Una hora después Camila estaba en el Gimnasio haciendo su rutina del día que era Kenpo. El Gimnasio era un lugar donde Cramila se sentía como en casa, no solo porque la mantenía en buena forma, sino también porque era el lugar donde se podía desestresar sanamente, sin hacerle daño a su cuerpo y sin hacerles daño a otras personas. Este día en particular su nivel de estrés era de un 200% y estaba simplemente dejando salir parte de eso en su rutina y su entrenador personal lo estaba sintiendo.
- Ohh, vamos Camila detente un minuto.
- ¿Lo estoy haciendo mal? - preguntó.- No.
- ¿Entonces?
- Me vas a matar linda - dijo esto mientras devolvía su protector de pecho al lugar indicado.
- Lo siento. - dijo apenada.
Jason le sonrió, la miró a los ojos y le dijo. - No te preocupes yo puedo ser tu perfecto "punching bag", pero hoy andas muy estresada y recuerda que esto no se trata de matar a nadie, sino de defenderte y mover todo tu cuerpo en coordinación.
- Lo sé. - mientras se sentaba en el suelo recostando su espalda de la pared y con sus rodillas arriba.
Jason se quitó el protector y se sentó al costado de Camila. - Ya linda, no pasa nada, solo quiero que no te lastimes tú, a veces tenemos de esos días, ¿no? - dijo mientras le ofrecía una botella de agua.
Camila tomó la botella y comenzó a tomar de ella, puso sus manos sobre sus rodillas y descansó su cabeza sobre ellas mirando a Jason. En realidad si había estado muy estresada y hasta tensa, pero en efecto necesitaba tranquilizarse un poco.
- ¿Quieres ir conmigo el viernes a cenar y tomar algo? - le dijo Jason con timidez.
Camila lo pensó un poco, porque ya era de conocimiento casi nacional que Jason se sentía atraído por ella, pero luego de pensarlo unos segundos...- Me encantaría.
A Jason le brilló la mirada por la respuesta de Camila, además de que ya había hablado con dinah para que el día del cumpleaños de Camila la llevara al club. Más que eso le hacía ilusión poder compartir con Camila, que no solo era una mujer hermosísima y encantadora; sino también era inteligente y muy agradable.
- Perfecto, estoy seguro que pasaremos un rato agradable.
- Estoy segura. - dijo Camila mientras observaba la sonrisa colgate de Jason, sonrió un poco porque lo cierto era que Jason era un chico muy lindo y agradable. Miró alrededor del Gimnasio, viendo el ir y el venir de las personas; sus rutinas, sus ejercicios, su vida dentro de ese lugar y tranquilizó un poco sus sentidos acelerados y tan solo disfrutó del momento. Era quizás el momento de darse una oportunidad, ¿cuál?, no sabía, pero esta vez lo haría sin pensarlo dos veces.
Mientras Camila había partido al Gimnasio, Keana y Lauren habían caminado fuera del edificio en dirección del auto, Keana se dirigió a Lauren y le preguntó. - ¿Vamos a mi casa?
Lauren lo pensó un minuto y le respondió. - No, quiero que vayamos a algún lugar lindo a cenar y hablar un poco.
Keana la miró con ganas de ripostar, pero sólo alcanzó a decir. - Como quieras amor.
Así entraron al auto y no comentaron mucho hasta que llegaron al restaurante y hablaron mucho de muchas cosas.
- Entonces, ¿tu mamá va a venir a quedarse unos días? - le preguntó Keana.
- Si, aun no sé cuándo específicamente, pero estoy tan eufórica. Ya quiero que esté acá y que pasemos tiempo juntas. - dijo emocionada.
- Imagino que sí, se cuánto quieres a tu mamá y cuanto te encanta pasar tiempo con ella.
- Si, la quiero aquí y las chicas también quieren verla, será una hermosa locura.
- A mí me encantaría conocerla esta vez. - dijo Keana con sinceridad.
- A mí me gustaría que la conozcas. - le dijo Lauren con una gran sonrisa.
Keana la miró con una mirada muy dulce, de esas que muy pocas veces le veía Lauren. - Disculpa por cómo me comporté ayer, suelo ser una idiota, pero hay días en que ese papel me queda mejor.
- Me disculpo por haberme ido la noche anterior sin decir nada. Debí al menos decir algo o no salirme así. Es solo que a veces... - mantuvo silencio.
- ¿A veces qué? - la miró sorprendida Keana.
- Es que a veces solo me siento deseada y no amada.
- ¿Y cómo es eso? - le preguntó - Claro que eres deseada, yo te deseo como una loca. ¿Es que acaso no te has mirado en un espejo? Eres una mujer bellísima Lauren, tu cuerpo es un palacio donde a muchos y muchas quisieran morar, unos senos, un trasero... - suspiró al decir esas palabras y luego prosiguió - tienes un tono de piel perfecto que es como el intermedio del yin y yang, tu cabello ondulado que me encanta porque te hace ver tan fresca y juvenil, pero a la misma vez tan mujer, esos ojos castaños que dicen tanto y esconden más, unos labios que invitan a estar besándolos todo el tiempo...por supuesto que eres deseada y amada con la pasión más desenfrenada.
- No me refiero a ser amada del cuerpo; me refiero a ser amada del alma, del espíritu, de mi ser. Ser amada por quien soy, de amar mis días aunque sean días malos, de amar mis gestos, mi olor, mi esencia. Amarme más allá de un cuerpo y un deseo de la piel, acariciarme el alma, besarme el espíritu, sostenerme la esencia, abrazar todo mi ser. - miró a Keana profundamente a los ojos tratando de leer algo dentro de ellos, deseando que la entendiera. - No se Keanaa quiero que hagamos el amor...
Keana tenía su cabeza apoyada en sus manos sobre la mesa, le sonrió a lauren y le dijo - Eso lo hacemos muy bien cariño, a mí me encanta...
- Keana quiero hacer el amor contigo, no solo tener sexo y ya. - la miró decepcionada.
Keanaa abrió sus manos y las cruzó sobre su pecho - ¿Y cuál es la maldita diferencia?
- Ya sé que soy una cursi y me puedes llamar anticuada y todo lo que quieras, pero yo si le veo diferencia.
- A ver, explícame la diferencia... - la miró poniéndole toda la atención del mundo.
- Tener sexo es algo ordinario, un acto más bien biológico en el que se desea satisfacer un placer carnal; donde una vez terminado llenaste esa necesidad instantánea del deseo, te sientes llena y luego te vacías completamente. En cambio hacer el amor es... - miró al cielo suspirando buscando las palabras justas - resulta ser una de las experiencias más bellas, intensas, únicas de la vida, pues no se busca el placer individual, sino el placer de dos que se entregan, es esa extraña, pero mágica manera de por medio del cuerpo y de una manera tangible sentir lo que nuestro corazón no puede expresar con las más delicadas palabras. Cuando haces el amor, sientes que estas en el cielo, disfrutas de cada caricia, de cada beso, de cada palabra, de cada rose, de cada cercanía, de cada orgasmo que compartes con ella. Y cuando ya llegas a los confines de ese sentimiento, de esa necesidad, de esa unión, simplemente duermes abrazada a esa persona porque es la culminación de un acto físico continuado por un acto trascendental y te mantienes llena. - terminó diciendo mirando a Keana a los ojos.
Keana se había mantenido prestándole toda la atención a Lauren, incluso se había sorprendido por sus palabras, entendía muy bien esa diferencia de la que hablaba, podía ver la necesidad en los ojos de Lauren, no la necesidad del cuerpo, sino la del alma; siempre la había notado solo que no la podía reconocer. - Nunca he sido tan romántica. - bajó su mirada a la copa de vino que permanecía en la mesa. - No se serlo.
Lauren la miró con gran dulzura y llevó su mano sobre la mano de Keana, la acarició por unos segundos y la miró a los ojos. No sabía si había hecho bien en decirle toda esa palabrería barata, pero no podía solo andar ocultando como en realidad se siente sobre todo en general. Muchas veces ha callado, pero en esta ocasión pensaba que era mejor pecar de bocona, que morir en silencio guardando un millón de palabras calladas.
Keana tomó la mano de Lauren, la acarició y el tiempo se detuvo con esa caricia, con esa mirada, con el sentimiento que quizás se compartía en ese momento. Lauren entendió que Keana no diría nada más, pero de alguna u otra manera esperaba que las cosas fueran distintas en su relación. Lo deseaba con todo su corazón y también haría lo posible por lograrlo.
Luego de una linda velada Keana llevó a Lauren a casa, charlaron unos minutos en el auto y Keana le dijo. - ¿Segura que no quieres ir a mi casa?
- Segura.
Keana se acercó a Lauren y la besó en los labios, pasó su lengua por su labio inferior, luego avanzó más y besó su cuello. Una de sus manos la posó en su cuello y la otra la aventuró hasta el pecho de Lauren, lo acarició sobre su camisa, luego la miró a los ojos y le dijo - Eres tan jodidamente hermosa. ¿Estás segura que no quieres ir conmigo?
Lauren besó a Keana, siempre le gustaba el sabor de sus labios y los disfrutaba, separó sus labios de los de ella para responderle. - Me encantaría, pero no esta noche, ¿sí? - nuevamente posó sus labios en los de Keana y los besó una y otra vez; hasta que se separó y le dijo en voz baja. - Buenas noches querida. - y salió del auto hasta que los ojos de Keana ya no alcanzaban verla.Keana sin lugar a dudas sentía que se había quedado con las ganas de poseer a su mujer esa noche, pero ya llegaría el momento pensó. Había sido un día algo raro, pero de una cosa estaba segura, Lauren era demasiado mujer como para no intentar hacer ciertos cambios en su actitud que se reflejaran en su relación. Quien sabe que pasaría más adelante, por ahora Lauren era buena para ella.