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Mafalda estaba llorando en su habitación de la base de las cazadoras de Artemisa.

Le costaba creer que otra vez, después de todo lo que había recapacitado y necesitado a Sabrina, hubiera dejado que la furia la consuma y que ambas pelearán otra vez.

Y sobre todo, se arrepentía profundamente sobre todo lo que le había dicho. Las cosas con las que había atacado a su mejor amiga, no eran de su incumbencia, además sabía lo mucho que le importaba a Sabri el tema de las cosas con Leo.

Era fácil: de nuevo, la había cagado.

Deseaba profundamente ir hasta el Campamento Mestizo, sin importar cómo, y arreglar las cosas. Pero Thalía y las demás estaban ya muy enojadas con ella y sus compañeras Valentina y Alexandra por no haber logrado tirar bien ni una sola flecha, además de que todas estaban al tanto de la discusión que había tenido con Artemisa en el Olimpo.

Irse así como así, solo empeoraría más las cosas.

Alguien tocó su puerta.

- ¿Estás bien?- preguntó Reyna entrando despacio. - obviamente no.

- Solo tuve un par de inconvenientes. Estoy bien.

- ¿Qué hiciste, de hecho? No me dijiste a donde ibas cuando estábamos en la playa.

- ¿Conoces a Sabrina Martínez? ¿La hija de Afrodita?

- ¿La que está enamorada de él chico que quemo el Nueva Roma?

- ¿Cómo sabes eso?

- Se nota a kilómetros. Pero sigue.

- En fin. Habíamos tenido una pequeña discusión la última vez que la vi, hace como un mes, porque ella se negaba a que yo me convirtiera en cazadora. No nos hablábamos desde entonces, y cuando la llame para intentar arreglar las cosas, las dos estallamos. Creo que sé porque no estoy pudiendo manejar lo de las flechas. Yo... ¿Recuerdas lo que me contaste sobre el lo que el Campamento Jupiter significa para ti?

- Mi ancla- recordó ella. - ¿qué tiene que ver?

- Sabrina es mi ancla. Mi guía. Sin ella, no importa las bendiciones de Atenea o la herencia de Artemisa o cualquier cosa estupida de semidiós que corra por mi sangre... Sin ella, nada jamás me saldrá bien.

- Si es tan importante para ti- dijo Reyna- deberías ir a buscarla.

- ¿Ahora? Imposible, Thalía me mataría. Además ya metí demasiado la pata con las demás, se merecen una jefa responsable. Lo menos que puedo hacer es quedarme y supervisar.

- ¿Por qué te uniste a las cazadoras?- preguntó la pretora de la nada.

- No viene al caso.

- Por supuesto que viene al caso. ¿Por qué te hiciste cazadora?

Pensó unos momentos, y decidió confiar en Reyna.

- Para demostrarle a mi madre que no era una basura solo por quien es mi padre.

- ¿Y qué te importa más? ¿Complacer a la madre que no te aprecia o salvar tu amistad con la persona que más quieres?

No tardó ni un segundo. Tomo una chaqueta y se dispuso a salir por la puerta.

- Eso fue rápido- dijo burlona Reyna, parada frente a la puerta.

- No tengo mucho que pensar, me lo dejaste más claro que el agua.

Intentó pasar por la puerta, pero la romana la freno.

- ¿No obtengo un premio por ayudarte?

- ¿Y qué premio te gustaría?

- No se, un beso estaría bien.

Mafalda sonrió.

- Supongo que te lo mereces.

Estaban acercándose, cuando Valentina interrumpió oportunamente la escena.

- Tenemos un problema.

- ¿Qué pasa?- preguntó Reyna molesta.

-  Furia. Atacando a la población. En la calle.

- ¿Y nos lo dices ahora?

- Thalía dijo que no hacía falta alterar a todos, pero la verdad es que hace media hora que trata de darle y se le acabaron las flechas. A ellas y a todas las demás cazadoras.

Mafalda resopló. Tomo el carcaj y sus flechas de bronce imperial y salió.

- Juro que lo tirare al Tártaro.

- ¿Por atacar a las cazadoras?- preguntó Valentina.

- Por interrumpirme el beso.

🌸🌸🌸

OMG quedan solo unos cinco capítulos como mucho y quiero llorar.

La hija de Artemisa. {COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora