Capítulo 12

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En la colisión de galaxias, las nubes de polvo en expansión chocan y provocan olas de formación de estrellas que se completan, incluso, durante el proceso de interacción.

💜

La lluvia es muy rica. Aunque su tacto en mi espalda es doloroso, hace que todo a mi alrededor sea llevadero.

Después de recoger nuestros calzados y saltar en los charcos de la calle, vamos en busca de un refugio porque el agua empieza a molestar bastante.

Agarrados de manos, llegamos a una de las pocas tiendas del poblado. Aunque todo está mojado, decidimos sentarnos frente a ella, ya que hay un pequeño techo que cubre al menos una limitada porción del suelo.

Al sentarme, siento mi cuerpo más pesado que nunca. Mi ropa empapada y mi cuerpo húmedo hacen de mis ánimos unos muy vagos. Me siento exhausta, mas ignoro todo ese cansancio para regresar mi vista a él, quien al igual que yo, está completamente mojado. Sus facciones me provocan cierta gracia, ya que jadea como si hubiera corrido un kilómetro sin parar.

–¿Tan rápido te cansaste?

–Me hiciste correr bajo la lluvia, Mar. ¿Qué esperabas?

–Pensé que eras un atleta–comenté tratando de no sonrojarme. Su excelente y definido cuerpo estaba marcado en su camiseta haciendo un poco difícil mi interacción con él.

Regulo mi respiración mientras los chorros de agua resbalan en mi frente.

Veo las gotas caer al suelo y siento la vibración que produce cada una de ellas. El petricor refresca mi olfato y la relajación comienza a formar parte de mí. Todo sucede tan rápido que desearía que se detuviera solo un momento.

Con respecto a Angel, he descubierto que es un chico excepcional. Jamás pensé que alguien fuera a intentar consolarme. Tampoco imaginé que alguien pudiera hacerme sentir bonita de alguna manera. Pero él lo había logrado.

¡Él me había hecho sonreír!

Sin duda, es un ángel. No importa que sea de carne y hueso y que no tenga alas ni una estúpida aureola. Para mí, es el ángel más perfecto que pudo haber llegado a mi vida y su nombre lo confirma.

Definitivamente él me salvó de morir y aunque parezca la locura más grande del mundo, estoy agradecida por ello.

Cierro mis ojos un segundo e imagino lo que hubiera sucedido si él no hubiera llegado.

Yo me habría lanzado del puente y me hubiera ahogado en el estanque. Al final, tocaría fondo y nadie nunca me hubiera encontrado. No sería recordada por nadie y mi alma hubiera quedado solitaria en este mundo.

Alejo mi mente de esos pensamientos y me concentro en la lluvia. El golpeteo de las gotas sigue rondando mis oídos aunque poquito a poquito va cediendo su intensidad.

La suavidad del agua comienza a ser más notable y el relajante sonido de la lluvia disminuye su eco.

Pero seguimos ahí, sentados uno al lado del otro y en total silencio.

Mi cabello húmedo comienza a secarse mientras mi cuerpo tiembla de frío.

Mas él no se queda atrás. Sus dedos no se detienen en el agitado movimiento que la baja temperatura produce.

El frío es insoportable.

–Desearía solo un poco de sol–comenta mi compañero afirmando así mi opinión respecto al clima.

–Creo que nos pasamos de listos con la lluvia.

–Pero valió la pena–asegura el muchacho con una tierna sonrisa.

Desearía poder tener una cámara y capturar esa bella obra de arte que pintan sus dientes. Simplemente me encanta la forma en que sonríe. Es el gesto más franco que he observado de alguien.

El temblor de mi cuerpo continúa asechando y de repente una idea viene a mi mente.

–Angel...

–¿Sí?

–¿Crees que puedas conseguir algo de gasolina a estas horas?

La verdad ya es demasiado tarde. No creo posible que a estas altas horas de la noche Angel pueda conseguir combustible. Mucho menos estando lejos de la ciudad.

–¿Para qué la quieres, Mar?

–Tú solo consíguela–exijo lo más amable posible.

–Esta bien–dice sin otro remedio–. Iré a ver si alguien es tan gentil de prestarme un poco.

–Mejor ve a ver si alguien está despierto–digo mientras carcajeo de manera casi inaudible.

–Buena esa–contesta levantándose de su lugar.

Asiento con aún millones de gotitas en mi cara mientras lo veo salir en busca de mi pedido.

Mientras tanto, incorporo mi cuerpo para buscar lo demás que hace falta.

La lluvia ha cesado, pero el cielo aún lagrimea.

Encuentro lo que necesito justo al lado de la mitad de un árbol, así que tomo una gran cantidad de material y la transporto a nuestro refugio temporero.

Repito el proceso par de veces más y minutos después llega Angel con un galón de combustible.

–Tuve un poco de suerte. Un hombre estaba por cerrar su vagón cuando llegué y le pedí un poco de gasolina.

–Entonces la suerte está de nuestro lado–dije señalando la montaña de material que había recogido.

–Wow–exclamó deduciendo lo que tenía en mente–. Pero, ¿crees que éste sea un buen lugar para eso?

–Por supuesto que no–contesté obvia.

–¿Entonces?

–Sígueme. Te llevaré al lugar perfecto.

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¡Hola!

Cuento con sus votos y comentarios al igual que los agradezco infinitamente.

-Angie_lab

Colisión de galaxias {Completada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora