Uno. ¿Comienzo de algo anormal?

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— Mamá, me iré a la casa de Sehun. — Anunció dirigiéndose a la puerta de su casa, su voz sonaba animada e infantil.

Aquél era Huang Zitao, un chico en sus diecisiocho años, de nacionalidad china que se trasladó con su familia a Corea cuando tenía diez años. Alto y delgado, pero con el cuerpo ligeramente marcado por los músculos acumulados de cuando practicaba wushu. Hace dos años que dejó las artes marciales, aun así sus músculos continuaban delineados. Cabello negro y corto – no tanto – que la mayor parte del tiempo estaba desordenado. Ojos felinos con marcadas ojeras, boca pequeña y bien delineada.

A pesar de ser alto, aún cargaba con un aire infantil, sonrisa fácil y contagiosa. Voz dulce y ligeramente ronca.

— ¡Espera, Zitao! — Alertó la mujer que estaba en la cocina, apareciendo en la puerta de la misma y mirando a su hijo quien ya estaba poniéndose los zapatos. — ¿Y los exámenes? ¡¿No vas a estudiar?! Sé que comienzan la próxima semana.

— Tsk... — Chasqueó la lengua. — Sí, es solo la semana que viene, mamá. — Se quejó.

— ¿"Solo la semana que viene"? Hijo, tus notas están cayendo cada vez más, deberías estar estudiando desde hace un mes antes para poder aprobar. — Dijo seria.

— Mamá, no empieces. — Bufó. Y nada haría a la mujer cambiar de idea, por eso decidió inventar una excusa. — No te preocupes, le pediré a Sehun que me ayude, sabes que él tiene muy buenas notas.

— Ah, claro que lo harás, te conozco bien.

— ¡¿No confías en mí?! Estoy hablando en serio. — Fingió sentirse ofendido.

— Zitao, Zitao ¿Qué haré contigo? — Dijo negando con la cabeza.

— Me voy, mientras piensa en que harás conmigo. — Dijo saliendo de casa rápidamente antes de ser detenido.

Presionó el botón del elevador y se alegró de que esté no estuviera muy lejos, por lo que no tardó en llegar. Entró en el y tres pisos después ya estaba donde quería. Caminó por el pasillo alcanzando la puerta de su amigo y aun sabiendo que sus padres no estarían en casa, se adentró con timidez. Había memorizado el código de acceso.

Caminó por el departamento sin anunciar su llegada, y fue directo a la habitación de su amigo, encontrándolo frente a la computadora. Tao sabía que él aún no tenía conocimiento de su presencia, ya que llevaba puesto los audífonos y debido a eso su atención estaba enfocada en lo que escuchaba.

Entró a la habitación y no hizo cuestión de anunciarse, fue hasta el estante donde Sehun coleccionaba algunos mangas y escogió uno que había empezado a leer. One Piece. Era uno interesante, a pesar de no estar en ese mundo nerd en el que su amigo vivía, le gustaba leer uno que otro manga. Se acostó en la cama de su amigo y comenzó a leer.

Pasó un buen tiempo antes de que Sehun despegara sus ojos de la pantalla, después de algunas partidas del juego que jugaba, y viera que su amigo estaba en su habitación. Tao estaba acostado de manera relajada en su cama, con dos mangas a su alrededor y uno que leía en su mano.

— ¡¿Estás aquí?! — Frunció el ceño. — ¿Cuándo llegaste?

Ese era Oh Sehun, su amigo desde que se había mudado a Corea. Él era un poco más bajo – unos pocos centímetros – que Tao, y aún así era considerado alto por los estándares coreanos. Hombros más anchos que los de Tao, por eso a pesar de ser tan delgado como el otro, daba la impresión de ser más fuerte, lo que no era verdad. Boca pequeña y nariz redonda, diferente al rostro bien anguloso de Huang, Oh tenía el rostro más redondo. Piel muy blanca y muy bien cuidada por el mismo. Su cabello actualmente brillaba en un rubio platinado.

Just Pleasure? [taohun/traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora