8. Cero a la izquierda.

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Se aparto de mí, es decir, se quito de encima mío. ¿Qué demonios hacia encima mío? Por qué deje que pasara eso, es decir, qué demonios está sucediendo. Luego de todo, su expresión de enfado no cambio absolutamente. ¿De verdad está... celoso? Pero, ¿por qué estaría celoso? ¿Los amigos se celan? Pero, lo que acaba de pasar. Me sigo preguntando porqué no lo empuje apenas se tiro encima mío, pero sólo lo deje y lo contemple... madre, ¿qué mierda está pasando? Desde que Matt llego a mi vida lo único que existe en mi cabeza son preguntas, una tras de la otra y cada una de ellas sin respuesta. 

Me olvide de todo lo que tenía en mente cuando vi que entre medio de sus labios posaba un cigarrillo. Matt, ¿fumando? Esto en verdad es tan jodidamente irreal. Lo mire confundido, él lo noto pero no le dio importancia sólo tomo otra calada, y así hasta llegar a la cuarta. La forma en la que sus labios se fruncen cuando succionan y como se curvan para devolver el humo, me tiene embobado... ¿Embobado? Vamos Mello, reacciona.

 —No hace falta que fumes para llamar mi atención. —bromeé. Pero pareció no hacerle gracia a él ya que sólo se limito a disfrutar la ultima calada y tirar el cigarrillo el cesto de basura. Ya deja de ser tan idiota ¿quieres? Me pones los pelos de punta. —Oye, pelirroja. —se sentó en su escritorio. —Oye, oye, oye. —nada.— No tenía presente que un amigo llegaría a celarme tanto. —me fulmino con la mirada, ¿ahora qué dije? — Oh, vamos maldición. —no puedo creer que le este rogando a alguien, si voy a quedarme que sea en paz y no con su cara de voy a matarte cuando te voltees. 

Y fue cuando me acorde de lo que pensé el otro día, de compartir mi secreto con él. Tal vez sea eso lo que lo enoja, que él me haya confiado algo así a mi y que yo ni le diera una mínima pista. No creo estar listo para liberar está historia, en realidad... si lo estoy. Estoy listo para contarlo de una vez por todas, tengo qué, tengo que soltarlo y mejor que sea a él, confió en él. Sé que puedo hacerlo, Matt

—Ella me había dicho que no estaba listo para buscar un trabajo, qué no me metiera en cosas que no debía, qué ella sola podía mantenernos a los dos, yo me enoje y escape, pero no contaba con la idea de que ella me siguiera —se paro de la silla y se sentó en ella al revés, usando el respaldo para apoyar sus brazos y así luego su cabeza, me miro atento e invitándome a seguir la historia. —Cruce la calle sin mirar y lo ultimo que recuerdo fue sentir como sus manos me empujaban y caer en la acera. Ella murió, Matt. Ella era una prostituta y yo era el fruto de un de sus clientes. —sus ojos se abrieron como platos, yo baje mi cabeza y apoye mis antebrazos en las piernas. — Luego de eso me llevaron a un orfanato en donde pase los peores día de mi vida. Había un chico llamado James, era el doble que yo y tenía la costumbre que molestar a todo lo que era pequeño a su lado. — reí entre dientes— Él provoco que cayera en una gran depreció, créeme la muerte de tu madre y un idiota que no para de molestarte no es bueno para tu salud, y menos para la edad que tenía. Era tan chico pero entendía que si no crecía rápido, si no maduraba rápido me harían trisas. —escuche como se levantaba de la silla y como depositaba su peso alado mío. Yo seguía con la cabeza baja, hasta no terminar con esto no la levantaría. No soy cobarde, sólo lo soy cuando estoy contigo. — Un día trate de enfrentarlo pero lo único que recibí fue un puñetazo en mi ojo, otro en el pómulo y un rodillazo en el estomago. Iba a matarme, estaba seguro. Mientras él me pateaba en el suelo escuche como un chico le decía que parara. Se dirigió a él como Jois, así que deduje que era un amigo suyo. Y así lo era, así fue como Nathan entro en mi vida como amigo — hice comillas en amigo, porque en verdad solo era alguien con quien pasar el tiempo. — Nath sólo es con quien voy cuando estoy en verdad aburrido, de todos modos ya no le debo nada, ya le devolví el favor de salvarme salvandolo a él de la misma situación. Él me llevo por un mal camino, el camino de las calles: robos, peleas, alcohol, drogas... —reí amargadamente y sentí como Matt se tensaba alado mío.— Tranquilo, nunca me drogue. El chocolate fue mi droga, sabes. — puso una de sus manos en mi espalda, no para, no quiero tu pena, yo pensé que tu no serías así. Al fin levante la cabeza esperando otra mirada de pena pero esto no me lo esperaba... está sonriendo. —¿Por qué sonríes? 

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