Capítulo 12: Salvajes

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—¿SarSar? —preguntó Drake frunciendo el ceño.

—Oh, cariño, ¿No te parecen una pareja adorable? —exclamó Pamela sonriendo con ternura.

—Si, ya veo, madre.

Nosotros no parecíamos una pareja adorable, ¡Y ni siquiera eramos una!

—¿Ves, SarSar? Ellos creen que somos adorables juntos —dijo apretando su brazo y recostando su cabeza sobre la mía cariñosamente.

—¿Qué? ¡Tú y yo no somos nada...y deja de aplastarme! —quité su brazo apartandome de él.

—¿Por qué me niegas, SarSar? —preguntó fingiendo estar dolido.

Pamela y Drake nos miraban confundidos, por un momento olvidé que ellos estaban delante de nosotros. Reí nerviosa un poco incómoda por la escena de Sebastián.

—Disculpen un momento, ya volvemos —tomé el brazo de Sebastián arrastrándolo muy lejos de allí.

El muy bastardo parecía estar disfrutando de esto. Pero más luego me vengaría. Aunque no negaré que era bueno en la actuación.

—Ya basta con el teatro Palensky —murmuré enojada.

—¿O qué? —cruzó sus brazos sonriendo.

—No me retes.

—Está bien, pero no te enojes, Sarely, no va contigo —puso su mano en mi espalda—. Vamonos porque nos están viendo raro.

Miré a mi alrededor y era cierto, algunas señoras mayores observaban a Sebastián a la vez que susurraban cosas, encima le sonreían. Descaradas.
Sólo les faltaba venir por él.

Y como si me hubieran escuchado una de ellas comenzó a caminar hacia nosotros.

Por instinto tomé su mano.

—Mejor vamonos.

Él volteó a ver nuestras manos sorprendido, no dijo nada, sólo tomó mejor mi mano y comenzó a caminar de nuevo donde Pamela y su hijo.

Cuando estabamos en frente de ellos Pamela habló.

—¿Está todo bien?

—Si, si. Sólo fue una pequeña discusión, ya sabe como son las relaciones —respondió Sebastián restandole importancia.

Rodé los ojos.

Pamela asintió dándole la razón. Drake se mantuvo en silencio examinandonos.

—Ya tenemos que irnos, Sebastián comió uno de los emparedados de Blake y bueno... —dije sonriendo en forma de disculpa mientras daba palmadas con mi mano libre sobre el estómago de Palensky.

—Les advertí que no los comieran, pero bueno, el baño está en el segundo piso. Nos vemos chicos, me alegró verte Carlina, y Sebastián suerte con...ya sabes —Se despidió y luego se fue con Drake, el cual no se despidió. Como había dicho, era un maleducado. 

Expulsé todo el aire por mi boca.

—Tener un novio falso es tan molesto que no quiero imaginarme como sería tener uno real.

—No sabes de lo que hablas —negó con su cabeza—. ¿Es que acaso nunca te has enamorado? —Me miró confundido y a la vez serio.

—Esa palabra es muy fuerte para mí. Me ha gustado uno que otro chico pero nada serio. Tengo dieciséis años todavía, quiero hacer otras cosas, no sólo enfocarme en noviazgos.

—¿Dices qué quieres hacer otras cosas? —asentí—. Entonces sal de ese cuarto y hazlas.

—Es complicado —desvié mi vista a otro lado.

CarlinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora