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Abrí los ojos temblando de frío.Los dientes me castañeaban.

- Mierda- masculló alguien.

Solo entonces me percaté de que no estaba en el suelo del jardín, sino en los fuertes brazos de un hombre de cabello castaño claro y ojos increíblemente azules, que me miraban preocupados.

Pestañeé mareada y me llevé las manos a la cabeza gimoteando. Tenía la sensación de tener un bonito círculo de llamas a su alrededor.

- Tranquila, ya hemos llegado- me acarició el hombre el pelo, y sin más volví a dormirme, esta vez agotada por el dolor físico.

(...)

Parpadeé varias veces hasta que las manchitas se conviertieron en objetos nítidos.

Intenté incorporarme con un quejido.

- Por fin despiertas. Has dormido toda la tarde y toda la noche de un tirón- comentó una voz acercándose hacia mi.

Entrecerré los ojos molesta por la luz y lo miré.

- ¿ Sabes que dormir bajo la lluvia en un jardín no es muy recomendable ? - puso una pequeña linterna delante de mis ojos y me abrió los párpados. Traté de apartarme molesta, pero no me dejó.

- Lo se - respondí con los ojos en blanco - no me di cuenta. ¿ Puedo irme ?

- No estoy muy seguro- me miró pasándose las manos por la barba de hace pocos días- creo que será mejor que te quedes aquí, quiero asegurarme de que no coges una gripe o algo.

- ¡ Oh, vamos ! - protesté cruzándome de brazos e inmediatamente comencé a toser, tratando de despejar mi garganta adolorida.

Él me miró alzando una ceja con una sonrisa.

- Decidido, te quedarás en la enfermería hasta que te recuperes.

La asesina de mi hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora