A la semana ya nos habíamos instalado totalmente en Roma, Fiorella me acompañaba a veces a la empresa o iba a casa de su papá.
Ese día no quiso ir a donde su papá y tampoco a la empresa, simplemente decidió quedarse en casa, cuando llegué estaba en el mueble sentada viendo televisión, sonreí. Tenía más confianza para andar en la casa, conversaba con Marie o se quedaba hasta tarde en la cama.
—Hola cariño—dijo levantándose del mueble —¿Qué tal tu mañana?—asentí besándola suavemente. Me lancé al mueble a su lado y afloje mi corbata.
—Estuvo un tanto pesada, los proveedores son un grano en el culo —ella rió.
—Recuerda que pedí la cita con una doctora y quiero que me acompañes—dijo mordiendo su labio, asentí y con el dedo lo quite de entre sus dientes.
—¿A qué hora es?—le pregunté
—Cuatro de la tarde y son las dos—dijo tranquilamente.
Mientras comí, ella se duchó, al final terminar entre y me bañé rápidamente.
Me coloqué unos pantalones con una camisa color gris y mis zapatos deportivos negros. Bajamos hasta el auto y nos dirigimos al consultorio, al llegar entramos y no sentamos en una sala de espera.
La doctora nos hizo pasar tranquilamente.
Nos saludos y comenzó a preguntarle una serie de cuestiones de rutina.
—¿Qué te trae por aquí?—Fiorella suspira.
—Quiero comenzar a cuidarme— ella asintió.
—¿Has tomado pastillas en otro momento?
Ella negó. Procedieron a pesarla y revisarla, la verdad escuchaba lo que decían aunque no las miraba, miraba la cantidad de afiches y libros que tenía sobre ginecología, los afiches eran sobre el embarazo. Por mi mente cruzó el pensamiento de que Fiorella tuviese un bebe pero negué repetidamente al ver por dónde iban mis pensamientos.
Fiorella se volvió a sentar a mi lado y apretaba mi mano nerviosa :—¿Todo bien?—les pregunté.
—Si ella está perfecta, es una mujer sana—asentí, le recetó unas pastillas—. Tomen en cuenta el condón durante esta primera caja, no es totalmente seguro—volví a asentir, nos levantamos y salimos de allí.
Estaba un tanto agobiado por mis propios pensamientos, que aun me perseguían. Fiorella apretó mi mano sobre la palanca de cambios, lleve su mano a mis labios besándola cariñoso.
—Te veías como asustado o agobiado allí, cariño, ¿qué te pasa?—mi mano apretó el volante nervioso.
—El afiche del embarazo me hizo imaginar la cagada de mi existencia—una risa nerviosa salió de mis labios, ella frunció el ceño—, aun soy muy idiota para eso—el trance entró a mi después de tanto tiempo—, siempre te lo dije, estoy hundido hasta la mierda, es tu culpa.
La película de mi cabeza me estaba dominando. Sentía la voz de Fiorella, logre orillar el auto por sus pedidos desesperados.
—No te amo, eres una mierda— otra película más vieja pero no menos dolorosa empezó —. No me golpees, no me toques, yo no lo hice. No los golpee, fui, fui yo—sentía mi rostro húmedo pero no podía parar. Él los iba a golpear, no podía dejarlo.
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Amor Eterno ©
Action¿Eres capaz de todo por amor? Saga "Amore Tossico": Segundo libro #2 En edición...