Capítulo 9

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El momento más espectacular y temible al colisionar las galaxias, será la fusión de dos agujeros negros masivos situados en el centro de cada una de las dos galaxias. La colisión de estos agujeros negros generará un estallido de radiación capaz de aniquilar cualquier forma de vida que exista en cualquiera de las dos galaxias.

💙

Elogiarla no era mi intención. Sin embargo, me molestó que dijera eso. Ella no tiene la culpa de que en el mundo haya gente morbosa y vil que solo quiera destruir corazones inocentes como el de ella.

Además lo que dijo es blasfemia. Sin duda, es una de las personas más bellas que he conocido.

Ella no dice nada.

Sin embargo, sus oscuros irises delatan todo lo que podía haber expresado con palabras.

La cristalización de agua salina va llenando la cavidad de su interior.

Acaricio sus manos para detener el evidente maremoto de sus ojos. No deseaba ser espectador de tan desastroso fenómeno, pero sin poder evitarlo, sus cristales se rompen de manera atroz y el mar de lágrimas comienza a arropar la superficie de su rostro.

La tristeza emana de ella.

Consolarla no es fácil, pues su situación realmente es complicada, pero intentar ayudarla es lo que mejor puedo hacer.

Extiendo mis brazos hasta rodear sus hombros protegiendo así cada centímetro de su espalda.

Ella derrama cada gota de agua salada sobre mí y suelta toda su furia en mi pecho.

Su temperatura me es cómoda y poco a poco voy sintiendo sus brazos colocarse en mi espalda, respondiendo dulcemente mi gesto.

Es como si necesitara de mi cercanía para poder descargar su sufrimiento y luego poder recobrar sus fuerzas.

Cierro mis ojos ante su ligero apretón de costillas. Levanto una mano hasta su sedoso cabello avellana y comienzo a dar leves masajes sobre él, tratando así de tranquilizar su melancolía.

Pero pasa un minuto y continúa aferrándose a mí, como si con eso fuese a llenar el inmenso vacío que hay en su alma.

–Estoy contigo en esto. No estás sola–hablo en su oído con suavidad.

Entonces su cuerpo se aleja despacio.

Otra ola de dolor recae sobre ella mientras el azabache intenso de sus ojos se introduce en mis pupilas.

Cada segundo es eterno.

Antes de que ella pudiera hablar, llevo mis dedos a sus mejillas y limpio cada una de sus lágrimas.

Una por una.

Al terminar, la encaro nuevamente a los ojos y encuentro una belleza única no antes vista.

En sus comisuras habita un pequeño levantamiento que de pronto comienza a colorear la nebulosa de su sufrimiento.

Seguido a eso, un tímido "gracias" se escapa de sus labios reconfortando por completo mis cinco sentidos.

–¿Te sientes mejor?

–Mucho mejor, gracias–repite para después mirar el suelo.

Una repentina pizca de soledad recorre por mi cuerpo cuando por fin nos separamos por completo.

Pero lo que importa es que ella está mejor y ya no hay de qué preocuparse.

Espero a que se reponga de aquel terrible momento y luego camino junto a ella.

La dirección de mis pasos es desconocida, aunque estoy seguro de que en poco tiempo llegaremos a un pequeño poblado.

De pronto y como si la fuerza de algo indescriptible me halara hacia arriba, diviso la distante alfombra negra que se encuentra en el tope de nuestras vidas. Está algo despejada y sin duda, forrada de lejanas esferas de gas que arden a millones de kilómetros de distancia.

No obstante, esta noche diviso algo diferente. Y es que pareciera que todas las estrellas han conspirado para que su luz sea más intensa y su brillo algo más especial.

Me embobo con su majestuosidad y tropiezo con una piedra. Al desviar mi vista, descubro que Mar admira el cielo como yo lo estaba haciendo un segundo atrás.

–Se ve hermoso, ¿no crees?–comento para volver a fijar mis ojos en el inmenso mar oscuro.

–Muy lindo–afirma ella a la vez que saca otra inesperada y tímida sonrisa.

Mientras el tiempo corre, el silencio se hace nuestro compañero y la temperatura disminuye su generosidad. Continuamos la caminata y observo que Mar enrolla sus manos con la tela de sus mangas.

–¿Tienes frío?–pregunto a ella quien mueve su cabeza sin mirarme. Algo me dice que está un poco agotada–. ¿Te parece si descansamos un rato?

La idea me es benigna y es que la verdad yo también me siento cansado.

El lugar al que llegaremos, parece estar solo a pocos metros de distancia por lo que pienso será mejor descansar allá.

–Lleguemos hasta ese lugar y tomamos un descanso, ¿vale?

–Vale–responde volviendo a evitar el contacto visual.

Con pasos moderados y después de largos minutos, llegamos al lugar; un pequeño espacio con algunas luces y pocas tiendas, casi todas cerradas.

En tan amplio espacio, afuera solo hay un máximo de diez personas por lo que deduzco que debe ser ya muy tarde.

Siento que Mar detiene su paso por lo que imaginé sería un descanso, pero de pronto la chica formula una pregunta que hace que todo lo agradable que sentía se esfumara en su totalidad.

–Angel, ¿cuál es tu motivo? Dime, ¿tú por qué querías suicidarte?

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Nuevamente, agradezco su apoyo.

-Angie_lab

Colisión de galaxias {Completada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora