Capítulo 45. Maratón (2/4)

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~narra Emma~

Una vez dentro del cine y con la película podía notar a Jimmy excitado, ¿por qué demonios me metería al cine?

En un instante colocó su mano en mi muslo y comenzó a subir lentamente, acariciándome, no podía negar que yo también estaba excitada.

Su mano se paró a unos centrimetros de mi zona, desvió su mirada hacia mi, ambos nos miramos con lujuria en los ojos, ¿por qué me hacías esto Jimmy? me pregunté.

Se acercó a mi para juntar nuestros labios en un beso desenfrenado, mordía sus labios mientras él quería soltar gemidos pero los reprimía. Su mano siguió subiendo y se paró justo encima de mi clitoris. Comenzó a masajearlo por encima de mis leggins frenéticamente mientras nos besábamos, involuntaríamente abrí las piernas para que tuviera mejor acceso a mi clitoris y pude notar como sonreía en medio del beso. Mi mano viajó por su pantalón hasta su bragueta, pude notar que estaba erecto.

-Por favor salgamos de aquí -susurré con la voz entrecortada- llévame al hotel.

Él ni lo pensó dos veces, se despidó con la mano de la pareja que nos acompañaba, me agarró de la mano y salimos corriendo de allí, en menos de cinco minutos nos encontrábamos en la habitación del hotel.

Jimmy me dejó bajo su cuerpo cuando comenzó a besarme frenéticamente, mordía mi cuelo, mi mandibula, estaba que explotaba bajos sus jeans, le desabroché el pantalón y se los bajés con mis piernas, pude notar su erección entre ellas, lo que hizo que me excitara más.

Me coloqué sobre Jimmy y ahora me tocaba a mi, comencé a morderle el cuello dejándole marcas más que obvias, él gruñía excitado.

-Déjame llevar a mi el control, te voy a hacer gritar mi jodido nombre -dijo dejándome debajo-.

Se dehsizo de mis leggins, de mi sudadera y de mi ropa interior en unos segundos, bajó dandome mordidas en los pechos, por el vientre hasta llegar a mi clítoris, comenzó a lamerlo con su lengua, aquello era más que maravilloso, me hizo llegar a un orgasmo con tan solo su lengua en mi zona.

Me deshice de sus boxers, él agarró un preservativo que había sobre una mesa, quería ponerselo, pero no le dejé, se lo arrebaté de las manos, me coloqué sobre él, se lo puse lentamente tortudándolo.

-Maldita sea Emma, deja de jugar -dijo en un gemido-.

-¿No te gusta? -pregunté con voz pícara-.

-Claro que me gusta, pero date prisa.

Me coloqué su pene en mi entrada, él me agarró de las caderas y me miró a los ojos pidiendo permiso, asentí.

Me penetró en ese mismísimo instante, de un golpe seco, doloroso y placentero.

-Ahhh -exclamé- Jimmy -él dirigió su mirada a la mía asustado- no pares -logré decir-.

Nos giró rápidamente dejándo mi cuerpo debajo del suyo. Siguió enbisticiéndome con una fuerza considerable, notaba dolor, claro que lo notaba, pero iba acompañado con placer.

-Eres tan estrecha -gimió- espero que sea así siempre -volvió a gemir- m..me encanta, me encantas nena.

Siguió con sus embesticas cada una más fuerte a la anterior. Hasta que llegamos al orgamo mutuo, se deshizo del condón y lo tiró a la papelera.

Se acercó a mi para abrazarme, sin duda había sido mejor de lo que pude imaginar.

Nos dormimos abrazados, era ya tarde y esperábamos un nuevo día.

~narra Sam~

-Vaya, se han ido con el calentón y nos han dejado aquí solos -comenté-.

-Si quieres nos podemos ir nosotros también -susurró-.

-Lo siento Ben, te recuerdo que tengo la regla. Si quieres vete tú y tu mano al servicio -dijo para molestarle-.

Ben dejó escapar una carcajada sonora, la gente que había en la sala se giró hacia nosotros. Reí por lo bajo.

-¿Por qué no aquí? -comentó Ben-.

-Ni se te ocurra, nos echarán.

-Por una mamada no me importaría.

-Cariño, te la haría, pero en frente tenemos al que parece ser el tío más pajero de tu pueblo -dije mirándole con asco, era calvo y una panza enorme se dejaba ver bajo su camiseta- que asco.

-Ah, Johnny pajas -dijo Ben como si fuera lo más normal del mundo- ese se hace pajas hasta en mitad de la calle.

-Por favor Ben, que desagradable, vamonos de aquí, tu madre estará esperarnos para cenar.

Ben agarró mi mano y salimos de la sala tranquilamente, andamos hasta su coche, iba a arrancar pero se lo impedí.

-¿Qué haces, nena? -preguntó-.

-Nada, cosas mías, vamos.

Iba a hacerle una mamada, pero me arrepentí, yo no quería sentirme como una puta. ahora estaba feliz, no quería sentirme tan sucia como hacía unos meses.

Un encuentro inesperado (Asking Alexandria)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora