Capítulo 6: Ajam

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—¡Carlin baja a desayunar! —gritó mi mamá desde la cocina.

Bufé levantándome de la cama, me estire y me puse las pantuflas para ir abajo. A paso lento llegué al comedor encontrando a todos sentados. Yo siempre era la última en llegar. Tomé asiento al lado de Lily.

—Ahí esta tu desayuno —señaló Miriam el plato que estaba en frente de mí.

—Esta vez no se lo comió el gordo de Walter —sonreí antes de tomar los cubiertos.

—Como te dije ayer, si estuviera gordo—

—Ya, ya, dejame comer —pedí cansada interrumpiendo su discurso, a lo que Walter solo respondió bufando.

—¿Y esas ojeras Carlin? —cuestionó Lily mirándome.

—Ah, es que me dormí tarde por estar con mi celular.

—Al saber con quién hablaba —dijo Alba sonriendo pícaramente, ella se encontraba en frente mío.

La fulminé con la mirada y Alba levantó una ceja aún sonriendo.

—Cariño ya te he dicho que no te duermas tarde con el celular o la laptop —dijo mamá mientras cortaba su tocino.

—Pero estoy de vacaciones, es lo que uno hace.

—Es verdad, pero no solo estar todo el día en tu cuarto deberías salir un poco más —Yo iba a decir algo pero ella volvió a hablar—. Hacer las compras al supermercado no cuenta Carlin —bufé en mi asiento. Claro que sí contaba.

—Hablando de eso, a Carlin la invitaron hoy al parque —informó Alba llamando la atención de todos. Ahora ellos me miraban raro, que más podía pedir.

—¿Eso es cierto cariño? —preguntó mi madre feliz.

—Ajam —respondí mirando el plato, aún no había terminado de comer. Y no tenía ganas de mirarlos.

—Eso es maravilloso —exclamó emocionada—. Y ¿quién te invitó?

—Un chico que conoció el día que fuimos al parque —Se adelantó a decir Lily sonriendo, ganándose un golpe de parte de su hermana favorita—. ¡Auch, Carlin! —Se quejó sobandose el brazo en cambio yo solo le sonreí maliciosamente.

—¡¿Un chico?! —espetó Walter levantandose de su asiento colocando sus manos sobre la mesa. Oh, ahora si se preocupaba por mí. ¿Y qué le pasaba con las mesas?

—Ajam —respondí otra vez sin prestarle mucha atención y a la vez que bebía de mi jugo.

—¡¿Ajam, qué?! —dijo enojado por mi respuesta cortante. ¿Qué más podía decir? No era para tanto. Era solo una salida. En esta familia todos eramos unos exagerados, incluyéndome, claro.

—Ajam —contesté sonriendo para hacerlo enojar más. Esto era divertido.

—¡Ves lo que hace, está evadiendo la pregunta madre, dile algo! —Se quejó por la conducta de su insolente hermana.

—Cálmate, Walter, yo me encargo —dijo ella indicándole que se sentará. Tomó asiento lentamente sin despegar la vista de mí, queriendo intimidarme. Oh, esa estaba buena, creo que funcionaría, la intentaré algún día.

—Adelante —indicó él con su mano.

—Carlin —Me llamó con tono serio.

—¿Si, mamá? —cuestioné con tono normal.

—¿A qué hora quedastes con él para ir al parque? —preguntó sonriendo provocando que su hijo mayor se levantara de nuevo. En serio debería de dejar de maltratar a la pobre silla.

CarlinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora