—Cálmate Walter, es solo que Nick la engaño con otra chica. —dije tranquila mirando a mi hermano.
—¡¿Qué?! —exclamaron Walter y mamá al unísono. Vaya, si que la noticia les sorprendió.
—Pero todo fue un mal entendido, Alba interpretó mal las cosas. —respondí rápidamente
y ambos se relajaron un poco.—Eso espero. —musitó Walter con cara amenazante a la vez que cortaba en pedasitos su cena.
—Y si todo fue un mal entendido, entonces ¿Por qué sigue molesta? —cuestionó mi madre confundida, otra vez, por el comportamiento de su hija hormonal.
—Porque ella aún no lo sabe y sé que preguntarás el por qué, y es que Alba se niega a hablar con Nick. —contesté tomando un sorbo de mi jugo de naranja. La veleda estaba maravillosa. Deliciosa cena. Familia imcompleta. Hermano sobreprotector. Hermana depresiva. Madre confundida. Hermana menor comiendo normal. Todo estaba bien. Muy bien.
—Oh. Bueno, espero que Alba hable pronto con él, y arreglen sus problemas, Nick es un buen muchacho. —dijo mirándonos a cada uno, esperando una respuesta. Lily y yo asentimos pero Walter parecía no estar convencido de eso todavía.
—¡Carlin, Carlin! —gritó Alba emocionada entrando al comedor. Oh, ahora si quería verme.
—¿Qué quieres Alba? —espeté molesta por la forma en la que había sido tratada por ella momento atrás. Yo no olvidaba fácil.
—¡Ven! Es algo importante. —Me tomó del brazo, obligando me a que me levantara del asiento. Y me condujo hasta el salón principal.
—¿Qué ocurre? —preguntó fastidiada cruzando los brazos.
—Ese chico...cuál era su nombre...— movía sus manos en forma rara como si trataba de recordar, hasta que tronó sus dedos encontrando su respuesta—. Ah si, Sebastián.
—¿Qué pasa con él? —fruncí el ceño. Ahora que lo mencionaba, no sabía nada de él después del día de la salida.
—Te está llamando por teléfono.
—¿A mí? —pregunté señalandome a mí misma y Alba asintió—. Pero si yo no le dí mi número. —respondí. No tenía sentido, solo que me halla mandado a investigar, era la única opción que se me ocurría.
—Está llamando a mi celular, mi número debió haberse quedado guardado en el suyo cuando me llamaste. —explicó haciendo que abriera mi boca y dijera un simple Oh. Y también estaba esa otra opción. —Ahora toma, dijo que quería hablar contigo, está en espera, habla con él. —Alba me entregó su celular. Yo solo me quedé observando el aparato en mi mano.
—¿Qué? No lo haré. —negué devolviendole el celular y me giré para caminar de vuelta al comedor, pero, siempre hay un pero, Alba me detuvo tomando mi brazo haciéndo que girara.
—Claro que lo harás. —sonrió abiertamente, llevando el celular a su oído—. Hola otra vez Sebastián, si aquí esta Carlin...
—¿Qué? ¡No! —murmuré entre dientes tratando de quitarle el celular pero no lo logré porque me esquivaba muy fácil. De esta no se salvaría, las dos podíamos jugar el mismo juego.
—Sí, ahora te la paso. —dijo y rápidamente me acercó el celular cerca de mi oído. Trataba de escapar pero era inútil ya que Alba me tenía sujetada del brazo. ¿Qué le pasaba con mi brazo? ¿No podía ser mi pie? Sería más fácil escapar.
—¿Hola? —escuché la voz de Sebastián al otro lado de la línea. Me congelé. Literal, me congelé. Después de unos segundos Alba me dió un golpe en la cabeza para que reaccionara. El cual sirvió. Me quejé por el golpe pero ya no estaba petrificada.
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Carlin
Teen FictionCarlina Jos... Es decir, Carlin Josten. Una adolescente de dieciséis años, quién disfruta gastar su tiempo libre en compañía de tres cosas importantes para ella: La computadora, el celular y el Internet. Como cualquier adolescente del siglo veintiun...