Capítulo once

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El sonido de mi despertador y el tintineo del teléfono de April sonó de fondo, interrumpiendo mi sueño. Llevé una almohada a mi cabeza, mientras ronroneaba quejándome del sonido irritante y los halos de luz que se colaban por las cortinas. Oí como la puerta de mi habitación se abría y de repente, el cuerpo de April colisionó en mi cama. Entrecerré mis ojos y todo lo que pude ver era su pelo azabache extendido por toda la colcha blanca de mi cama. Ella se llevó sus manos a su cara y se revolvió.

-No quiero ir a trabajar, es un asco.-Suspiró y levantó su cabeza para mirarme. Me senté en la cama, dejándo las sábanas por mi cintura. Me tallé los ojos con mis muñecas y bostecé. April sonrió- Hey, todavía llevas su sudadera, ¿has dormido con ella? ¿Eso no es obsesión o acoso?-  Levantó las cejas y sonrió de lado. Le golpeé suavemente con la almohada. Desde que Harry me dejó en casa, no me había quitado su jersey. Olía tan a él, su perfume era embriagador. No quería quitar el único pedazito de Harry que podría tener por algo de tiempo. No le iba a confesar tal cosa a April, tan solo para evitar el gran escándalo que formaría al saberlo.

April es April.

- No tenía ganas de cambiarme para dormir, tenía tanto sueño que solo alcancé a quitarme los vaqueros y cambiármelos por unos shorts- Mi voz de mañana sonaba espantosa. April solo cerró los ojos.- Veo que tienes mucha emoción por comenzar tu nuevo trabajo.- Respondí mientras me reía, saliéndo de mi cama. El suéter se resvaló por mi cintura hasta la mitad de mis muslos. April solo llevaba una camiseta de tirantes azul y un culotte del mismo color con estrellas blancas. Me preguntaba como no tenía frío.

-Hoy tendré que sufrir el típico primer día donde miles de personas se me presentan, niños pequeños hacen bromas infinitas sobre mí, los padres de los niños me miran con descaro y rellenar papeles.- Resopló y se sentó en la cama mientras observaba como me peinaba en el baño.- Ya sabes, es un puesto de  sustituta de clases de Lengua, pero podrían hacerme fija si soy bastante buena.-  Se encogió de hombros y sonrió. La gran pasión de April era enseñar y dar a conocer miles de cosas a la gente. Su madre era profesora y eso le había inspirado confianza y seguridad para convertirse como ella. Y hoy era su primer día dando clases en un colegio de primaria a alumnos de cuarto. Terminé de desenredar mi cabello y abrí las puertas de mi armario. April se giró para verme.- Tienes que ponerte guapa para Styles, quiero que babee por todo el suelo de su cara oficina.- Rió April y yo reí con ella. April siempre era agradable conmigo. Ayer estaba algo enfadada por ella, por todo eso de dejarme tirada con Harry, pero me sorprendió con un ejemplar de uno de los libros de la Saga Lux y servicios de tazas de chocolate caliente durante dos semanas. E incluso limpiaría el baño, tal y como prometió. Era mi mejor amiga, ¿cómo no perdonarla?

-No quiero ponerme guapa por nadie, para ir a una oficina se va formal, supongo.- Pestañeé un par de veces y pasé mis dedos por los pantalones. Saqué un vaquero negro ajustado del perchero y se lo tiré a April.- No pienso ir hoy con vestido o falda, no tengo ganas.

-Siempre hay la posibilidad que vayas en bragas, alegrarías las vistas.- Se encogió de hombros y segundos después se empezó a reír sin parar. Su risa era contagiosa y acabé riendo con ella por un par de minutos mal.- Ahora enserio, creo que deberías ponerte una blusa blanca con botones de mangas largas, pero remangadas hasta los codos, y los tacones que te voy a dejar, vas a estar monísima- Ella saltó de la cama y correteó hasta su habitación. Me puse los pantalones y busqué la blusa. Saqué una limpia y la coloqué sobre mi cama. Suspiré antes de sacar la prenda de Harry por encima de mi cabeza.  Ojalá pudiera ir así a trabajar. La dejé sobre la cama, para que el olor particular no desapareciese entre el de mi ropa. April llegó mientras me abrochaba los botones de la camisa.-Maldición, eres jodidamente rápida-Dijo cuando observó como me abrochaba el último botón. Alzó la mano y vi el par de tacones negros que colgaban de sus dedos. Reconocía los zapatos por la cantidad de veces que April se los ponía. Eran unos tacones negros simples,  excepto por el hecho que un lazo negro cruzaba y se hacía un lazo en la parte de atrás,  dándole un toque chic y elegante. April siempre había tenido mejor gusto que yo en la moda, no iba a negar eso.-Espero que te queden bien, me están ya algo pequeños,  si te valen te los quedas, no te estoy dando más opciones-Sonrió y me los tendió. Le sonreí de vuelta.

Look At Me; h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora