Capitulo veintidos.

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«Christian Grey»

En el camino al hospital no pude evitar ver el hermoso rostro de Ana, aún que tenía los ojos cerrados y estaba más que pálida, recuerdo todos los momentos que ella me apoyó, que ella siempre estuvo conmigo, y ahora recuerdo el por qué me enamore tan profundamente de ella, su sonrisa, su desesperante forma de hablarme y retarme, sus labios, sus finos y deliciosos labios, pero sus ojos, sus ojos fueron lo que me atraparon totalmente, esos ojos que me hacían sentir totalmente libre y feliz. Me doy cuenta de todo lo que perdí por un momento, perdí a Ana, perdí a Teddy, perdí toda mi felicidad.
La enfermera da golpes en la ventanilla que conecta con el conductor, y dice-: Vamos más rápido, el ritmo cardiaco desciende.
¿Qué?
A Ana le han conectado une pequeña máquina, que el el momento que la volteo a ver, se vuelve en una fina línea verde, seguido de un pitido espantoso. Un enfermero me sienta totalmente derecho, sin dejar que toque a Ana, y en este momento no alegó nada, Ana se está muriendo.
-comenzando proceso de electrochoques.
Abren una pequeña maleta, está tiene una pequeña pantalla y dos placas. Uno le abre su blusa a Ana, este le pone una gruesa venda en donde tiene un enorme agujero a causa de la bala; el otro le va poniendo un tipo de gel las dos placas de metal.
-despejen.
Le pone las dos placas en su pecho y hace que Ana salte, lo hacen otras dos veces y el corazón de Ana despierta nuevamente, pero es demasiado débil. La ambulancia conduce rápidamente, hasta que llegamos al hospital privado más cercano.
Abren las puertas y empiezan a bajar a Ana, yo estoy como chicle pegado a ella, entramos por unas puertas de cristal, seguido de que a Ana la metan por unas puertas blancas y a mí el enfermero me detenga sutilmente-: lo siento señor, pero no puede pasar.
-¡¿cómo que no puedo pasar?! ¡Eso es una total estupidez!
Intentó esquivarlo y entrar, pero ahora se pone con firmeza frente mío. No sé cómo se puede poner tan duerme pero con un rostro tan... relajado-:señor, usted ya hizo lo que pudo, llamó una ambulancia para salvar a su esposa, ahora nosotros haremos lo posible por qué ella vuelva a su vida normal, pero lo que ahora necesitan los doctores es que usted esté tranquilo. No los pueden ayudar a los dos... llame a la familia de su esposa, a su familia... todo estará bien
Mierda, ¿cómo lo puede decir así? Pero es cierto, no puedo estar nervioso, Ana me necesita bien, me necesita con ella cuando todo esto acabe.
-ahora vaya a registrar a su esposa y pida el teléfono...
Mierda, no sé cómo hacer tantas cosas con una preocupación tan grande en mi cabeza, asiento firmemente y me dirijo a registrar a Anastasia Steele, ¡cómo es que en tan poco tiempo entró en tanto riesgo!
Mi celular no sé en donde chingados lo he votado, pero la chica de recepción me presta unas monedas para poder hablarle a mi madre.
-¿si?
Dios, la voz de mi madre, su voz. Me recargo en el teléfono, siento que me caeré y terminare en miles de pedacitos-: ¿mamá?
-¿Christian? ¿Dónde estás? ¿Qué pasa?
-por favor, necesito que vengas al hospital a las afueras de Seattle, el único hospital privado y por...
Mi madre me interrumpe.
-¡Christian! Por favor, dime de una jodida vez que pasa...
Su voz se empieza a cortar poco a poco, su voz suena terriblemente desgarradora. Empieza con quejidos leves.
-necesito que vayas por Tedd al Escala, está con Paris pero necesito que le avises a Ray, dile que venga urgentemente.
-¡dime de una buena vez que es lo que pasa!
Me recargo en la pequeña carda que nos separa a mí y a la enfermera. La cual me mira de vez en cuando preocupada.
-Encontré a Ana, pero... no todo salió tan bien como esperaba. Le han disparado en su estómago, en este momento están intentando que regrese a la vida, pero no sé si pueda, estaba tan débil. Tan frágil... ¡Dios madre! ¡¿Qué es lo que he hecho?! ¡Yo maté a Ana!
Ahora todo me parece claro, de no haber engañado a Ana nada de esto habría pasado, de haber tenido todo claro, ella estaría en mis brazos disfrutando de Teddy y viéndolo crecer juntos.
-¡no!... ¡no quiero que digas eso! Hubiera pasado lo que hubiera pasado, Ana tenía que terminar de alguna forma en el mismo lugar, Ana te ama, y es por eso que volvió a ti, es por eso que decidió superar el engaño en lugar de quedarse lejos de ti. Ahora tu deber no es culparte, Ana te necesita, al igual que Teddy. Llego en media hora, Elliot me llevara. Se fuerte Chris.
-adiós madre.

•••

Y tal como dijo mi madre, en media hora ya estaba como loca gritando donde se encontraba la habitación de la señorita Steele y al verme no dudó ni un segundo y se lanzó a mis brazos, yo no resistí más y rompí en llanto. Seguido de mi madre llego Elliot, el cual me sorprendió abrazándome, y dijo.-:sé que Ana se recuperará, ella es una chica fuerte, y sabe que Teddy y tú la necesitan.- Al separarse de mi se podían ver sus ojos rojos, aguantando las lágrimas ¿en realidad le agrada Ana? Finalmente llego Kate, con Teddy en su mano, el cual al verme sale volando a mis brazos.
-¡papi!
El me necesita, necesita que este en su vida. Y prometo jamás dejarlo. Se aleja un poco de mi y me da la sonrisa más encantadora que he visto en mi vida.
-te amo Teddy.
-yo también te amo papi...
Una hora después un enfermero sale con una pequeña tabla en sus manos, seguido de gritar-:familiares de la Señorita Anastasia Steele.
Me levanto del lugar con Teddy en mis brazos, llego exactamente frente al enfermero, el cual me hecha un vistazo de pies a cabeza.
-Soy su novio.
El enfermero pone su boca en una extraña posición, y seguido dice-:lo siento señor pero tiene que ser un familiar directo.
-¿qué mi...
Mi madre toma sutilmente mi hombro y dice-: enfermero, buenas noches,-el idiota le toma la mano a mi madre y ella continua- soy la doctora Grey, así que por favor...
El enfermero abre sus malditos ojos y da un pequeño salto. Seguido me mira y sus cejas se forman en una forma preocupada.
-bueno, señor-toma un enorme suspiro-necesito que me siga.
Le doy a Teddy a mi madre para así seguir al enfermero. El cual me guía a una habitación, la habitación 150 el cuan abro la puerta y allí veo a una persona, sin ningún cabe, nada conectado, tiene cosidas todas las heridas que le crearon en estas semanas, pero ¿por qué no tiene nada conectado? El enfermero toca mi espalda.
Hay una pequeña mesita de su lado derecho, donde hay las agujas e hilo. Y una enorme tira de venda.
-¡¿Ana?!

Superando el engaño de Christian Greyªº.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora