¿Acaso tu corazón palpita? ★ Yoonmin ★

La última noche

Notas del capítulo:

"-Suga, déjame escoger como quiero autodestruirme –pidió antes de jalarme y volver a abrazarme-. Esta es la única manera que deseo porque es a costa tuya."

Capitulo 28

[Narra Jimin]

Tardé un buen rato en poder asimilar del todo el hecho de que el amor de mi vida estuviera por irse para siempre, no importaba lo mucho que lo discutimos en ese salón solitario.

-Podría levantar una demanda contra el director. Decir que te expulsa injustamente y que me amenazó con expulsar a Taehyung si yo me iba.

-No sirve, no va a servir de nada –negaba él sin mirarme, con la frente pegada a la ventana mientras sus enrojecidos ojos observaban el lento descenso de los copos de nieve-. Nadie va a apoyarnos, Jimin. El señor Kim es un hombre adinerado y con influencia, igual que mi padre, quien no dudes que se va a poner de su lado. Si por él fuera encerraría a todos los homosexuales en una cámara de gas para terminar con lo que él denomina como "plaga". A su lado no somos nada.

Sus ojos escrutaron la nieve con inquietud, como si se preguntara si la justicia se escondía detrás de esa blancura. Ambos sabíamos que no iba a hallar la respuesta. La justicia no existía. No para los que la necesitan, al menos.

Yo lo observé con tristeza. No cooperaba conmigo. Todas las ideas que aportaba o planes que forjaba se veían demolidos por la negativa abrumadora de Yoongi. No podía reconocerlo en ese momento. Me preguntaba si quizás mi Principito realmente se había rendido, si no iba a luchar por nosotros hasta el final.

"¿Acaso has dejado caer la espada ante el enemigo? Realmente debo de tomar tu silencio como la rendición? ¿Cómo el final? ¿Porqué tu actitud? Me estás dejando solo aún antes de haberte ido..."

Me hallaba sentado en el que era el escritorio del profesor, mirando como el cuerpo de Suga continuaba inmóvil ante la ventana que poco a poco se impregnaba con su vaho, opacando su visión del exterior.

-Si realmente no te interesa detener esto puedo ayudarte a empacar de una vez –resolví con resignación.

-¿Si no... me interesa...?

Su voz apenas fue un murmullo. Parpadeó ligeramente, como si acabara de volver de un trance y poco a poco se giró hasta mirarme.

-¿Dices que no me interesa?

-Pues estoy tratando de hallar una solución a esto y no me estás ayudando –dije desviando mi mirada, pues cuando me observaba de esa manera sentía como si fuera a culparme por lo que ocurría-. Parece que ya no te importa.

-Pues estás equivocado –masculló. Volvió a mirar la ventana-. ¿Qué no me importa? Por supuesto que sí. ¿Pero como vamos a ganarles a ellos? Es imposible Jimin –tragó con trabajos y respiró hondo en busca de controlar el temblor de su voz-. Claro que me importa, quiero estar contigo toda mi vida si es posible y sin importar lo que los demás digan. Es solo que...

-¿Solo que qué? –me exasperé poniéndome de pie y mirándolo-. ¿Cuál es el motivo que te rindas tan fácilmente ante el enemigo?

Giró ligeramente su rostro hacia mí. Sentí un escalofrío al ver sus ojos tan inexpresivos, como si su brillo se hubiera perdido. Apenas y despegó los labios al hablar de nuevo:

-¿No te has dado cuenta de que esta vez el enemigo es demasiado grande? –se me escapó el aliento inútilmente cuando no hallé una contestación. Él solo regresó su vista a la ventana-. No es una persona que se interponga, es una prepotente e ignorante sociedad impregnada de imbéciles y vacíos hombres con trajes caros y sonrisas ensayadas.