La Aventura Comienza

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Una vez que salimos del castillo, la joven Caballero, Lili y yo nos embarcamos en una gran aventura, y los problemas no se hicieron esperar.

-Aragon, ¿como hiciste para caer ahí?, cuantas veces te he dicho que no te acerques a ese tipo de suelo-, el suelo se hundía bajo mis pies mientras yo escuchaba el regaño de Lili, aveces puede ser un poco molesta.

El Caballero me alcanza una rama para que la tome, así poder salir, de un tirón me saca, para ser una mujer si que tiene fuerza.

-La verdad es que pude salir con un hechizo, pero gracias de todas formas-, digo limpiándole la ropa de la arena húmeda.

-¡Claro!, lo dice el Mago mas grande de la historia, de nada, un Caballero esta para ayudar a Damiselas en apuros-, después de terminar esa frase Iris se inclina como si en presencia de una princesa en apuros estuviera, ¡Whoa! esta chica es imposible.

-De nada o gran noble Caballero por tan grandioso acto de valentía- me mofo de ella.

-Ya basta chicos, es muy temprano para sus jueguitos- escuchamos a Lili decir seguido de un coscorrón, es tan típico de ella.

Seguimos nuestro camino adentrándonos mas y mas en el bosque oscuro, Lili la noche anterior estuvo rastreando el castillo del Emperador Digin, y al parecer tiene una pista de donde se puede encontrar, pero llegar ahí no sera tarea fácil, hay que atravesar las profundidades del bosque oscuro, lugares a donde nunca he ido, y no me atrevería ir solo, las historias de criaturas mágicas, lugares encantados y un sin fin de peligro, que Lili me contaba cuando era niño por las noches antes de irme a dormir, hacen que se me ponga la piel de gallina.

-Se que no eran los mejores cuentos para antes de dormir, pero Lili nunca fue buena para eso, pero a su manera me hizo bien,- ahora conozco de los peligros del bosque y como enfrentarlos.

A medida que vamos caminado, el bosque se hace mas espeso y mas oscuro, ya casi no podemos ver nada, tomo mi mano y la enciendo como si fuera una antorcha, para iluminar el camino.

-No tengas miedo-, le digo sonriendo a Iris, ella me mira y me responde agachando la cabeza, -No tengo miedo, los caballeros no le tememos a nada-, pero por la forma en que lo dice, se que no es verdad.

Después de un rato de caminata, Lili decide que es hora de descansar, dejamos nuestras cosas y armamos el campamento, yo salgo con mi arco y flecha para cazar la cena.

Estoy escondido en unos arbustos, acechando en espera de un presa, después de un rato, logro divisar un ciervo de gran tamaño, sera suficiente como para tres días, preparo mi flecha y realizo mi conjuro, esto me trae recuerdos, despejo mi mente y me dispongo a disparar, cuando una gran pisada hace que me tambalee y pierda la concentración, un Gigante de un tamaño descomunal se acerca, por Lili se que los Gigantes no tienen una buena vista pero tienen un olfato y oído excelente, no me encuentro en la mejor situación.

Espero paciente, escondido en los arbustos, -Que no me vea, que no me vea, que no me vea- repito en mi mente, se que si me llega a ver o a oler estoy muerto, nunca he peleado antes con Gigantes.

En eso siento como el Gigante se va acercando poco a poco a donde estoy yo, agacha la cabeza a los matorrales y cierro mis ojos, no se escucha nada, puede que se haya ido, pero hubiera escuchado sus pasos, cuando de pronto una gran ráfaga de aire y baba sopla en mi cara, espero que esa baba no sea lo que estoy pensando.

La Princesa De Ojos LunaresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora