Capítulo 19: Recuerdos

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Diez de junio.

El campamento había terminado, luego de lo ocurrido en el grupo los chicos no dejaban de observar y vigilar a Drake. Las cosas se volvieron incómodas para mí, cada vez que Drake se me acercaba podía sentir sus miradas. A él le divertía ver a mis amigos estar al pendiente de lo que hacía, no lograban intimidarlo, en algunos momentos que los chicos me dejaban sola él aprovechaba la oportunidad para acercarse, sobretodo porque sabía que no había ninguna relación con Sebastian.

El turno de escoger el lugar le correspondía a Emma. Me sentía ansiosa de saber a dónde iríamos, los lugares favoritos de ella eran muchos por lo que le gustaba salir, así que no tenía idea de cual podría ser el lugar.

El auto de Sebastian pasó a recogerme, en el cual también estaban algunos de los chicos, iba en la parte de atrás junto a Emma y Augustus, podía ver a Sebastian conducir, se veía muy apuesto con esa camisa manga larga con cuadros, su cabello desordenado, lo veía conversar con Matthew, quién iba en el asiento del copiloto, los gestos que hacía me gustaban y las veces que sonreía. No me di cuenta que estaba suspirando hasta que Emma me golpeó con su hombro para que reaccionara.

No le había dicho a las chicas que Sebastian me gustaba pero a lo mejor ya lo sabían.

Sebastian detuvo el auto frente a un restaurante. Luego de ir a estacionar el auto, bajamos y nos dirigimos a la entrada. Los demás chicos nos estaban esperando en una mesa, Sam agitaba su mano alegremente. Nos acercamos para tomar asiento.

—Tardaron demasiado. El tiempo corre —dijo Dave, señalando su reloj con el dedo índice.

—Ay, cállate, Dave —Sam empujó la cabeza del nombrado—. ¿Y qué vamos a comer? —preguntó ansiosa, leyendo el menú.

—¿Me trajiste aquí sólo para comer? —elevé una ceja mientras veía a mi mejor amiga.

—¿Qué tiene? Es mi restaurante favorito —Emma encogió los hombros—. No te quejes, pide lo que quieras, yo pago.

—Eso cambia mucho las cosas. Prepara tu tarjeta porque no he almorzado y tengo hambre —sonreí ampliamente, ella rió a la vez que llevaba su mano para dar palmaditas sobre mi cabeza.

—¿Tú pagarás todo? —preguntó Matthew con emoción—. Porque también tengo hambre.

—¿Eh? ¿Me viste cara de cajero automático? Claro que no. Sólo pagaré lo de Carlin. Ustedes pagan lo que comen.

—De acuerdo —Matthew respondió frunciendo el ceño y tomó lentamente el menú sin despegar su vista de Emma.

Todos hicimos nuestros pedidos, los cuales llegaron unos minutos después, aunque a mí me parecieron eternos. Estuvimos charlando sobre diversas cosas, Augustus hacía chistes que eran realmente buenos y no podíamos evitar soltar carcajadas que provocaron unas cuantas miradas de los demás clientes. Después de calmarnos y mirarnos con complicidad, surgió el tema de la familia, especialmente de los padres y madres.

—¿Tu madre a que se dedica, Carlin? —preguntó Augustus con curiosidad.

—Es abogada —respondí sin mirarlos, ya que estaba comiendo, es decir, disfrutando el espagueti y mi cabeza estaba cerca del plato.

El espagueti estaba delicioso, a decir verdad todo lo que no fuera hecho por Walter, estaba delicioso. Ya estaba aburrida de comer los mismos platillos que hacía él en casa, debido a que no sabía cocinar muchas cosas. A mi parecer mi madre no sólo castigaba a Walter poniéndolo como chef sino que también nos torturaba a nosotras.

—¿Y tu padre?

—¿Eh? —Me puse tensa con sólo escuchar esa palabra. El tenedor quedó en el aire. Levanté la cabeza para mirarlos.

CarlinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora