Capítulo 43.

728 59 9
                                    

La historia comienza a llegar a su fin, calculo unos 7 capítulos más y fin.

5 comentarios, 15 estrellas y subo el siguiente. Os quiero:)

~narra Samantha~

Los padres de Ben me habían tratado realmente bien y estaba alegre de caerles bien a pesar de la diferencia de edad.

Cuando me desperté en la habitación de Ben él ya no estaba en la cama, me duché y cambié para bajar en su busca.

Llevaba puesta la magnifica chaqueta que me regaló mi hermana, una sudadera de Drop Dead, unos skinny vaqueros oscuros con las botas de New Rock que me regaló Ben.

Bajé las escaleras de su casa y me encontré con Ben que estaba acompañado por una chica.

-Sam, ven -me llamó-.

Me senté a su lado y me dió un corto beso en los labios.

-Ella es Samantha, mi hermana, y Samantha, mi novia -hizo una pausa- que raro ha sonado -dijo dándose un tortazo a si mismo- ¿por qué os tenéis que llamar igual?

Ambas nos encogimos de hombros riendo y nos dimos dos besos.

-Ben me estubo hablando mucho de ti -habló la hermana de Ben-.

-A todos nos ha hablado mucho de ti -dijo la madre de Ben- eres un encanto.

-Muchísimas gracias -dije dedicándole mi más sincera sonrisa-.

Ben me llevó a desayunar fuera de su casa, entrelazamos nuestras manos y comenzamos a andar por las calles de su bonito pueblo, todo estaba nevado y era tan blanco.

Entramos en un bar muy bonito, estaba adornado con gran variedad de colores, las paredes eran de distintos todos de verde, las sillas azules, las mesas amarillas, la barra de un tono celeste, era muy bonito, nunca pensé en que un lugar así pudiera existir.

Nos sentamos en una mesa y enseguida se acercó una camarera buscona a tomar nota.

-¿Qué quieren tomar? -preguntó-.

-Ponme un capuccino y un goffre de chocolate -dijo Ben mirándome- ¿y tú cariño?

-Lo mism...-la perra de camarera me interrumpió-.

-Oh, dios, tu eres Ben Bruce, me acuerdo cuando nos acostamos en secundaria, ¿lo recuerdas? fue maravilloso, a ver si repetimos.

Ben se quedó un poco confuso y se sobó las sienes. A mi me daban ganas de rebentar a la perra esa; que se fue de allí y matarla lentamente.

-Sam...yo lo siento -dijo mirándome a los ojos pero yo ni le miré, simplemente miraba a otro lado-.

-Muy bien, mejor no digas nada -expresé en un tono cabreado-.

-Vamos Sam -intentó coger mi mano pero la aparté-.

-Vamos a desayunar rápido y nos largamos de este puto sitio -espeté más que cabreada-.

En cuanto terminé de desayunar me levanté de aquel asqueroso taburete colo azúl y salí del bar de mierda.

Ben me siguió, me cogió por la cintura con sus brazos.

-¿Pero qué te pasa? -preguntó elevando un poco el tono al salir ya del bar-.

-¿Quieres sabes lo que me pasa? -le pregunté- lo que me pasa es que me jode como as mirado a la perra esa, si no llego a estar yo ahí te la follas, ¿por qué mierda la miraste así?, ¿pensabas que soy tonta y no me daría cuenta? -grité con los ojos lagrimosos-.

-Sam, no, yo no la he mirado de ninguna forma.

-Sabes que si la has mirado pensando que harías con ella en tu cama, a demás, cuando ella ha añadido “ a ver si repetimos" ha sido ya el colmo.

Me deshice de su agarre y comencé a andar hacia algún sitio, ahora mismo no quería estar con él.

-Sam, por favor -dijo abrazándome por detrás-.

-No Ben, no -le grité- vete con la perra esa si quieres.

-¿Sabes? Si la he mirado, ¿y qué? los ojos los tengo para algo -me gritó él a mi por primera vez-.

Mis lágrimas salieron rápidamente traicionando mis principios y le pregunté:

-¿Cómo te sentirias tú? si estuvieras en mi lugar.

Salí corriendo esperando que esta vez no me atrapara, corrí con todas mis fuerzas, pero claro Ben era más alto y rápido que yo, por lo que enseguida me alcanzó.

Se paró delante de mi cuerpo haciendome chocar contra él, me apretó fuertemente contra su pecho, luchaba por separarme de él pero no lo conseguía.

-Maldita sea Ben -protesté- déjame tranquila.

-No, no quiero perderte, no a ti, lo siento mucho, no te imaginas cuanto.

-Ben, ya, me da igual, suéltame.

-No lo haré, estaré así hasta que se te pase.

Protesté y lo insulté todo lo que pude y más hasta que acabé agotada y me resigné hasta el punto de abrazarle, cuando se lo proponía era más insistente que una mosca cojonera.

-Ya Ben, sueltame, te perdono, pero que sepas que esto no va a quedar así.

El elevó una ceja mirándome con interrogación, sólo le miré mal y comencé a andar rumbo a su casa.

-¿A dónde vas? -me preguntó-.

-A tu casa.

-No, a las una hemos quedado con mis amigos de aquí para almorzar, te los quiero presentar -dijo Ben-.

-Mirame estoy horrible -protesté-.

Él tomó mi cara entre sus manos y me besó la frenté para susurrar un «Estás preciosa, como siempre».

Un encuentro inesperado (Asking Alexandria)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora