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- Eh, la corbata - le recordé y él volvió hacia mi, dejándome que se la anudara.

- Mira a ver si hay alguien - me pidió y asomé la cabeza.

- No hay moros en la costa - aseguré y él sonrió ampliamente dándome un pequeño beso.

- Nos vemos luego pequeña.

En cuanto cerré la puerta emocionada y con una sonrisa embobada, Brittany estaba cruzada de brazos con las cejas levantadas, a la espera de una explicación.

- ¿ No se lo contarás a nadie, verdad Any ? - pregunté esperanzada.

- Claro que no, pero ¿ no te asusta lo que digan tus padres ? -se preocupó por mi.

- Esa gente no son mis "padres". Dejaron que mi hermano me maltratara durante años. No se merecen ese nombre - se lo conté brevemente de una vez por todas, y ella asintió sorprendida.

La asesina de mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora