A la mañana siguiente, me levanté y ella ya tenía mi respuesta, me divorciaría, pero había una sensación en mi pecho, de soledad, pero seguí con el curso que todo estaba tomando. Me reuní con Fiorella en el despacho del abogado.Al verla su rostro se notaba cansada y sus ojos hinchados. Sabía llorado tanto con mi respuesta que podía asegurar ni siquiera había dormido.
—Buenos días—dije sentándome en una silla.
—Buenos días Alesandro—dijo Fiorella en un susurro. El abogado sin perder tiempo comenzó a explicar todo lo que firmaríamos. Tomé mi pluma y comencé a firmar todo.
Fiorella me miraba triste y unas lágrimas salieron de sus ojos.
Cuando me faltaba una sola firma solté los documentos y la pluma en la mesa y pasé una mano por mi cabello.
—¿Sucede algo?—preguntó el abogado.
—No puedo—Fiorella no entendía que pasaba—, no puedo terminar de firmar. No me quiero divorciar.
—Alesandro ya basta de juegos y termina de firmar esa porquería—dijo Fiorella sin mirarme. El abogado los dejo a solas unos minutos.
—¿Quieres que los firme?—dije tomando su cara para que me mirase.
—Ya no puedo con esto Alesandro, en verdad. Si tú no quieres yo tampoco puedo ni quiero—acercó su cara a la mía y me besó, bese su boca como en mucho tiempo no lo había hecho.
Su lengua jugaba con la mía, necesitaba tenerla en mis brazos otra vez.
—Prométeme que no me dejaras— le dije—, promete que entenderás y esperaras hasta que yo me sienta preparado para darte un bebé.
—Te lo prometo cariño, pero júrame que no volveremos a pelear Alesandro, que no me volverás a despreciar y que esto no pasara otra vez—nuestras frentes se encontraban unidas y nuestra respiración agitada.
—Te lo juro pero no me dejes Fiorella, por ti vivo, sin ti me he dado cuenta que estoy vacío por dentro. Perdóname por ser tan orgulloso y no abrirme a esa posibilidad...
—Tranquilo mi amor, nunca te dejare—me susurró—, vamonos de aqui—nos levantamos y salimos de allí.
Pensé unos minutos que hacer y decidí algo.
—¿y si nos vamos a la playa?
—Me parece perfecto, ¿ahora mismo?
Horas después nos encontrábamos sentados en la orilla de la playa almorzando.
—¿Qué tenías con Miranda?—me pregunto mientras comía.
—No teníamos nada, realmente lo nuestro era sexo solamente. Me calentaba y ella quería compañía—le explique y ella asintió.
—¿Cómo se llamaba tu prometida?
—Se llama—le corregí—, se llama Lucía. Me comprometieron con ella unos meses después de adoptarme, tenía casi dieciocho. Cuando ella se embarazó yo no lo quería, ella se intentó suicidar y perdió al bebé, rompí mi compromiso y eso fue todo. Ella estaba enamorada y yo no, mi corazón lo tenía otra mujer—dije acariciando su mejilla.
—¿Y qué es de ella?
—Pues en la actualidad está con el dueño de una farmacéutica, que también está podrido en dinero—rió suavemente— ¿y tú? ¿Algún novio o enamorado?
—Mi primer novio fuiste tú y el único hombre del que me he enamorado eres tú, así que no tengo mucho que contar pero enamorados tuve varios—me asombró saber que no mentía—, hubo uno en la universidad pero fue solo el primer semestre, me daba flores y chocolates, me escribía cartas. No me gustaba ni nada parecido. En mi último año de preparatoria había un chico que me gustaba, le hable un par de veces pero no más.
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Amor Eterno ©
Aksi¿Eres capaz de todo por amor? Saga "Amore Tossico": Segundo libro #2 En edición...