Colisión de galaxias {Completada}

Capítulo 20

Al chocar dos galaxias, la gravedad de sus componentes empiezan a tirar unas de las otras cambiando sus trayectorias, dejando como resultado esas magníficas y extrañas formas que tanto nos fascinan.

Canción:
Shawn Mendes "Never be alone"

💜

Te amo...

Había escuchado que las palabras tienen un poder inmenso sobre las personas. Pero no lo creí hasta ahora. Porque cuando me di cuenta de que era la primera persona que me lo decía, no pude evitar retractarme.

Doy un giro hacia él y lo abrazo mientras humedezco el cuello de su camiseta.

Él me sostiene la cintura y poco a poco regresamos a la calle, donde sabe que estaremos a salvo de morir ahogados por mi culpa. Luego acaricia mi cabello y me hace optar por acompañarlo al tren, donde llegamos minutos después con Destiny tras nosotros.

La fila para pedir el boleto de salida no era larga, por lo que le pide a una señora un poco de dinero para poder emprender su viaje.

–En media hora sale mi ruta–anuncia sin mirarme, ya que desde el puente, no había podido dejado de llorar.

–¿Puedo irme contigo?

–No–responde cortante–. Ya me es demasiado con dejarte. No quiero que sufras estando allá.

–¿No entiendes que me estás dejando completamente sola? ¿Qué voy hacer sin ti? ¿Cómo voy a querer vivir después de esto?

Mis preguntas eran válidas.

Él lo sabía, por lo que se rasca la nuca sabiendo que tengo razón. Mas luego toma asiento en uno de los bancos haciendo que yo también haga lo mismo. Después, hala a Destiny por la cuerda y la can obedece llegando a nuestro lugar.

–Tienes a Destiny. Ella te necesita, Mar. No puedes dejarla sola después de que nos salvó en el restaurante.

–Es una perra cualquiera–digo como respuesta. Sus argumentos no son válidos para mí–. Yo te quiero a ti, Ángel.

–Ya basta, Mar. Me iré. Lo haré, pero tú seguirás con tu vida. Harás que Destiny viva muchos años con sus cachorros. Vas a estudiar y luego a trabajar. Conseguirás un buen hombre. Te casarás con él y formarás una familia. ¿Te quedó claro?

Pero nada es claro sin él. Es absurdo porque no había pasado nada entre nosotros. Él seguía siendo un desconocido, seguía siendo un chico loco, seguía siendo un suicida. Sin embargo, tengo que reconocer que también era mi amigo. Mi único y mejor amigo. Era la persona que me entendía a pesar de estar tan mal psicológicamente. Era el hombre que me había mostrado lo que era el amor sin juzgarme y el primero en demostrarme lo linda que era aún si que yo pudiera comprenderlo.

Pero él tenía razón. Yo debía superarme y encontrar mi propia felicidad porque solo así, él también podría serlo. Y se lo debía. A él le debía mi vida.

–Está bien, Ángel. Trataré de cumplir con eso. Solamente prométeme algo.

–¿Qué quieres?

–Que nunca me dejes de amar. Que pase lo que pase, siempre recuerdes que hay alguien esperando por ti. Y que cuando cumplas con lo que vas a hacer, regreses.