Día 01: Revivir

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Hoy es viernes y solo quiero precisar una cosa. Es la longevidad que tiene esta ciudad para que las cosas se mantengan iguales. Aunque pasen los años como un frasco que almacena la nostalgia. Tan intangible como el roció del fin decembrino, en el momento que añoramos espectros fragmentados de nuestros familiares rumbo a su cotidianidad.

Aproveche para hacer un genocidio a mi estado de fatiga al venir a mi cyber – café favorito. Es muy posible que en el lugar en donde te encuentres ahora mismo, este tipo de sitios ni siquiera tenga mención, pero aunque sepas o no de lo que te hablo, es tan real como un lugar muy acogedor y lleno de vida. En numerosas ocasiones las personas pasan por el frente de su vidriera sin siquiera notarlo, porque sólo las personas especiales, son capaces de ver cosas especiales.

Hoy ha sido un día muy lluvioso en mi ciudad, un lugar lleno de costumbrismo. Hay días en los que parece un mar de lágrimas en otoño, pero a pesar de todo me gusta que las cosas se mantengan igual de perfectas como ahora, llena de recuerdos con ambientes adaptados a mi propio ser.

La verdad es que suelo pensar mucho en todo y a la vez en nada, pero no dejo que dicha afirmación me afecte. Por ser un lugar que asiduo mucho, logré encontrar el asiento ideal. Aquella ventana que era como mi hornilla favorita para cocinar, tenía una vista perfecta hacia la plaza central. Desde el translúcido vidrio veía como las tristes gotas de lluvia se deslizaban, sin que nada las detuviese. Eso me hizo pensar en cuántas personas alrededor del mundo deben estar abrazadas por su llanto, ya sea por tristeza o alegría. Las lágrimas en sí, son elementos tan inconexos que de manera coloquial se les asocia al dolor.

 Las lágrimas en sí, son elementos tan inconexos que de manera coloquial se les asocia al dolor

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Mis pensamientos están desconcentrados por culpa de alguien que me llama. Creo que no era la primera vez que se intentaba comunicar, ya que pude recordar por breves fragmentos, voces que reclamaban mi ausencia mientras navegaba en la profundidad de mis ideales. Aquel sujeto se aproximaba ágil hacia mí como si de conocerme se tratara.

—¡HEY! —grito.

Enseguida espabile dominado por el miedo.

—¿Tienes una moneda? —dijo él al ignorar cualquier norma de cortesía mientras rebuscaba en sus bolsillos—. Es que no cargó cambio y quiero el maldito café.

Tartamudee un poco, intentaba comprender quién era él, sin saber quién era yo.

—Me comentaron que el expreso, es alucinante —culminó en un tono un tanto pensativo como si dudará un poco de aquella recomendación.

Nuestra conversación se convirtió en un monólogo sin risas como esos dónde la rutina no funcionaba. Yo dentro de un estado casi instantáneo de pánico, rebusque entre mis bolsillos. Sin mediar palabra alguna le di la moneda que requería, en un intento de asalto hacia mis pensamientos.

Luego de que canceló. Se sentó frente a mí como si varios sucesos de socialización hubieran pasado con anterioridad. Dentro de mi desconcierto y de su hilado parafraseo, solo puedo recordar el hecho de que se dirigía a mi.

Éxtasis [COMPLETA] [Borrador Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora