XVI

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Mafalda se veía ridícula.

Mafalda se sentía ridícula.

Las cazadoras la habían vestido con una túnica griega plateada, unas sandalias y para rematarla le habían puesto un broche con forma de luna y hojas en el cabello.

Ahora estaba frente al lago de las canoas donde habían montado una suerte de exentaría para su "coronación", y ella esperaba a los demás campistas junto a Valentina y Alexandra en su ¿camarín? Todo le parecía ridiculo.

- Me veo horrible.

- Estoy de acuerdo- dijo Valentina.

- Te ves tradicional. Se supone que eso es lo que Artemisa quisiera. O al menos lo que Apolo nos dijo que querría.- dijo Alexandra.

- ¿Cuánto tiempo tendremos que estar aquí? Porque el hecho de que me coronel "reina de las guerrerillas feministas" no me entusiasma en absoluto.

- Solo te presentaremos, Thalía te dará su diadema y cenaremos aquí. Luego volveremos en pegaso hasta Puerto Rico. ¿Feliz?

- Supongo que si. Aunque preferiría no almorzar acá, mi mejor amiga y yo tuvimos algo así como una pelea y bueno...

- No tendrán que hablar si no quieren. Es más bien una cena de celebración.

Thalía apareció con la peor cara de enojo del mundo.

- Es hora de que salgas, todos están esperando.

Valentina le levantó los pulgares con una sonrisa y después de suspirar, siguió a la malhumorada hija de Zeus.

Todos los campistas, absolutamente todos, estaban allí expectantes esperando a verla. Divisó cerca a Sabrina: esta parecía estar haciendo un gran esfuerzo por no llorar, mientras bajaba la vista intentando no mirar a Mafalda. Estaba junto a Leo, que le dedico una pequeña sonrisa triste y le hizo un gesto con la mano.

- Hoy estamos aquí para presenciar la herencia de Mafalda López, hija de Artemisa. Por su habilidad hereditaria, será ¿coronada? Como jefa de las cazadoras de Artemisa, siendo así que la antecesora, Thalía Grace, hija de Zeus, le cederá su diadema en forma de respeto y soberanía.- explicó Quiron.

Thalía le mando una mirada que solo mostraba el más profundo odio y de mala gana se quitó la diadema plateada y se la puso a Mafalda sobre su cabellera pelirroja.

- Te cedo mi puesto como jefa y bendecida de Artemisa, diosa de la caza y las doncellas.

- Ahora necesitamos que Mafalda jure lealtad a las cazadoras y a su madre.

Esta dudo. ¿Qué tan malo podía ser? Obviamente debería aprender a cazar, lo cual no sonaba muy lindo, dejando en claro que tendrían que matar animales inocentes. También sería una doncella, y consideraba que jamás se había enamorado antes, por lo que quizá no fuera un problema. Pero si se había preguntado ¿se permitía estar con mujeres o con otras cazadoras? Porque después de todo no dejaban de ser doncellas, ¿no?

Y también miro a Sabrina. Puede que esta fuese la última vez que la viera, al menos en persona. Las cazadoras casi nunca se cruzaban con los semidioses comunes, y menos que menos, tendría tiempo como la heredera de Artemisa. Thalía le había dicho que tendría que encargarse de reclutar chicas de todo el mundo, contando las del campamento Jupiter.

La hija de Afrodita levantó la mirada pero no dijo nada.

No intento frenarla.

Quizá ya se había dado por vencida, o ya no le importaba.

O quizá entendía por lo que estaba pasando, lo que de verdad quería hacer.

Quería mostrarle a su madre en la cara que no era una idiota solo por cómo nació, que valía la pena, que no era una basura.

¿Era un capricho? Quizás.

Pero al menos tenía que intentarlo.

- Le juro lealtad a mi madre, a las cazadoras de Artemisa y a todo lo que representan.

La hija de Artemisa. {COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora