06; Corta una cabeza y aparecerán dos más.

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Hace ocho años, Base HYDRA, Rusia.

Le daba golpes en el rostro y él a mi en el estómago. Admito con un poco de orgullo que he ido mejorando estos últimos meses en mis entrenamientos con El Soldado, mucho mejor de cuando la otra agente lo hacía, aunque cada vez terminaba con algun moretón de consideración en mi cuerpo.

Ambos estábamos en posición de combate, aunque él se veía mas compuesto que yo.

— Dime Agente, ¿cual sería mi punto débil?— Mientras mas lo miro, mas difícil me es descifrar cual es su maldito punto débil, él es fuerte, grande e inteligente, y yo seguía siendo una principiante a pesar de los dos años que llevo aquí.

— Tú punto débil...— Murmuro con la voz entrecortada. —Son tus piernas.—Eso fue lo primero que se me ocurrió y lo mas lógico.

El alza una ceja, y se acerca a mi con sus puños en alto, con la clara intención de intimidarme, pero yo doy tres pasos hacia atrás, alejándome de él.

— ¿Por qué?—Humedezco mis labios resecos, y luego soplo una hebra de cabello que dificultaba mi visión.

— Por tú brazo.—Respondo.—Te escudas tras la fuerza que te otorga y te olvidas de tus piernas.

— Suena lógico. —Me dice, tira un golpe con su puño que roza mi nariz, me desestabilizó un poco, pero logro recomponerme al instante. —Demuestralo.

Gruño audiblemente, siempre hace lo mismo.

No me doy el tiempo para pensar, tiro golpes de puños y pies, él los esquiva como el experto que es, claramente no desperdicia ni un segundo y me devuelve cada golpe, trato de rememorar lo que he visto de los demás agentes en está semana que me la he pasado observándolos, pero nada viene a mi. Mientras peleamos, vamos moviéndonos sobre la colchoneta, mi cabeza empieza a maquinar mil cosas a la vez para probar mi punto, pero todas servirían de nada al ver a mi contrincante.

— ¡Vamos, Niña!—Me dice al mismo tiempo que me lanza un puño que dio en mi estómago, dejándome sin aire, pierdo el equilibrio y caigo, no precisamente en la colchoneta, sino afuera de ésta, no me había dado cuenta todo lo que habíamos avanzado.—Hablas mucho y haces poco. Asi no vas a llegar a ningún lado.

— Eso no es cierto.—le contradije.—El otro día te boté.

Me levanto ágilmente del suelo, me aprovecho de su guardia baja y lo tecleo con mi pie izquierdo, dolió, pero valió la pena, por qué no se dio cuenta de mis intenciones hasta que mi empeine hizo contacto con su canilla. Lo miré desde arriba y sonreí, él hizo lo mismo, a excepción de la sonrisa claro.

— Debes estar mas atento. —Me burlo.

— Muy bien. —El soldado se levanta, alzándose ante mis ojos con su habitual magnetismo, sobretodo en su mirada.—Pero eso lo hice a propósito.

— ¡Já!, no me hagas reír, admite que lo hice bien por...

El hombre del brazo de metal no se quedaría así, claro que no. Me agarro del brazo con su prótesis, me lo dobló hacía atrás, y luego con su otra extremidad rodeó mi cuello interfiriendo en la pasada de aire a mis pulmones, me lastimaba mucho y dolía, sus dedos dejarían marca en mi piel blanca, estaba segura.

— Nunca bajes la guardia, independientemente de las circunstancias, no importa si tu oponente está moribundo en el piso, siempre, todo el tiempo, tu tienes que ser la del último golpe, por que esto es lo que puede pasar, ¿entiendes?

— Lo entiendo, lo entiendo.—Digo casi inaudible.—Lo siento.

Él me suelta sorpresivamente con delicadeza. Masajeo instintivamente mi cuello y mi muñeca palpitaba por el dolor. Lo miro sobre mi hombro y noto su entrecejo arrugado, me doy la media vuelta y sonrío, él me mira extrañado y su ceño fruncido desaparece.

Raven Of Crystal || Winter Soldier ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora