5. Yo no sonrió, Mello

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La lluvia azotaba con toda su fuerza aún la ciudad. Mi cabello rojizo se me estaba pegando a la cara, al igual que el rubio de Mello. Me lo acomode, sacándome un poco de sangre de la nariz. No me venía venir ese golpe, pero, será que soy masoquista, pero me lo merecía. Le había dicho a Mello que yo no era igual a el.

–Créeme por favor–suplique, yo no suplico a nadie. Note que su mirada indiferente no cambiaba. No sabía si me había ganado su confianza. Se que me aclaró que no quería ser mi amigo, pero, de alguna manera se que en su cabeza la idea de convivir conmigo no ha desaparecido del todo. Mihael Keehl, de ¿verdad me odias?

–Yo voy a comprobar eso.–me dijo, haciendo que levante la cabeza de golpe – Yo comprobaré si eres igual a tu padre Matt.

–Pero, dijiste que no querías pasar tiempo conmigo. ¿No es así?– Esa pregunta le hizo sonrojar. Que tierno se ve cuando hace eso, esa fachada de chico frío se le vuela cuando sus mejillas se tiñen de carmesí. Desvío su mirada evitando la mía.

–Cállate o te golpeare peor de lo que ya te he golpeado.- Sonreí de lado. No puedo creer que en toda mi vida no je sonreído ni un cuarto de ella, y llegué este idiota y me robe una. ¿Quien eres para hacerme esto?

–Bien, ¿Qué harás ahora? –pregunte–Yo iré a Near's, estoy muerto de hambre.

–Supongo que a mi casa...–suspiro un poco resignado. Insistí en que me acompañará unas veces mas, ligandome un golpe seco en las costillas, seguido de un "Iré, pero cierra la boca", a lo cual asentí. Si carácter, su forma de decir las cosas es tan llamativa. Me pierdo en su " dulzura indirecta", me rebano los cesos intentando comprender esa forma de demostrar emociones, pero, no puedo. Creo que yo también tengo que pasar tiempo contigo, Mello. Primero lo acompañe a su casa, deshabitada. Tomó un paraguas color magenta, mientras iba al baño a lavarse la cara, acto que yo también hice. No podíamos ir en ese estado a un café. Mientras el estaba en el baño me detuve a mirar un par de fotos de el de pequeño, que se encontraban expuestas a la vista de todos en unos estantes en la pared. Un pequeño niño de mechones rubios, ojos azules profundos y mirada seria. Me reí al ver la mueca que puso en esa foto, con cara de "no me jodan, yo no sonrió". Cuando salió del baño solté de lleno la foto, con lo poco que conozco su carácter estoy segura de que golpearía.

Con el paraguas en la mano, abrimos paso a Near's, el estómago ya me crujía. De repente, pasamos caminando por una comisaría llena de oficiales. Le reste importancia al asunto.

-¡Mihael Keelh!.- Oi que gritaron el nombre de Mello a mis espaldas, me giré unos centímetros a ver sus ojos abiertos como platos. Me devolvió la mirada completamente pálido. Un oficial de baja estatura llegó con esposas, acorralando a Mello contra la pared de la calle vacía. Me quedé estático viendo como las manos del hombre pasaban por los hombros, espalda y cadera de Mello.

–No llevo nada ¿me dices que quieres?- Ya lo esperaba de Mello, desafiando toda ley de la física, lógica y todos los otros títulos existentes.

–Esta detenido.- despegó bruscamente su cuerpo de la pared, la cara de Mello al oírlo era impagable.–Hemos recibido denuncias a su nombre. Acusado de robo y agresión callejera.

–O-oigan!- grite yo, no procesaba toda la información que había salido de la boca del oficial.

-Si tu eres su acompañante, pasa con nosotros.- Tome la mochila de Mello y obedecí. Camine a paso rápido adentrándose en la pequeña casucha que llamaban comisaría. Se llevaron a Mello por otro pasillo, intente seguirlo, pero manos pesadas detuvieron mi paso. Estaba asustado y mucho. Jamás he pisado una de estas. Me quedé sentado aguardando a que me dijeran algo del rubio que hace rato me había golpeado. Pensé un segundo en irme, comer algo y volver. Pero, le estaría traicionando por la espalda. Aguante mi hambre y me quedé sentado, intentando imaginar la verdadera situación.

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