Acomodé el vestido por quinta vez en la noche.
Estaba en la cena de cumpleaños de Pamela, la madre de Drake, quién nos había invitado a una cena formal. Mi mamá en realidad si se lo tomó en serio, pues nos obligó a vestir decentemente a todos, Alba y Lily no tuvieron problema con eso, los afectados fuimos Walter y yo.
Él llevaba una camisa manga larga con corbata, al principio se veía como un empollón, pero se encargó de darle un poco de estilo sacándose la camisa y aflojando la corbata. Mamá se opuso pero como sabía que no lo haría cambiar de opinión, se rindió. Además, no se veía mal. El problema éramos este vestido y yo. No funcionamos juntos.
Mamá sabía que no me gustaba usarlos, pero no pude convencerla por más súplicas y ruegos.
Ahora estaba encerrada en el baño de la casa Drake, acomodando el vestido que me llegaba arriba de la rodilla. Una de las desventajas de usar siempre jeans era que a la hora de usar vestido sentía mis piernas expuestas.
Mi celular sonó, avisándome que tenía un nuevo mensaje.
Lilbélula:
¡¿Qué tanto haces, Carl?! Mamá no tiene buena cara. Ven a poner tu trasero de vuelta aquí si no quieres que ella corte el WiFi, otra vez.Sabía que lo del WiFi era asunto serio. Mamá podía ser dura con nosotros cuando no la obedeciamos, como aquella vez que nos advirtió que quitáramos el aparato del Internet que se encontraba cerca de la ventana, ninguno se acordó y esa noche llovió. Y bueno, basta decir que fue una larga temporada sin WiFi.
Acomodé el vestido por última vez y salí del baño para dirigirme de vuelta al comedor. La casa de Drake era muy espaciosa para sólo vivir dos personas, Pamela y Drake. Su padre se encontraba de viaje.
El rostro de mi madre se alivió al verme llegar. Tomé mi lugar el cual se encontraba en medio de Lily y Drake. Luego de aquella noche en la que me él ayudó con la tarea comenzó una especie de amistad, a cambio de su ayuda en las tareas de biología me ofrecí a enseñarle idiomas, pensé que rechazaría mi oferta, pero me equivoqué.
—¿Qué sucede, Castaña?
—Nada —bufé, tomando los cubiertos para empezar a comer.
—Es lo que siempre dicen cuando en realidad les pasa algo. ¿Por qué las mujeres son complicadas? —soltó una leve risa, negando con su cabeza. Llevé el primer bocado para masticarlo con rudeza—. ¿Hay algún problema?
¿Si había algún problema? Oh, claro que lo había. Llevé otro bocado a mi boca. No estaba enfadada por haber venido, tampoco con mi madre, estaba enojada conmigo misma. Tal vez si usara más seguido vestidos no tendría inconveniente al usarlos en situaciones como ésta. ¿Y si arrojara todos mis vestidos? No, mamá de seguro me mataría.
—Castaña, ¿te sientes bien?
— ¿Eh?
— ¿Por qué masticas de ese modo? Me estás asustando —volteé a verlo totalmente seria—. Al principio dudaba de Celina, pero sí que tenía razón con tu falta de modales al comer.
— ¡¿Qué?! —Le di un golpe a su brazo para disminuir su risa—. ¡No tengo malos modales al comer!
—Claro, sigue convenciendote de eso, Castaña —No se molestó en ocultar su típica sonrisa burlona.
Golpeé de nuevo su brazo provocando una mueca de dolor en su rostro. Sonreí satisfecha.
— Carlin —Me llamó Pamela. Dejé de ver a Drake masajear su brazo y volteé a verla—. Veo que te llevas mejor con mi pequeño.
—Oh, ¿Su pequeño? —giré a ver a Drake y fue mi turno de sonreír burlona—. Claro, nos llevamos mucho mejor, ¿verdad? —Di pequeñas palmadas sobre su mejilla.
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Carlin
Teen FictionCarlina Jos... Es decir, Carlin Josten. Una adolescente de dieciséis años, quién disfruta gastar su tiempo libre en compañía de tres cosas importantes para ella: La computadora, el celular y el Internet. Como cualquier adolescente del siglo veintiun...