Un Nuevo Amanecer

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El día llego, y la suave brisa del amanecer acaricia mi rostro,pequeños rayos de luz entran a la cueva donde la Guardiana Lili, Aragon y yo estamos descansando, mi primer día fuera de la celda, después de 13 largos años, siento muy dentro de mi que todo va a mejorar, pero aun tengo ese sentimiento de que esto no termina.

-¿Ya despertó su alteza?

La voz de Aragon interrumpe mis pensamientos, lleva en sus manos un par de animales, ¿eso, sera nuestra comida?.

-Si, estoy despertando, y... solo llámame Aradia, no soy digna de ser llamada princesa-, agacho la mirada, no soy capas de verlo a los ojos, la verdad me siento así, no creo ser digna de ser llamada princesa, en cuanto me sumerjo en mis pensamientos de nuevo, la mano de Aragon tira de mi mentón para que alce la mirada.

-Eres digna de ser llamada Princesa, no solo por ser la hija del Rey, si no porque cada mujer de este mundo, lleva una princesa bondadosa, cariñosa y hermosa por dentro, así que si aun no fueras la hija del Rey, serias digna de ser llama Princesa-, las palabras de aquel joven hacen que mi mirada se nuble, no se si sea por el cansancio o por sus palabras, pero una pequeña gota en forma de lágrima cae por mi rostro, Aragon se apresura en quitármela y me regala una enorme sonrisa.

-Vamos princesa es hora de comer-, me muestra los animales que tiene en la mano, aun no se como se comerá eso, salimos de la cueva, Aragon coloca los animales en una piedra y se dispone a hacer una fogata, ya ha recogido leña, es impresionante que ya tenga todo listo siendo tan temprano, la niebla que nos rodea hace difícil el poder ver a través de los arboles.

-Por ahora nos calentaremos y comeremos, es muy difícil caminar con esta niebla por el bosque, podríamos perdernos-, escucho decir a Aragon mientras observo a la Guardiana.

-¿Estará bien?-, pregunto un poco preocupada, no se ha movido del lugar en donde Aragon la dejo, -Tranquila Princesa ella estará bien, lo que necesita es descansar un poco mas-, sus palabras me tranquilizan un poco.

-Ven Princesa, quiero enseñarte como encender una fogata-, voy hacia donde esta Aragon me extiende un par de piedras, -Tomalas Princesa, trata de chocarlas para que produzcan una chispa y así puedan encender la yesca-, la mirada de Aragon es un tanto divertida, como a la expectativa de mi fracaso, pero le demostraré que si podre encender fuego, además que tan difícil puede ser crear un poco de chispas.

-Ha pasado un buen rato princesa ya rindete-, la voz divertida y entre sonrisa de ese joven hace que me irrite, la verdad no pensé que sería tan difícil, no he logrado crear ni una chispa, lo veo con una mirada fulminante, lo que hace que su risa pare y su rostro cambie, yo podre con esto solo un poco mas.

-Ven princesa tienes que tomarla de esta forma-, las manos de Aragon toman las mías, sus brazos abrazan mi cuerpo, siento su calor y su respiración en mi cuello, es una sensación que no había sentido antes, me hace sentir segura.

Mis mejillas comienzan a arder, mis manos comienzan a sudar mientras que los latidos de mi corazón se aceleran poco a poco, -¿Que es esto?-.

-Tienes que chocarlas de esta manera, así, la fricción de las rocas hará que se cree un chispa lo que encenderá la yesca-, las manos de Aragon guían a las mías, atenta de sus movimientos y de no desmayarme, se escucha un ruido al chocar las piedras y una chispa sale volando, encendiendo la yesca, Aragon se apresura y comienza a soplar, luego se enciende y le coloca leña para hacer la fogata.

-Y así Princesa, se hace un fogata, sencillo ¿no?-, ríe con un aire de suficiencia, dos pueden jugar a este juego, -De nada joven Aragon, de no ser por mis habilidades, no se hubiera encendido-, ahora río yo al ver su cara de ¿que?, ¿indignación? o ¿sorpresa?.

La Princesa De Ojos LunaresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora