Capítulo seis

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Me desperté con  respiración agitada y sudor por la frente. Los rayos del sol cubría mis piernas, haciendo calentar mis vaqueros y provocando que mi piel ardiera. Me senté con rapidez en la cama, llevé una de mis manos a mi frente y con la otra me mantuve en la cama sentada. Con la mano, quité todo rastro de sudor. Recogí mi pelo con las dos manos e hice un pequeño moño con la gomilla que cubría mi muñeca desde la noche pasada. Había tenido una pesadilla, una pesadilla de la que ahora no recuerdo nada. Me parecía tan desconcertante todo esto hasta tal punto de querer saber por qué me he despertado así. Podría explicar lo del calor, no había bajado la persiana y los rayos del sol se filtraban por toda mi habitación. Pero...¿Por qué me había despertado tan asustada? Me frustraba no saber el por qué de las cosas. Coloqué mis pies fuera de mi cama, posándolos en el  parqué oscuro calentado por el sol. Moví mis dedos doloridos por todas las caminatas que ayer hice. Ser camarera es estresante. Llevé mi mano a mi nuca y rasqué esta. Me levanté con todas las fuerzas que pude reunir y tallé mis ojos con mis manos. Caminé hacia la puerta de mi habitación y luego hacia la de April. Estaba abierta, lo que me daba señal de que April no se encontraba ahí. ¿Habría vuelto de la fiesta? A lo mejor se ha ido con alguien. De April me puedo esperar cualquier cosa. Bajé lentamente las escaleras, entrecerrando los ojos a la luz del día. Y nada más posar mi pie en el último peldaño, localicé a April durmiendo en el suelo al lado del sofá. Tenía el maquillaje negro corrido por sus mejillas, el pintalabios totalmente quitado y  la sombra de ojos hasta sus ojeras. Me recordaba a aquellas muñecas terroríficas de las películas de miedo. Dormía tranquilamente sobre el suelo, con la boca ligeramente abierta y manos extendidas hacia la izquierda. Solté una risita. Estoy acostumbrada de ver a April así, borracha y agotada. Anduve en puntillas hasta ella y me arrodillé a su lado. Toqué su hombro, intentando despertarla. Ella ronroneó y refunfuñó.

-April, vamos despierta, vas a tener un increíble dolor de espalda si sigues durmiendo aquí.-Agité suavemente su hombro. Se revolvió en el suelo y se quejó susurrando algo que no alcanzé a oír con claridad. Frunció el ceño y  entreabrió los ojos- Bienvenida al mundo real- Bromeé mientras ella intentaba sentarse en el suelo. Me lanzó una mirada asesina, indicando que no estaba para juegecitos

-Ja ja, que graciosa-Rodó los ojos- Bienvenida al mundo real- Repitió mientras ella rodó sus ojos y llevó sus manos a su cara. Suspiró haciendo que su aliento chocara en esta.- Oh dios, me da vueltas el mundo, me duele la espalda y los pies, y para colmo el aliento me huele a mil demonios.- Se quejó mientras intentaba sostenerse de pie,  que al final no pudo conseguir. La agarré del brazo y la dejé caer en el sofá.

-Tus resacas son mayores que las de un adolescente con hormonas revolucionadas.-Solté una sonrisa hacia ella y al fin pude hacerla sonreír.- Quedate ahí, te hago un café calentito.-Palmeé su pierna y rodeé el sofá para llegar a la cocina. Saqué dos tazas de la alacena de la cocina y luego las coloqué en la mesa. Pulsé el botón de la cafetera para que esta empezara a calentar el café. Busqué en un armario un sobre de chocolate caliente instantáneo. Al encontrar el sobre, lo saqué dejándolo caer en la mesa. No tenía ganas de hacer chocolate caliente casero. Soy una chica rara, odio el café y el té desde muy pequeña. Nunca me han gustado, no sé el por qué. No soporto las tilas y lo único que me quedaba era el chocolate caliente. Nunca me cansaré del él. El café comenzó a derramarse sobre la pequeña jarra de la cafetera, haciendo un pequeño tintineo. Anduve hasta el frigorífico y en menos de un segundo saqué la leche. Vertí hasta llenar la taza y la metí en el microondas. Mientras esperaba, pensaba sobre lo que pasó anoche. Fue algo extraño, muy extraño. Me encontré con él en el  restaurante de mi padre, luego gracias a mí y mi patosidad, le tiré el vino encima. Después le limpié la camisa, mientras que él me preguntaba cosas y entonces comí delante de él. Mi padre entró en la cocina, produciéndome la situación más incómoda que nunca he pasado y pidiéndome el coche. Styles se ofreció a llevarme y antes de entrar a mi casa, me besó la mano. Si, un resumen perfecto de lo que ocurrió ayer. Lo que más me preocupaba de todo, era el motivo de por qué no podía olvidarme de sus ojos. La cafetera empezó a chirriar sin fin,  haciendo desconectar de mis pensamientos. ¿Tanto me podría a desconcentrar Harry Styles? Sí, creo que sí. No estoy queriendo decir que me atraiga o lo que sea,  si no que había algo que llamaba la atención de él.  Y no sabía qué era ese algo.  Apagué la cafetera y vertí el café en la taza de April. Arrugué la nariz al percibir el olor espantoso del café. Creo que todo esto viene desde pequeña, cuando mi abuela servía café a sus terroríficas amigas todas las tardes. Me agarraban los mofletes y los estiraban, como si fuera una muñeca de plástico. Desde ahí le tengo asco, por aquellas ancianas. Saqué la taza del aparato y vertí chocolate. Lo moví con una cuchara que antes saqué y el chocolate se fundió en la leche. Sonreí incoscientemente. No sabía porque sonreía,  pero me gustaba en la forma que lo hacía. Cogí las tazas por el asa y las llevé con cuidado al salón. April todavía seguía tirada en el sofá tal y como la deje minutos antes.-Supongo que tendrás más sueño que un koala anestesiado- Le dije mientras me sentaba a su lado con suavidad. Ella solo asintió con la cabeza. Le pasé su café y ella lo cogió con las dos manos.
-Ayer vi a un chico que casi me quita la respiración al verle, juro que no podía moverme, me quedé embobada mirándolo-Parecía extasiada y perdida mientras describía qué le pasó ayer. "A mi también me quitó alguien la respiración anoche"-Lo vi de lejos entre las luces solemnes de la discoteca, tengo que saber su nombre, no he visto a nadie como él- Sonrió y me miró entusiasmada, como si fuera una niña que se planteaba descubrir un tesoro. Me encantaba esta parte risueña de April, le hace aparentar más joven. Ese brillo en los ojos eran especiales, no los había visto en ninguna persona.-Y bueno,¿Te pasó algo interesante a ti ayer?-Me preguntó mientras le daba un sorbo a su café.  Dudé en decirle que Harry había estado allí, me había visto comer y se había quitado la camiseta. Y si supiera que me ha acompañado aquí, ya sacaría conclusiones absurdas. Pero April era mi única mejor amiga y no podría hacerle eso.
-Ayer, en el restaurante... pues me encontré con Harry Styles. Fue a una cena de negocios con un hombre y por casualidad tuve que atender a su mesa. Estuve toda la noche atendiendo a su mesa y me salvó de estrellarme contra el suelo y de romper platos.-Hice una pausa. Ella se quedó quieta, absorbiendo toda la información recibida. Luego, como era de esperar, abrió los ojos sorprendida. Dejó la taza en la mesa y me miró atenta, con ganas de más. -Fui tan estúpida que al recoger su mesa pues le derramé encima una copa de vino. Su camisa quedó manchada y empapada. No iba a dejarle ir así entonces se quedó hasta  que cerramos. Entonces encontré un quita-manchas y el se quitó la camisa.-Mis mejillas se incendiaron de un rojo intenso, haciéndome sentir calor con las llamaradas del fuego.
-Espera un momento, me estas diciendo que se quitó la camiseta delante tuya,¡¿y estás viva para contarlo!? Madre mía. -April empezó a amanicarse,  exagerando un poco los movimientos. Me reí, mientras ella seguía sorprendida por la noticia.
-Estuvo charlando conmigo mientras le limpiaba la camisa y me preguntó cosas. Al terminar,  tuve que comer mientras el me observaba. Me sentía como una gacela observada por un león desde la cima de una colina. Entonces mi padre vino pidiéndome mi coche y se lo negué, pero Harry se ofreció a traerme a casa. Me trajo hasta aquí y se fue,  fin.- Concluí, dándole fin a mis recuerdos de anoche.

Look At Me; h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora