XXXI

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Mafalda suspiro al ver a la Furia. Si, suspiro. Ni se quedó sin aliento, ni se asusto. Suspiro.

¡Pero qué manía tiene la gente en esta historia de arruinar los momentos románticos!

El bicharrajo no era gran cosa, el problema era que todas las cazadoras, quienes,  como le había dicho Valentina, se quedaron sin flechas, corrían y gritaban desesperadas por todas las calles de el Viejo San Juan, mientras Thalía intentaba calmarlas en vano.

Para sumársele a esto, los civiles corrían gritando cosas sin sentido, vaya a saber uno lo que veían. Ahora aclarando, la Furia los veía perfectamente, y parecía que no le importará mucho que su cena no se especificará en semidioses. Era una Furia variada, por lo menos.

¿Y adivinen quien tiene que acabar con el lío?

Pos Mafalda, como siempre.

- Mira- comenzó la hija de Artemisa hacia la furia - no tengo muchas ganas de cazarte y eso, así que si mejor te rindes y te vas, mejor.

O la Furia no hablaba el idioma de Los Beatles, o le importaba un carajo lo que le estaba diciendo. Probablemente la segunda.

- ¿Vas a hacer algo o no?- preguntó Thalía, escondida detrás de un árbol. Claro, tenía su escudo de Medusa, pera la muy genio la había dejado en la cabaña de Zeus en el Campamento Mestizo.

- ¿Qué no se supone que son de Hades? ¡Qué el venga a encargarse de esto!

- Las Furias solo se retienen de atacar a los hijos del Inframundo, pero los demás semidioses dan o mismo- dijo Alexandra.

Nah, pos perfecto.

Para probar, Mafalda tomó un fierro que había en el suelo de la vereda frente a un resto y se lo tiro en la cara con toda la fuerza que pudo. Como una rama cuando pasas por al lado de un árbol, el fierro rebotó en su cara, pero no le hizo nada.

Es más, el ataque repentino la enfureció tanto, que olvido a los ciudadanos y se centró en la pelirroja.

- ¡Tus flechas!- gritó Valentina, metida en un cesto de la basura. - ¡Usa tus flechas!

Alexandra la miro como diciendo "¿me jodes?"

- ¡Nah, ¿te parece necesario? ¡Yo pensé que era una Furia comprensiva!

Ignorando las estupideces que las dos decían, Mafalda tomó una flecha, la acomodo en el arco y apuntó a la criatura.

¿Dónde mierda esta Reyna?

Por lo menos si había alguien armado, que ayudará un poco.

Miro fijamente a la Furia, preparándose para disparar. Al mirarla a los ojos, recordó ese día en la escuela de Argentina, hace dos meses pero que le parecía ya hace años, cuando su vida podía haber sido calificada como 'medianamente normal', y de pronto, ¡pum! La bestia intento atacarla, y así, la metió en este mundo.

Y eso también le trajo el recuerdo de Sabrina. La única persona que la había apreciado desde un principio, con sus locas frases y comportamientos, con sus interrupciones a la maestra en clases y sus charlas motivasionales que solo ella escuchaba entre risas.

Por último, recordó su última pelea, y con ello la causa por la cual todas sus peleas habían comenzado. La responsable de que tuviera que estar allí parada, sin saber qué hacer, con la responsabilidad de cuidar de montones de adolescentes, y en sí, de los ciudadanos de la isla, y que la había separado de su hermana del alma.

Artemisa.

- No puedo hacerlo- dijo bajando el arco.

- ¿Qué? - preguntó estupefacta Thalía. Luego frunció el ceño - ¿DE QUÉ HABLAS? ¡Ve ahí y tira la maldita flecha!

- No puedo. - repitió.

Thalía rodó los ojos. Daba la impresión de que, más aún que en otras ocaciones, quería ahorcarla.

- Dame eso.

Corrió desde su escondite hasta donde ella estaba, y sin preguntar siquiera, le quitó el arco a Mafalda, y intentó apuntar. Intento, es ciertamente la palabra adecuada.

Igual que el arco de Ulises, no funcionaba con otra persona que no fuera la misma heredera de Artemisa.

- ¡Solo ella puede hacerlo! - gritó Alexandra - ¡No funciona con nadie más!

- No puedo.

- ¡Por el amor de los dioses! - dijo la hija de Zeus exasperada - ¡SOLO HAZLO!

- No puedo.

Sintió una mano en su hombro, y casi mata a quien pensó era la Furia, cuando paró en seco y la vio, con Leo a unos centímetros atrás, sonriendo como no lo había visto nunca.

- Si puedes - dijo Sabrina.

- Sabri, ¿qué-

- Toma. No es momento, como siempre que se te da por hablar - lo dijo con una sonrisa- ahora ve, has lo que tienes que hacer.

Ella estaba un poco en shock aún cuando levantó el arco y apuntó a la furia, pero tenía que hacerlo.

La criatura le sonreía burlona, y solo en ese momento se dio cuanta de que mientras todo este lío pasaba, no se había movido de su lugar, por más hambre pareciera que tuviese.

Mafalda, igual que todo, pensó en quedárselo analizando, pero la Furia le mostró los colmillos, y no dudó un momento cuando Sabrina grito "Ahora!"

La flecha salió volando y le dio justo en el pecho.

🌸🌸🌸

Fua, hace casi una semana que no publicaba. So sorry! Es que tuve demasiada tarea, no se hacen idea. Los exámenes finales se acercan pero ¡no! La profesora de
pre-álgebra cree conveniente dar tarea. Maldita vieja.

En forma indirecta de disculpa por parte de Miss Rosalie, les dejo el vídeo más hermoso del mundo.

La hija de Artemisa. {COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora