La Joven Caballero de Armadura Reluciente (2da parte)

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Han pasado 3 días desde que emprendí camino de regreso a mi Reino, estoy ansiosa por llegar, E ir corriendo a los brazos de mi Padre, la verdad lo extrañe mucho y se que no debe de estar bien.

-Despierte Princesa ya llegamos al Reino de Flora-, me despierto de un largo sueño y observo por la pequeña ventana de la carroza, el Reino esta diferente, muy diferente a como lo recuerdo, pero aun así es un Reino prospero y su gente muy amable, mi Padre ha sabido hacer muy bien su trabajo.

Una vez que llegamos al castillo, salto del carruaje y voy corriendo en busca de mi padre, cuando llego al gran salón, me encuentro con un Rey destruido, no es ni la sombra que solía ser, la imagen de mi padre de esa forma, fue como un shock para mi.

-Padre ya estoy aquí-, me acerco poco a poco a donde esta el sentado de espaldas, mi Padre se levanta y se gira, sus ojos están llenos de lágrimas, ternura y vacío a la vez, viene hacia mi y me da un fuerte abrazo, -No sabes cuanto te extrañe hija- lágrimas comienzan a brotar de sus ojos, -Yo también te extrañe Padre-, mis lágrimas también comienzan a caer por mi rostro.

Nos quedamos así por un rato, luego mi padre me aparta y me dice con voz de admiración, -Mira que grande estas, toda una Señorita, estoy deseoso por saber cuanto sabes de espadas-, su mirada es un reto para mi, yo le sonrió a mi padre, secando mis lágrimas, -Pues averigüemoslo ahora mismo-.

Nos dirigimos al jardín central, el lleva su fiel espada y yo la espada que el Caballero me obsequio, sera una buena oportunidad para estrenarla, estoy emocionada.

-Estas lista para perder-, creo que no sabe con quien esta hablando, -Claro Papá lista para hacerte perder-

Los dos desenvainamos nuestras espadas y comienza el duelo, las espadas chocan en una danza de metal, la habilidad de mi padre con la espada es sorprendente, por poco le llevo el ritmo, esta espada es única, es tan liviana y su poder es increíble, sin duda, si no tuviera esta espada ya mi Padre me habría ganado.

Chocan de nuevo nuestras espadas, con tal fuerza que nos hace retroceder a los dos, -¿Ya te rindes pequeña?-, al ver como jadea estoy segura de que casi la victoria es mía.

Empuño mi espada y respondo con orgullo, -Nunca-,

-Esa es mi hija- en un movimiento veloz mi Padre trata de arrebatarle la espada, pero yo utilizo magia y lanzo un rayo a través de ella, mi padre se protege con la espada, creando un escudo mágico, -Oye pequeña, nada de magia-, dice mi Padre regañandome, se siente extraño que después de tanto tiempo mi padre me regañe.

-Lo siento Padre, me deje llevar- pongo esa cara de arrepentida que me ha sacado de varios problemas, en eso mi padre dice -En guardia-, a la final no le pude ganar, por poco lo vencía, pero bueno es el Rey y el mejor Guerrero de estas tierras, no se podía esperar mas de el.

-Tu madre estaría orgullosa en ver en la mujer que te has convertido, fuerte como tu padre e inteligente como tu madre-, dice orgulloso de mi y eso me hace sentir un calorcito en el corazón , que no sentía hace mucho tiempo.

Luego de la lucha con mi padre, me dirigí a mi alcoba, todo estaba igual a como lo deje, me trae muchos recuerdos de cuando era niña, y mi cama, como extrañe mi cama.

Después de una reconfortante ducha me dirigí al gran salón a cenar, mi Padre y yo estuvimos hablando un buen rato, de todo un poco, de lo que paso esa noche, de como hizo para que el Reino se repusiera, y me puso al tanto de todo en el Reino, como próxima heredera al trono tenia que saberlo.

-Padre ¿que ha pasado con mi hermana menor?-, pregunto de manera sutil.

-Aun no la hemos encontrado, he estado enviando a los mejores cazadores, rastreadores y magos de todo el reino y no han podido encontrar la guarida de Digin, y los que lo han logrado, no vuelven con vida-

La Princesa De Ojos LunaresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora