Capítulo cinco

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Creo que entré en estado de shock. Me quede paralizada, con los ojos abiertos como platos. Mi mano seguía colocada sobre mi boca. La había cagado, mierda. Había tirado una copa de vino encima de un cliente. Y lo peor es que ese cliente, era mi jefe. Merecía el Óscar a la persona más torpe del planeta. El vino se expandió por toda la camiseta, formando una mancha amarillenta. El olor de la bebida llegó hasta mí, llenando mis fosas nasales y obligándome a arrugar la nariz. Mis ojos se clavaron en su cara. Él miraba a su camisa, ahora mojada, y luego levantó su mirada recelosa hacia mi. Ahí fue cuando desperté de mi trance. El pánico se hizo dueño de mi cuerpo y no dejaba de mover mi campo de visión inquietamente de un lado hacia otro. Ahora mismo, quería dar unos cuantos cabezazos contra aquella columna tan bonita de allí, por ser tan estúpida. Creía que al chico pelirrojo, cuyo nombre desconocía, le iba a caer la boca al suelo del asombro. Las personas del alrededor que quedaban, fijaron sus miradas curiosas hacía mi y a Harry. Tanteé con mis manos sobre la mesa, buscando algún pañuelo que acompañaba a la cubertería. Mis dedos rozaron el suave tacto de la tela y agarré el paño como si fuera el último recurso que pudiera ayudarme en esta situación. Mi pulso temblorosos y mis instintos hicieron que me inclinara hacia delante y intentar secar un poco su camisa, aunque sabía que no habría resultado ninguno.

-Lo siento, de verdad, lo siento, lo siento, no quería de verdad-Rogaba en murmuros y una voz entrecortada. Debajo de la camisa, se dejó ver una mariposa detalladamente en su abdomen y una frase ilegible a causa por la camisa arrugada y empapada. Sin darme cuenta, me ruboricé notablemente por el tacto de mi piel contra su estómago. Incliné mi cabeza hacia arriba, esperando un ceño fruncido, ojos oscuros, labios formando una línea y semblante furioso. Pero fue realmente lo contrario. Estaba relajado, sus ojos coloreados por un pequeño destello de humor mientras mordía su labio delicadamente. Y de pronto sus labios se estiraron de lado a lado, formando esos pequeños hoyuelos que me hacían morir de mil y una maneras. ¿No estaba enfadado conmigo?

-No pasa nada, esto tiene arreglo, y el rubor de tus mejillas también.- Respondió coqueto, ladeando la cabeza. La sangre en mis mejillas crecía a mil por hora, mientras intentaba sacar de donde podía una sonrisa amable. Y lo conseguí. Agarró mi muñecas con ambas manos, obligando a parar lo que estaba haciendo. El contacto quemó toda las sangre de mis manos y dedos, dejándolos sin circulación.-Lo digo enserio, no te preocupes por eso.- Susurró, haciendo que mis mejillas revolotearan sobre mis pestañas. Estaba quemando todos los sentidos de mi cuerpo, como si fuera un papel bajo la llamarada de un fuego. Tragué saliva disimuladamente. Nuestros rostros, estaban a centímetros. Sus ojos me hicieron desconectar del mundo por completo, como si me hubieran crecido alas en la espalda y volara mas allá del cielo. No existía nadie ni nada, solo su mirada y la mía. Batió sus pestaña como hace segundos lo había hecho yo.

-¿Podría quedarse hasta las doce? No quiero que te vayas así, no lo voy a permitir.- Señalé a la mancha de su camisa y él la volvió a mirar. Levantó su mirada hacia a mí, luego giró su cara para mirar al pelirrojo.

-Adam, me quedaré más tiempo aquí, gracias por esta fantástica velada- Le comunicó y el pelirrojo, ahora con nombre, asintió. Me aparté de él, su relación de negocios no tenía nada que ver conmigo. Adam metió su mano en el bolsillo derecho y rebuscó algo. Sacó una cartera de cuero marrón y colocó veinticinco libras sobre la mesa. La volvió a meter en su sitio y se acercó hasta Harry. Este se levantó y estrecharon las manos en un cálido y cordial saludo.

-Siempre será un placer, Harry- Dijo mientras sacudía la mano de Harry. Adam me miró, y sonrió.-Espero volver a vernos, Srta. Sweete.- Me extendió la mano y yo la acepté. Asentí torpemente con la cabeza y le regalé una sonrisa. Se despidió con la mano y desapareció por la puerta de Elizabeth. Miré a Harry y el me miró a mí.

Look At Me; h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora