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- ¿Y cómo les fue?- preguntó Annabeth cuando llegaron.

- Horrible.

- ¿Qué hicieron?

Mafalda se tiro sobre una de las camas de la cabaña de Atenea, donde la rubia las había llevado. Estaba exhausta.

- Nos explicaron porque una diosa que representa a las doncellas es mi madre.

- ¿Y porque es?- preguntó Percy.

Sabrina suspiro.

- Créeme, Persassy. Tu mente inocente no quiere saberlo.

- Oh.

Annabeth parecía a punto de morirse de la vergüenza. Tenía la típica cara de Sabri: una morsa asustada, pero diez veces más roja.

Pero Percy, que como siempre no entendía nada, la miraba curioso y suplicante como un niño cuando quiere que sus padres le expliquen algo.

- ¿De qué están hablando?- le preguntó a su novia.

- Nada bonito.

- ¡Dimeee!

- Eres un chico de mente limpia, Percy. No voy a arruinar tu infancia.

- Tengo 17!

- ¡Qué no!

- Ya que- Mafalda se levantó de la cama y le susurró a Percy lo sucedido. La cara del chico fue cambiando a medida que la otra explicaba.

- Oh. Por. Hades. ¡Arruinaste mi infancia!

- ¡Te lo advertimos!

- Genial, ahora tendré pesadillas por el resto de mi vida.

Sabri río.

- Por favor, no seas marica.

- ¿Y qué pasó con mi bro?

- ¿Te refieres a Jordán?- preguntó Mafalda.

- ¡Jason!

- Es lo mismo.

- Creo que está con mi hermana- dijo Sabri.

- Oh por dios, han corrompido a mi bro! Voy a ayudarlo con su trauma.

Salió corriendo de la cabaña de Atenea. La hija de Artemisa miro a Annabeth.

- ¿Cómo pude ser que lo hayas elegido como tu novio?

- Ni idea. En fin, ¿qué más pasó?

Le contaron sobre la pelea con Ares, pero se saltaron la parte en la que Afrodita hablaba con Sabrina. Mafalda suponía que había sido muy duro para su amiga, ya que obviamente no tenía intenciones de estar con su madre. ¿Qué le habría dicho? ¿Sabéis lo de Leo? Después de todo, era la diosa del amor. Algo productivo tenía que hacer.

- Creo que el padre de Frank ya tiene muchos problemas. Percy también lo odia. ¿Algo más que necesite saber?

- Bueno, mi madre me odia y dice que no debería haber nacido, pero después de eso, no creo que estamos bien.
Annabeth tomó su mano.

- No te preocupes, Artemisa nunca ha sido la diosa más cariñosa, salvo con sus cazadoras.

La cabecita de Mafalda empezó a pensar.

- Creen... ¿Creen que si me convirtiera en cazadora de Artemisa, mi madre me aceptaría?

Sabri la miró preocupada.

- Mafalda, ser cazadora de Artemisa no es un chiste... Serías inmortal, no podrías volver a hablar con los chicos, tendrías que aprender a cazar con arco y flecha y vivirías con ellas por el resto de tu vida. Casi nunca podrías venir al campamento, y menos vernos.

- Bueno, es un sacrificio enorme. Si a mí madre no le gusta, es porque es idiota.

- ¿Qué harías si no te gusta?- preguntó Annabeth.

- Le diría a mi madre que deshaga el juramento y ya. No es tan terrible.

La preocupación de Sabrina paso a enojo. Uno que nunca había mostrado con Mafalda.

- ¿Estás bromeando? ¡No podríamos volver a vernos! ¿Acaso nuestra amistad no significa nada? ¿No te importa que quizá no vuelvas a verme?

- Sabri, claro que me importa, pero entiende que esto es muy importante para mí. No lo entenderías. Necesito tener a alguno de mis padres cerca, al menos la que no está en la carcel.

- ¡Tienes toda la vida para complacer a tu estupida madre! Además, si se lo que se siente. ¡Tener que ver a Afrodita hoy fue terrible!

- ¿Terrible? Afrodita es una de las diosas más simpáticas (en lo entrado de la razón) ¡tú eres la muy egoísta que no quiere darle una oportunidad!

- ¿Egoísta? ¡Tú eres la que se va a ir sin pensar en mi!

Annabeth, incomoda a más no poder (si, como Harry en la escena donde Hermione abraza a Ron) corrió a buscar a alguien que la ayudara a que esas dos no se mataran.

- ¡Necesito hacerlo, Sabrina! ¡Dios mío, eres tan tonta que no entiendes nada!

- ¡Pues me esfuerzo por entenderte, pero estas loca!

- ¿Loca? ¡Pues si estoy tan loca, ¿porque eres mi amiga?!

- ¡Yo no quería serlo! ¡Me enviaron a buscarte!

- ¡Pues ojalá no lo hubieran hecho!

De repente, entraron Annabeth y Leo. La rubia tomo a Mafalda, mientras que el hijo de Hefesto a Sabrina.

- ¡Muérete! ¡No te necesito!- gritó esta.

- ¡Yo tampoco!

- ¡Perfecto!

- ¡Perfecto!

- Bueno ya, vamos a "aclarar las ideas" al búnker 9. Annabeth, procura que no maté a nadie.- Leo tomo a la hija de Afrodita y se la llevó.

- Genial. Annabeth, dime dónde están las cazadoras de Artemisa. Me uniré a ellas. Esta decidido.

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Hola amores! Este capítulo es un poco corto, pero espero que les haya gustado.
Si les interesa aparecer en la historia como cazadoras de Artemisa, lo único que tienen que hacer es dejarme en los comentarios sus nombres y descripción física (color de ojos, estatura, cabello).
Los quiero!
~ Carrie

La hija de Artemisa. {COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora