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Tosí escandalosamente. Me estaba ahogando.

- ¿ Estás bien, Su ? - se preocupó ayudándome a incorporarme.

Negué bruscamente con la cabeza.

- No puedo respirar - agarré su brazo con fuerza y volví a toser, tratando de coger algo de aire - Me duele el pecho desde ayer,hoy más.

- Sabía que no ibas a salir limpia de esto - suspiró cogiendo su fonendoscopio y desabrochandome los dos botones de arriba de la blusa. Por un momento me sentí nerviosa y comprendí en cierto modo a las chicas que buscaban ganarse la atención del doctor- Vamos a ver que te pasa.

Se colocó los auriculares en los oídos y metió el final del instrumento bajo mi camisa.

Di un respingo al sentir el metal frío contra mi piel.

- A ver, respira profundamente- me indicò y tomé una gran bocanada de aire-aguántalo por un momento.. vale suéltalo muy despacio. Bien, otra vez-pasó el intrumento al otro lado de la espalda. Volví a tomar aire y esta vez un agudo dolor me dio un pinchazo en el pulmón derecho.

- Vale, aún no puedo confirmarlo, pero creo que tienes una neumonía.Te haré unas radiografías para asegurarme, pero tenemos que esperar para mañana. Por si acaso tómate esta pastilla,no queremos que te pongas peor- se colgó el fonendoscopio al cuello y lo miré asustada. Él sonrió y me acarició el brazo- Tranquila, no te pasará nada. ¿ Nunca te dijo tu madre que no corrieras bajo la lluvia o descalza, que podías coger una neumonía ?

- No.. - negué con un susurro recordando las veces en las que mis padres habían cuidado de mi, o más bien, habían cuidado que no destrozara su imagen frente a los demás.

- Ah, bueno - le quitó importancia encogiéndose de hombros - pues ahora parece que la has cogido. Es curioso.

La asesina de mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora