Veinte. Mis secretos

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1.

Escucho cuando la puerta de la entrada fue desbloqueada, los pasos acercándose y luego vio a su mejor amigo entrando en su habitación.

Ninguno de los dos hablo por un buen tiempo. Sehun entró y se sentó en la silla frente al escritorio, girando para quedar frente a su amigo que estaba sentado en la cama. Los dos cargaban una mirada desafiante y no tenían idea de lo que el otro pudiera estar pensando.

Oh se aclaró la garganta antes de hablar.

– ¿Llamaste a tu madre?

– ¿Eh? – frunció el ceño, sin entender el porqué de la pregunta

– Cuando pase por aquí al mediodía, ella aún estaba en casa nerviosa porque aún no habías vuelto. – explicó moviendo un hilo suelto que vio en su bermuda, como si no le importara quien estaba frente a él.

Zitao no respondió, solo se quedó pensando en lo que su amigo le había informado. Su mamá debía estar realmente nerviosa, no solo no había aparecido en casa antes del almuerzo, sino que tampoco se había dado el trabajo de avisar. Porque pensó que ella saldría temprano hacía el restaurante justo a su marido.

– Tienes la pésima manía de desaparecer sin avisar. Últimamente te preocupa poco las personas que están preocupadas por ti.

– ¡¿De qué estupidez estás hablando, Sehun?! – Preguntó, indignado. – No te metas en lo que no sabes.

– ¿Lo que no sé? Cuando llegué vi tu madre demasiado preocupada diciendo que dijiste que volverías antes del almuerzo. Me dijo que intento llamarte pero nadie atendía. ¿No piensas en cómo se sintió tu madre?

– ¿Y qué tienes que ver tu con eso?

Sehun bufo impaciente.

– ¿A dónde fuiste? ¿Con qué amigos? – preguntó, sin importarle sonar como una novia celosa y molesta.

– ¡No te importa! – respondió con el mismo tono agresivo, torciendo el labio de manera infantil.

– Claro que me importa

Tao no supo exactamente cuando su corazón comenzó a latir rápido y ni entendía por qué. Solo sabía que en ese momento sintió una mezcla de molestia, esperanza - de la que él no sabía -, euforia y ansiedad. Y en algún momento sus ojos se llenaron de lágrimas, que contuvo para no hacer una gran escena.

La respiración de los dos era fuerte y audible, eran quienes dominaban el ambiente en ese momento, en el intervalo entre la afirmación de Sehun y la futura pregunta de Zitao. El chino trago saliva, y se mordió el labio inferior concentrándose para hablar.

– ¿Por qué? – su voz salió más ronca y más baja de lo que pretendía. – ¿Por qué te importa?

Sehun se pasó las manos por el pelo intentando mantener la calma. ¿Qué demonios estaba preguntando Tao? ¿No era obvio aquello? Mierda, ellos eran mejores amigos, era obvio que estaría preocupado. Veía que cada vez a Huang más lejos de él, y un día despertaría y simplemente no serían más amigos y eso no tendría ningún motivo.

– Hasta hace poco eras mi mejor amigo, hablábamos de todo... – dijo después de una larga respiración, tenía la mirada baja y estaba realmente molesto. – Y de repente, estas tan lejos que parece que no se más nada de ti. Dentro de un tiempo solo estaremos peleando... ¿Qué está pasando?

– Como si fuese solo mi culpa. – murmuró.

– Sé que también es mi culpa... pero siempre estas a la defensiva. – se levantó de donde estaba y caminó hasta la cama de su amigo, sentándose a su lado. – ¿Podemos hablar un poco, sin pelear? Vamos a arreglar esto de una vez, siempre que intentamos hablar algo parece que quedar a la mitad.

Just Pleasure? [taohun/traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora