Luke se me queda observando detenidamente, como queriendo recordar cada insignificante detalle de mí. Se acerca vacilante y me encierra entre sus brazos con un abrazo acogedor. De pronto, siento dolor en mi codo y recuerdo la herida que me hice con la patineta; lo ignoré, para terminar abrazando a Luke de vuelta. Me pongo de puntillas y con mis brazos trato de rodearlo, pero se me complica por lo alto que él es. Poniendo eso a un lado, restriego mi rostro en su camiseta y su fragancia ya conocida por mí, penetra mis fosas nasales. Quiero llorar, pero a la vez reír. Quiero besarlo, pero a la vez darle una gran bofetada. Quiero seguir abrazándolo, pero termino por separarme de él.—Me has hecho tanta falta estos tres meses, Artemis—es lo primero que dice al alejarse, y no puedo evitar que el sonrojo aparezca. Al querer sonreír, me sale una extraña mueca, pero a Luke no parece importarle—. Bien. No puedo seguir perdiendo el tiempo. Siéntate.
—En un segundo, primero, déjame ir por alcohol para curar mi herida—él asintió, sin decir palabra alguna. Caminé decida hacia el baño y busqué en la alacena que se encontraba bajo el lavamanos. Encontré el envase y después de echarlo en un pedazo de algodón, volví hacia mi habitación, en donde Luke se encontraba despistadamente sin camiseta. Se notó que no se había percatado de mi presencia, así que solamente me quedé paralizada con la mandíbula tensa en el marco de mi puerta y viendo su cuerpo totalmente anonadada. Ya lo había visto sin camiseta antes, como cuando íbamos a la playa o a la piscina, pero eso nunca terminaba bien; mis manos se convertían en mantequilla y todo lo que sostuviera, se caía directamente al suelo. Me ponía nerviosa y no tenía idea de cómo actuar, como ahora estaba sucediendo. Sentí rápidamente que mis hormonas empezaron a hacer una pelea dentro de mí y hasta estuve por soltar el liviano algodón..., pero cuando él se volvió en sí, dándome la contraria, todo se esfumó.
Luke tenía dos grandes cicatrices en su ancha espalda en forma de V, que decaían hasta el inicio de sus vaqueros. Se veían tan dolorosas que hasta una cortante punzada de dolor descendió veloz por mi espalda y empecé a sentir como si alguien estuviera cortando mi oxígeno tomando mi cuello entre sus manos y la estuviera apretando con fuerza. Se veían recientes por lo rojo que estaban, también se veían profundas, entonces recordé que de ahí provenían sus alas y el corazón se me encogió. No dije ninguna palabra hasta que lo vi tomar su camiseta, dispuesto a ponérsela nuevamente, aunque debo decir que lo que dije no fueron precisamente palabras.
Un grito ahogado fue lo que salió de mi boca y Luke terminó por ponerse su camiseta al verme ahí. Él comenzó a respirar con pesadez y corrió hacia mí. Mis ojos no abandonaron los suyos, entonces fue cuando él habló.
—Te dije que te contaría todo, pero jamás dije que te iba a agradar lo que escucharías—advirtió, haciendo que mi entrecejo se frunza y quiera golpearlo. Tomó el algodón de mis temblorosas manos y me llevó hasta el filo de mi cama, que es donde los dos nos sentamos. Con delicadeza me hizo mostrarle mi herida y empezó a curarla. Jadeé al sentir la herida arder y él por reflejo, empezó a decirme que no pasaba nada. Me callaba con pequeños sonidos que salían de sus labios y comencé a dejarme llevar, me sentí hipnotizada.
—¿Entonces...?—le pregunté, cuando el silencio me disgustó, Luke me mandó una mirada con intriga—. La historia.
—Todo comenzó en el día del accidente.
—No me digas, juro que no te lo creo—ironicé, rodando los ojos. Él soltó una risa y yo sonreí sin mostrar los dientes, pero la sonrisa se borró en segundos.
—En el momento en que puse mi vida antes que la tuya, ocurrió. Pensé que moriría, y que jamás volvería a verte..., ni a ti, ni a mis padres, ni a mis demás amigos, sentí que los perdía. Pensé que era mi final, y en cierta parte, lo fue—se interrumpió—. ¿Sabes lo que es eso? Quedarse varado entre lo que parecía un limbo, sin saber lo que iba a ser de ti; diablos, claro que no lo sabes. Es horrible, empiezas a sentir un vacío dentro de ti y el miedo controla tus acciones. Te sientes impotente, con mucho dolor y decepción. Todos los sentimientos que puedes imaginar, totalmente descontrolados.—Sacudió su cabeza y dejó de limpiar mi herida—. Como sea, después de haber estado así por... No sé, veinte minutos, sabe Dios cuánto tiempo fue en realidad, todo fue borroso, todo fue una maldita oscuridad. No hubo una luz, no hubo nada, simplemente caí en un sueño. Cuando abrí los ojos nuevamente, no era yo. O sea, el antiguo yo. Era rubio, con ojos azules, y con dos grandes alas saliendo de mi espalda. Estaba por enloquecer.
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EXILED
Paranormal"Ellos me preguntan por qué siempre camino con la vista hacia el suelo. Yo simplemente respondo que tengo unos demonios a los que me gustaría derrotar." - James Arthur. BEST: #76 en Paranormal. #77 en Paranormal. #81 en Paranormal. #86...