Just Pleasure? [taohun/traducción]

Nueve. ¡Fiesta, finalmente!

1.

"Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad.

El Trastorno de Deficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) es un trastorno neurobiológico, de causas genéticas, que aparece en la infancia y frecuentemente acompaña al individuo toda su vida. Se caracteriza por síntomas de falta de atención, inquietud e impulsividad..."

Abrió la primera página que apareció en Google, y leyó un trecho. Trastorno neurobiológico. Frunció el ceño. ¿Él tenía un problema en la cabeza?

Abrió varias páginas, volviéndose casi un especialista sobre el asunto. De una cosa estaba seguro, mucho de aquello encajaba con su perfil. Al mismo tiempo no parecía nada extremadamente grave, pero existía dentro de sí un sentimiento de inferioridad. Tenía un trastorno que lo dejaba tonto. Era así como pensaba, y no era algo reciente. Era algo que él escondía muy bien, pero su problema en el estudio era debido a eso.

Tao se sentía inferior, tenía dificultad para entender algunas materias, y aún estudiando sacaba notas bajas. Por eso dejaría de intentar, porque tendría que recuperar de todos modos.

2.

Sehun y Tao estaban acostados en la apretada cama del coreano. El chino estaba de espalda a su amigo que estaba de panza arriba.

– Estás extraño desde que tu madre fue al colegio. – Comentó Sehun. Aquel hecho había ocurrido hace ya tres días.

– Estaba enojado por no recuperar todas las notas. – murmuró, queriendo darle un fin al asunto.

– No seas así, Tao yah. – Reclamó, tirando del hombro de su amigo haciéndolo girar.

La cama de soltero no era cómoda para que los dos se quedaran acostados lado a lado mirando al techo, estaban apretados en la estrecha cama.

– Déjame. Tengo derecho a enojarme.

– Claro que lo tienes... Pero ya paso. Vamos, no estés así.

Tao hizo una mueca infantil, y no respondió.

– Se porque estas enojado, es porque no vas a conseguir que haga lo tu quieras por una hora.

Zitao sonrió.

– ¿Cómo adivinaste? – bromeó, y aquello podría ser verdad si no tuviese otros problemas.

– ¡Lo sabía! Tao yah... eres horrible.

Huang se río, y creyó que la conversación había acabado. Mejor así.

– Está bien... – dijo el coreano, con un tono amistoso. – Te dejo pedir lo que quieras.

Se podía ver un brillo en los ojos del chino, ahora realmente estaba animado.

– ¿Cualquier cosa?

– Sí, pero sólo uno. – remarcó bien.

– ¿Tiene que ser ahora?

– No. – Frunció el ceño pensando en lo que Tao podría estar pensando.

– Ya... voy a pensar y te digo. – Sonrió de verdad, mirando de soslayo al otro.

– No pienses mucho... Cuando no piensas tienes unas ideas locas, imagina cómo sería si te quedas pensando. – dijo con tono de reclamo.

Huang sólo consiguió reírse de su amigo. Aún no tenía idea de lo que pediría, pero si, iba a pensar muy bien sobre eso.

– Tao yah.

– ¿Hm?

– ¿Mañana no quieres ir conmigo a la clase de danza? Mi madre me pidió que pasara por el mercado de camino a casa, quería ayuda.