Capitulo Once.

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      «Christian Grey»

        Abro mis ojos, y me encuentro a Ana, mi hermosa Ana, con sus pequeños ojos cerrados y su boca levemente abierta, la contemplo por un momento, haciendo un gran repaso en todo su rostro, el cual sigue siendo el mismo, mismos labios pequeños y rosados, ojos de uña cuando ella está dormida con pestañas largas enchiladas sin maquillaje y su pequeña nariz con un leve retoque rosado en la punta, ha de tener frío. Bajó a su cuerpo y veo que esta desnudó y sin una cobija encima. Volteo velozmente a mi reloj y me percato de que son las 5:30am, no se cómo me pude haber despertado tan temprano, esta noche no he tenido pesadillas. Tomó la colcha y la subo para cubrir su pequeño cuerpo, subiendo por sus piernas su cadera y me detengo en una cicatriz que tiene casi llegando al trasero, sigo la cicatriz y veo que choca con dos más, pero sigo a la cicatriz inicial y casi llega al cuello, cuento el total de cicatrices y son ocho cicatrices largas, dos medianas, y trece cicatrices pequeñas, todas estas llenan su espalda, en este momento me siento la persona más vil y cruel de toda la existencia, recuerdo el día en el cuarto de juegos en donde le causé esas 23 cicatrices, que salió llorando y al regresar tenía sangre en toda su blusa.
        ¿Por qué lo hice? Estaba enojado ese día, -deberías matarte Grey- entonces me viene a la mente un jaloneo, sacándome de mi escondite, y un cinturón, y un... cigarrillo. Ciento mis ojos cristalizados, mi espalda me duele y me retuerzo un poco. Miro a Ana, y la imagino en mi lugar, ciento golpeada con un cinturón hasta dejarle cicatrices, embarrando le cigarrillos y dejarle marca, imagino su rostro, lleno de miedo... Me deshago de ese pensamiento pero no lo puedo dejar. Me levanto rápidamente de la cama, me pongo mi pantalón de pijama y salgo de la habitación, ya en la sala no puedo dejar de pensar en Ana, en todo lo malo que le he hecho, los golpes, engañarla, dejarla ir... No pongo atención por que de un momento a otro ya estoy en la pequeña silla de mi piano, toco las teclas como loco, sin una cocción específica, sólo quiero que este miedo se aleje, yo quiero a Ana, yo quiero a Ana, yo quiero a Ana... Me repito cientos de veces en mi cabeza, esperando que todos los pensamientos se alejen,mAna nunca va a estar con el, Ana ya no sufrirá yo la quiero proteger, yo la quiero proteger, ciento como lágrimas escapan y yo parpadeo rápidamente para que no salgan más. Estoy tan enojado, tan enojado conmigo mismo, como desearía matarme, no puedo creer que me haya convertido en alguien como el. Más lágrimas salen, pero no me molesto en limpiarlas, no hay nadie en casa, salvo está Ana. Dejo de tocar y me recargo en el piano, poniendo mi rostro en mis manos, soltando sollozos y lágrimas. 

¡Perdóname Ana!

        En este caso, dejo de tocar el piano y me dirijo directamente a la sala. ¿Por qué? Cojo un cojín y lo pongo en mi cabeza, primero viendo si soy capaz de asfixiarme a mi mismo, pero como veo que no soy capaz simple te me pongo la cabeza en mi nuca y cierro mis ojos.
        Yo recuerdo que el día de mi boda lo único que quería era ser feliz con Ana, tenerla a mi lado sería lo más valioso en toda mi existencia, pero no se qué fue lo que pasó, simplemente de un momento a otro, yo sentí que la deje de amar, y Paris no me ayudo mucho, el mensaje que me envió, y cuando la engañe, al igual que la simple pérdida de mi pequeño bebé, pero creo que fue un milagro que Ana haya encontrado a Teddy, ese niño lo amo con todo mi ser, no resistiría que esté otro momento en esa maldita casa hogar, pero todo fue mi culpa, ya que si los dos seguiríamos juntos no hubiera pasado nada de esto, todo estaría perfecto, con nuestro pequeño bebé... Eres un maldito desgraciado, un maldito...
        Cierro mis ojos, y en ese momento ciento una caricia en mi cabello, se que es Ana, nadie me acaricia el cabello igual que Ana. Abro mis ojos y veo que se ha sentado a mi lado, tiene la colcha de mi cama enredada en todo su hermoso cuerpo, ha dejado de sobarme mi cabello y ahora tiene una leve sonrisa en su rostro, -soy el desgraciado con más suerte en toda la desgraciada vida-

Superando el engaño de Christian Greyªº.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora