajaré y le daré lo que a ese imbécil nunca le dieron.— sonó sus dedos. Me levanté de la silla color caoba y busque los auriculares.

—Escucha.—hablé, terminando de acomodarlo dentro de mi oreja.—Después de esto, nos iremos a vivir juntos, ¿No es así?

—Ya estas fantaseando, adolescente enamorada.—bromeo, a lo cual yo hice un puchero fingido, acarició mis mejillas con sus dedos y me dio un corto beso.—Claro que viviremos juntos.— bese sus labios de manera posesiva una vez más, sólo por instinto. Y también por instinto baje por su cuello, dejando un par de marcas ahí. Sus suspiros me sacaban de orbita y juró no tener control sobre mis acciones.—M-matt— y más con mi nombre de por medio. Volví a tomar posesión de sus labios y mi mano iba en picada hasta su pantalón. Hasta que un obvio portazo nos hizo abrir los ojos a los dos. Refunfuñe muy sonoramente y me separé de él.—Me salve.

—Cuando vivamos juntos esto no pasará, y te violare perfectamente.—sonrió a cambio. Era hora de salir a escena. Respire profundo y bese su frente, dándole con la mirada un "todo estará bien" con la mirada. Me alejé costosamente de su persona u abrí la puerta.

—Matt, ¿estás ahí cariño?—es justo la invitación perfecta. Me encamine escaleras abajo, donde encontré a Alisa con un vestido color cielo y su cabello color miel suelto, me sonreía, que asco.— ¿Cómo has estado?

—No te importa.—argumente, a lo que ella plegó las cejas. Desde el umbral de la puerta de la cocina apareció el alcohólico Albert Jeevas, con una clara copa de vino, que rebalsaba de lleno. Hice una mueca de asco ante su aparición, pero, la hora había llegado.—Oh, ¿La basura también ha llegado?

Ayúdame. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora