02; La manzana de la discordia.

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Hace diez años...

Base HYDRA, Rusia.

Estaba asustada, no conocía este lugar, aunque papá me haya hablando mil veces de su trabajo. Deambulo tímidamente por las instalaciones, luego de un arduo entrenamiento de tres horas a solo dias de haber llegado a este lugar. Paseo mi vista a medida que mis pies se mueven por lo hetereos e insípidos pasillos, miro por los ventanales y observo lo que hacen dentro, experimentos, pruebas de armas, entrenamientos para los agentes con mayor rango...y torturas.

Cuando llego a la esquina, mi vista, espontáneamente, se va a una habitación que está enrejada con gruesos barrotes negros, me quedo un rato parada fuera de esta, viendo que habían varios agentes con armas en mano apuntando a alguien que no logro ver con precisión, me acerco más y pongo mi manos sobre los barrotes, trato de mirar a quien tienen amenazado con tanto ahinco, pero mi altura y los tantos agentes alrededor no me dejan ver.

- No puedes estar aquí. -Me sobresalto al oír esa voz masculina y puberta a mi lado, pero no me alejo, miro de reojo a la persona que me ha llamado la atención y me doy cuenta que es un chico de mi edad. Recuerdo que papá me dijo que no le respondiera a nadie que no fuera el o el jefe.-Te estoy hablando.

- No te importa. -Contesto de mala manera antes que pudiera contenerme. El muchacho se ríe, se aproxima más a mi e imita mi posición, mirando hacia dentro.

- Es el soldado, acaba de llegar de una misión.-Me cuenta, yo lo oigo atenta, aunque mis ojos estén dentro de la celda. Desde ahí viene un sonido extraño, como si estuvieran soldando algo.

- ¿Qué le están haciendo? -Me atrevo a preguntar.

- Lo de siempre. Le arreglan el brazo de metal y...le fríen el cerebro.-Lo miro a la cara para ver si era una broma, pero no, estaba muy serio, incluso triste y supe que decía la verdad.

- ¿Como se llama?

- Eso no importa.

- A mi si.-Digo cortante. El chico me mira inquisidor, yo sostengo su mirada oscura, quizá con un poco de arrogancia.

- No tengo idea.-Me responde finalmente.-Aquí todos lo conocemos como El soldado del invierno.

- ¿Por qué?

- Qué sé yo...desde que estoy aquí es así.

- ¿Y hace cuanto estás aquí?-El me mira sonriente.

- Once años. -Dice con orgullo.-Y soy uno de los mejores agentes menores de veinte años.-Pongo los ojos en blanco.

- Eso suena tan genial.-Digo con ironía, el Lo nota.

-Tu eres la hija de Ethan Zeller, Charlotte ¿no es así?-Me encogo de hombros, restándole importancia. Trato nuevamente de buscar un punto donde me permita ver bien lo que ocurre ahí dentro, pero me es difícil.-Te acostumbraras...

- Nunca me acostumbraré a matar personas. -Digo cortante y con veneno en mi voz.

- Esas personas fueron las que dejaron así a tú padre.-Miro con ira al muchacho que nisiquiera sé su nombre, este alza una ceja, desafiandome con la mirada, no hago nada, aunque me haya molestado de sobremanera lo que dijo, no quería tener problemas.-¿O me equivoco?

- ¡Ustedes, Niños!-Giro mi cabeza rápidamente hacia la voz autoritaria proveniente de adentro. Era un agente con cara de pocos amigos, se acerca donde estamos nosotros, me alejo de inmediato y me quedo a una distancia prudente. -¡No pueden estar aquí! ¡Vayanse!

Yo no me moví, me quedé estática en mi lugar, no por el tipo que tengo al frente, sino por lo que veo dentro cuando él se volteó.

Había un hombre de cabello largo y con un brazo de metal sobre una silla completamente inmovilizado, con un objeto extraño dentro de su boca parecido al que se ponen los boxeadores, la expresión de su cara era de resignación, su respiración estaba agitada, lo sabía por el rápido subir y bajar de su pecho sudado, en ese instante, sus ojos se contactaron con los míos, y pude ver el miedo y la suplica en ellos.

Raven Of Crystal || Winter Soldier ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora