Capítulo 1. En el tuburio.

3.6K 144 5
                                    

Empecé a andar sin rumbo fijo, la verdad es que no sabía a donde ir a estas horas de la mañana, eran las nueve y realmente se estaba agusto, por un día, ya que en Londres se tiraba el 90% del día lluviendo, ¿pero qué remedio quedaba? aguantar.

Me senté e un banco completamente aburrida, ¿qué hacer a estas horas?, tomé mi móvil, un Samsung Galaxy Note II, la verdad es que de eso no me quejaba, era jodidamente enorme y espectacular. Me acabé el pitillo y lo tiré al suelo para después pisarlo y concentrarme en mi móvil.

Me meti en la música, el mejor invento que se pudo hacer, mejor que nada, era obvio, busqué en favoritas algo de música clásica; fueron sonando los Beatles, los Rolling Stones, Misfits, Queen, todo música especial, que me llenaba, no como ir al instituto para sentarme seis horas mientras una vieja gorda no para de escupir y gritar eufórica a falta de un buen polvo, además de tener que soportar a un montón de pijas repulsivas y a los novios retrasados babeando alrededor.

Ya eran las doce, entre una cosa y otra la mañana se me estaba pasando rápida, para qué mentir.

Andé hacia un bar, me acerqué a la maquina espendedora de tabaco, introduje el dinero y pulse el botón del marlboro, salio la cajetilla y el dinero de soba, lo tomé y al levantarme me choqué con alguien.

-Maldito idiota -dije cabreada-.

-Estúpido, mira por donde vas -dijo una voz masculina bastante sexy-.

Levanté la cabeza y era un chico sexy, pelo castaño, por encima de los hombros, con un gorro de lana negro con calaberas, dos piercings en el lado derecho del labio. Vestía de negro, con unos pitillo, unas vans y una chaqueta.

-¡Oh!, lo siento -hizo una pausa- pensé que eras algún borracho.

-¿Te parezco un borracho? -dije con voz sensual-.

El chico se quedó mirándome boquiabierto, me encantaba, era jododamente sexy y tenía unos cuantos años más que yo.

-Lo siento, te invito a algo si quieres -dijo señalando la barra-.

-¿Una cerveza? -pregunté-.

-¿No eres demasiado joven?

-¿Y eso qué importa? -respondí-.

Me contestó con una sonrisa de medio lado y nos sentamos en una mesa, pidió un par de cervezas y al momento nos las trajeron.

-Deberías estar en el colegio, ¿no es cierto?-me preguntó tras dar un trago a su cerveza-.

-Si, ¿pero para qué mentirnos? odio estar allí encerrada

-Yo a tu edad hacía lo mismo-respondió-.

-Lógico.

-¿Cómo te llamas?-me preguntó-.

-Samantha, pero llamamr Sam, ¿y tú? -le respondí-.

-Ben, Ben Bruce.

-Me gusta tu nombre.

Le di un último trago a mi cerveza y salí andando del tuburio aquel sin despedirme del tal Ben.

Vi como se quedaba sorprendido por mi reacción, se levantó de su silla y me siguió rápidamente.

-¿A dónde vas? -me preguntó-.

-No lo sé, a pasar el rato -le contesté-.

-¿Puedo hacerte compañía?

-Como quieras, pero no deberías estar intentando ligar con una chica menor que tu y más siendo menor de edad -le contesté-.

-Tengo veinticuatro, cumplo los veinticinco en octubre.

-¿Ves?, como me imaginaba, yo tengo diecisiete años recien cumplidos -reí-.

-Pues menudos diecisiete que tienes -dijo guiñandome un ojo-.

-Estás jodidamente viejo para mi gusto.

Noté como se reía a escondidas, pero se reía con rabia.

Empezó a sonar mi móvil, rebusqué en mi mochila y lo saqué, era uno de mis hermanos, de echo era el mayor, Jimmy.

-¡Jimmy! -exclamé-.

-Hola enana, ¿cómo te va todo?

-Bien, ya sabes, escapándome de clases, ¿y tú? -le pregunté-.

-Que vuelvo a casa esta noche, hemos acabado la gira por Los Ángeles -me contestó-.

Mi cara cambió enseguida, la felicidad resaltaba, noté como me brillaban los ojos y una sonrisa aparecía en mi cara.

-Quiero verte ya, te echaba mucho de menos-le dije-.

-Yo también te echo de menos enaba, bueno, me tengo que ir -gritaba mientras se escuchaban gritos por detrás-.

-Vale, hasta luego, te quiero tonto.

-¡Hola pequeña Sullivan! -escuché gritar-.

-Hola Brian, ¿qué es de tu vida Gates?-pregunté-.

-Ya sabes, como siem...-de repente sr calló-.

-Soy Jimmy, mañana voy a casa con Brian, diselo a mamá.

-Estais jodidamente locos -le dije-.

-Venga, adiós pequeña, te quiero mucho.

-Y yo adiós.

Colgué. Ben me miró.

-¿Tu novio? -me preguntó-.

-No, es mi hermano -respondí-.

-Ven quiero enseñarte una cosa -me paso la mano por encima de los hombros y me empezó a guiar hacia algún sitio.

Un encuentro inesperado (Asking Alexandria)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora