Capítulo dieciséis

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Debería haberme despertado cuando los pájaros comenzaran a cantar, con júbilo y de buen humor. Pensar sobre el grandioso día que sería hoy, revolotear por todo mi habitación al ritmo de la primera canción que sonase en la radio mientras me arreglase .Sonreirle al espejo mientras me dedico a mí misma un concierto con el bote de desodorante como micrófono. Abrirlas ventanas de mi habitación, respirar el aire fresco y sentir los rayos del sol calentándome la piel de forma agradable. Y finalmente suspirar, estando segura que este sería un día maravilloso.

Pero no fue ni por asomo así.

Lo primero que vi en todo el día fue la taza del retrete, y desagradablemente, la sustancia que acababa de expulsar— más conocida como vómito—. Sentía que enfermaba mil veces más cada minuto que pasaba, sentía mareo y calor, y debo decir que no es una sensación agradable. Me aferré a la taza y descansé mi cara sobre mi brazo, intentando recobrar el aliento. Pero todo lo que hice fue tirar el recipiente del jabón y más productos del lavabo, causando un gran estruendo. Fruncí el ceño y gemí por el dolor al recibir el golpe de uno de los botes. Mierda. Segundos después, escuché como April arrastraba los pies por el segundo piso, y a continuación,abrió la puerta de mi habitación.

-Joder Bony, son las cinco y cuarto de la madrugada, todavía me queda cuarenta y cinco minutos de sueño indesperdiciables .- Gruñóy noté que estaba apoyada en el lumbral de la puerta del baño.-¿Qué cojones haces, Sweete? ¿Estás bien?- Se acercó a mi y puso una mano sobre mi espalda. Levanté la mirada para observarle e intenté hablar, pero al más mínimo intento, volví a vomitar.-Vale, creo que lo he pillado- Bromeó con voz nerviosa y sujetó mi pelo, haciéndome una coleta con una de sus bandas de pelo. - Que asco, por dios, me parece que voy a vomitar yo también.- De reojo,pude ver como se abanicaba y marchaba del baño. Yo rodé los ojos.Tiempo después, volvió con un vaso con medicina y un termómetro.Por entonces, yo ya había dejado de vomitar. Se arrodilló a mi lado, pero no antes de tirar de la cadena. Tocó mi frente y la expresión de su rostro se alarmó.- Bony, estás ardiendo, y no merefiero a tu físico.- Sacó una sonrisa traviesa y yo volví a ponerlos ojos en blanco, no estaba de humor para sus bromas ahora. Estaba al borde de desvanecerme y volver a expulsar esa cosa asquerosa por la boca.- Bebe esto y ponte el termómetro, te obligo a que te metas en la cama ya.- Ordenó y se fue de nuevo.

Con pasos temblorosos, me apoyé en el lavabo y eché agua en mi cara, intentando aliviar un poco el mareo. Miré mi rostro, y casi me desmayo cuando vi mi aspecto. Con los ojos hundidos, la cara pálida como la nieve y unas ojeras que demostraban lo mucho que me había costado dormir los anteriores días. Parecía un fantasma. Negué con la cabeza, intentando no pensar en eso, y con desgane, caminé hasta mi cama. Allí, hice lo que April me ordenó y descubrí que tenía treinta y nueve grados de fiebre. Joder.

Mi amiga llegó rato después, con una presencia cansada y casi dormida, tanto que parecía un zombie. Se sentó en mi cama, y no me había dado cuenta que tenía su teléfono móvil en la mano hasta que lo soltó sobre las sábanas.

-Treinta y nueve.- Informé y ella asintió, lo que me hizo suponer que ella estimaba que tuviese fiebre.

-Acabo de llamar a Austin y le he informado sobre la situación,dice que descanses y no vayas a trabajar hoy, le contará a Harry el motivo de tu falta y la tendrás justificada.- Aclaró y yo de inmediato sentí más calor. Estoy casi segura que ahora el único color que había en mi cara era el rubor de mis mejillas. Tan solo era escuchar su nombre, y todos los recuerdos del sábado me inundan como una ola de memorias. Él es el placer y el dolor a la vez. Me moría por ir al trabajo y verle, por notar sus ojos en mi, sentir su presencia cerca. Le echo de menos, y eso es lo único que sé. Tan solo pensar en él hace que mi corazón tiemble. Le quiero, y no puedo evitarlo, es la única verdad. Pero no podía mantenerme ni en pie con esta fiebre, ¿como podría ir a trabajar?- Normal que tengas fiebre después de lo del sábado, lo que pasa es que en las películas románticas esta parte se la saltan. Pero merece la pena,¿no?.- Levantó las cejas y me codeó. Yo sonreí avergonzada y me sonrojé.

Look At Me; h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora