Capítulo nueve

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Sus ojos eran cálidos y su sonrisa de satisfacción seguía en su cara, mientras mis mejillas se pintaban de un rosa brillante. El rubor de mis mejillas floreció, mientras bajaba la cabeza y miraba a mi zapatos.

-No hace falta. seguro que recuerdan que estoy aquí y vienen a por mí.- Dije, jugando con mis dedos. Había algo que decía que no fuera con él y huyera cuan más lejos posible, como si fuera la granada de la que hablaba. Pero simplemente, no podía. Más bien, no quería. Miré hacia arriba y Harry ladeó la cabeza mientras seguía sonriendo, pero débilmente, como si fuese un niño pequeño viendo como su madre arregla a su muñeco favorito.

-Bony- Su lengua acarició mi nombre, haciendo que una electricidad desconocida e inesperada flotara por mis venas. Me hizo llegar al séptimo cielo.- Ellos se fueron, no pienso dejarte sola, no podría hacerlo.- Negó con la cabeza y yo levanté mis labios en forma de una sonrisa.- Vamos. te llevaré a casa, estás agotada.- Se colocó a mi lado y su mano tocó mi brazo, que anteriormente estaba erizado por el frío. Pero había más motivos de por qué él está así.- Estas helada- Murmuró en voz baja y se quitó su chaqueta, tendiéndomela. Dije que no con la cabeza. Aunque tuviera frío no haría que él lo pasase por el egoísmo de que yo estuviera bien. Frunció el ceño.- Por favor, no quiero que enfermes, hazlo por mí.-Pidió, poniéndose frente a mí. Le miré sin decir nada. Él pensó el silencio era como una aceptación y pasó su chaqueta, colocándola sobre mis hombros. De inmediato, su perfume me abrasó. Me miró y sonrió con calidez. Me gustaría tomarle una fotografía ahora mismo. Para poder recordar su rostro, las luces reflejadas en sus ojos, su sonrisa, sus dos hoyuelos a sus lados, sus rizos que caían por su frente a causa del viento. Quiero hacer una memoria eterna para mí misma, para contemplar su belleza y pueda sonreír. Pasó un mechón rebelde que caía por mi frente tras mi oreja. Y arrepentido impulso me llenó.

Quería abrazarle.

Me ató entre sus brazos y comenzó a andar, mientras se bamboleaba al suave ritmo de sus pasos. Caminé bajo su cálido, sintiéndome como si estuviera alejada del mundo, y Harry fuese la única cosa que se movía, la única persona en el mundo. Miré su cara desde abajo, embelesada por su belleza natural. Nunca vi a nadie como él.  Tan sencillo, pero a la vez tan hermoso. Su rostro era una pincelada de acuarela, fina y llena de colores. Tan delicado y bonito, tan único. Él respondió mirando hacia mí, iluminando con una sonrisa pura y verdadera. Me acurruqué en su pecho como si fuera un gatito acobijandose en el calor del regazo de su dueño. Bajó su cabeza y noté como respiraba sobre mi cabeza, oliendo mi colonia de vainilla. Intenté controlar mi respiración, mientras  escondía mi sonrisa en su pecho.  Me conducía a través del aparcamiento, mientras mis pasos iban entrelazados y al compás de su latido. Hacia temblar el suelo con cada uno de sus pasos, haciéndose destacar entre los demás. Harry era radioactivo. Y él lo sabía. Mis huesos temblaban, y no era presuntamente a causa del frío. Podía ver su moto solitaria a metros de mí, imponiendo con su brillo y reflejo. Entrelacé mi mano con el otro par que le corresponde y apreté con fuerza, como si me sujetara a mi misma para evitar caer en el suelo. Me pare frente a ella. Harry quitó la chaqueta de mis hombros para colocarla correctamente en mí, mis brazos rodeados por la chaqueta de cuelo. Agarré los puños, los cual me quedaban largos y clavé mis uñas en él. Harry sacó las llaves de su bolsillo y se sentó sobre su moto. Metió sus llaves en la toma de contacto y me miró. Monté en la parte trasera. Pasé mis brazos por su cintura y apoyé mi cabeza en su espalda. Sentí como giraba la cabeza para mirarme, lo que yo respondí con un profundo suspiro. Sentí el fantasma de su sonrisa. Y sin decir nada, arrancó la moto y empezó a moverse por la carretera.

Sentía mi pelo enredarse entre el viento, mis pestañas revolotear y mis pensamientos volar. La espalda de Harry estaba erguida hacia delante, mientras tenía la mirada fija en la carretera. Le miré por el rabillo del ojo y luego cerré estos, dejándome llevar. Sentía como si corriera sobre las nubes descalza, el viento soplando en la cara. No sé cuanto tiempo condujo, pero se me hizo muy rápido. Estando con Harry todo va muy rápido. Estacionó su moto justo en la entrada de mi casa. Bajé y sonreí tímidamente. Él me imitó. Miró hacia la puerta de mi casa y yo caminé hacia ella. Él siguió mis pasos y se plantó conmigo allí. Miré por las ventanas del salón. Todo estaba oscuro. Ojalá April esté arriba. Harry pulsó el timbre. Esperamos y no hubo respuesta. Pulsé de nuevo aquel aparato con desesperación.  Pero nadie abría.  Empecé a porrear la puerta.

Look At Me; h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora