V

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La cena fue sin duda el momento más feliz de la vida de Mafalda.

Por una vez en la vida, podía elegir qué comer, y no tenía que ingerir esa estupida sopa que sus padres adoptivos siempre le preparaban.

La mesa de Hermes, como le había dicho Sabrina, estaba un poco... Agitada, por así decirlo. Era mucho más grande que las otras mesas, ya que albergaba a todos los chicos nuevos que esperaban ser reconocidos en los siguientes días.

Por su parte, Mafalda esperaba que Sabrina le hubiera pegado con la teoría de que Atenea era su madre. No conocía mucho de mitología griega, pero cuando descubrió que su madre probablemente fuera la diosa de la sabiduría y la batalla, se puso a leer como loca durante todo el día.

Intento buscar por Wikipedia, como cualquiera, pero Sabrina le advirtió que los objetos tecnológicos atraían a los monstruos, y por eso era más seguro no usarlos, por lo que tuvo que pedirle a su "futura hermana", Annabeth, que le prestara algunos de sus libros.

Ahora, ella y su mejor amiga caminaban hacia la fogata, donde sería confirmado quién era su madre/padre. Mafalda rezaba (lo cual era muy raro en ella) que fuese Atenea, o al menos Hecate. Ella también molaba.

Se sentaron al rededor de la fogata, mientras los chicos de la cabaña de Apolo cantaban unas canciones tipo campamento de verano.

- ¿quién lo diría? Los semidioses hacen camping escolar- comentó bromeando con Sabrina. Aún no sabía cuando hablaba en español y cuando el idioma de Los Beatles, pero obviamente podía entender a todos, y todos a ella.

Sabrina, como de costumbre, rodó los ojos.

- Claro que si. Por algo se llama Campamento Mestizo, ¿no?

En ese momento, un chico petiso, de rulos castaños y ojos igualmente marrones, se acercó a ellas.

- ¡Hola Sabrina!- saludo entusiasmado.

Al notarlo, su amiga se puso roja como un lindo tomatito.

- H-hola L-leo.

El chico, Leo, dirijo su mirada a Mafalda.

- ¡Y tú debes ser la nueva campista! Me contaron que eres de Argentina. Ahí hablan español ¿cierto?

Al principio le sonó estupido que se lo preguntara, pero luego recordó que probablemente el le estaba hablando en ingles.

- Si, así es. ¿Tú también sabes hablar en español? ¿De dónde eres?

De pronto, su voz cambio, haciéndose un poco más aguda.

- Soy de Huston, pero mi madre era de México.

- ¿Era?

Como siempre, Mafalda no pensó su pregunta, y se arrepintió al instante. La feliz cara del chico tomo un tono de tristeza.

Esta vez, su voz volvió a cambiar, mostrando que hablaba en inglés.

- Si. Mi madre... Murió cuando tenía 8.

Mafalda lo pensó. No era buena consolando a la gente, y su amiga parecía muy embobada como para hacer algo, así que decidió hacer lo que mejor le salía: ser realista y decir la verdad.

- No conozco a mi padre/madre mortal. Me pasé toda mi vida en orfanatos religiosos, y cuñado decidían adoptarme, la gente siempre me devolvía porque decía que era irritante y maleducada. Probablemente este muerto o muerta, pero le preguntare a mi progenitor divino. Quizá sepa porque me abandono.

El chico parecía contento de que alguien pudiera sentir tanto dolor como el, pero no le dijo el típico "lo siento" o "qué triste" se limitó a asentir y luego, como si nada, se despidió.

- Bueno, fue un placer conocerte, y un placer verte Sabrina- dijo con una sonrisa dirigida a su amiga.

Ella se sonrojó aún más, si es que era posible.

- A-adiós L-leo.

Cuando el chico por fin se fue, Mafalda la miro ceñuda.

- Te gusta un chico. Y no me lo dijiste. Explícate.

Sabrina suspiro.

- Es... Complicado.

- Explícate- repitió.

- Es una larga historia...

- Tengo tiempo.

Tomó aire.

- Me gusta Leo, y quizá también le guste, pero aún tiene una gran cicatriz de su antigua... Novia, por decirlo así. El la salvo de su "prision" y cuando llegaron aquí, ella lo dejo. Creo que estaba muy enamorado. No se, solo quiero darle tiempo.

Mafalda asintió.

- Eso es muy noble de tu  parte. La mayoría de las chicas buscaría a otro disponible. Tú lo entiendes.

Ella sonrió.

- Supongo que si. En fin, ¡te apuesto a que no puedes cantar mejor que yo!- la reto cambiando de tema.

- ¿¿qué?? Mi vida, yo me la pasó escuchando a Freddie Mercury. Soy una profesional.

Así pasaron horas de la noche, frente a la fogata, cuando quién era mejor cantante (Sabrina gano por mucho) charlando sobre cualquier cosa y riendo mientras los demás campistas se divertían entre ellos.

Mafalda al fin se sentía en casa, con gente que no la rechazaba. Quizás, en un tiempo, podría hacerse más amigos. Pero de lo que mas disfrutaba, era la compañía de su mejor amiga. Su mejor amiga para toda la vida (quien leyó "El niño con el pijama de rayas" tiene derecho a llorar)

Todo iba perfecto, pero como en todas las putas historias, en ese momento exacto de felicidad y armonía, algo la tenía que cagar.

Sobre la cabeza de Mafalda, apareció un símbolo. La chica sabía qué significaba que había sido reconocida por un dios, y levantó la cabeza esperando encontrarse con la lechuza representativa de Atenea.

Pero lo que se encontró, la dejo sin palabras, al igual que al resto de los campistas, que la miraban con una mezcla de horror y confusión.

El símbolo era una luna, atravesada con una flecha.

Y Mafalda había leído demasiados libros ese día para reconocerlo.

Un atolondrado Quiron se paró de su cilla de ruedas, convirtiéndose en centauro, y dijo:
- Salve, Mafalda López. Hija de la luna, la caza y las doncellas. Hija de... ¿Artemisa?

La hija de Artemisa. {COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora