— ¿Qué es lo que te pasa, Nicole? — exclamó, colocando sus manos en las rejas negras y delgadas.
— Por tus malditos celos estás en la cárcel. — grité, no me pude contener.— Y Drew también lo está cuando solo quiso ayudarme.
— Silencio o tendré que encerrarte a ti también. — oí decir al policía.
Miré hacía la otra celda, y observé a Drew sentando, mirando a la nada. Comencé a caminar hacia su celda. Tenía que pedirle disculpas, él solo quiso ayudarme y ahora está en la cárcel. No lo merece.
— No te atrevas. — advirtió Harry.
No me importaron sus advertencias y seguí caminando hasta llegar a la celda de Drew. — Drew. — lo llamé. Él me miró y se levantó de la cama en la que estaba sentando.
— Nicole, Deberías irte. — dijo.
— No puedo. — negué. — Estás aquí por mi culpa. Sí no me hubieses traído estarías en tu fiesta, tranquilo y pasándola bien.
— La culpa fue de él. — le dio una mirada rápida a Harry, quien nos analizaba detalladamente.
— Cállate. — ordenó Harry desde su celda.
— Ya, Harry. — lo miré aterrada.
— En mi humilde opinión, ese chico no te conviene. — susurró Drew.
— ¿Qué has dicho? — gritó Harry.
— He dicho que Nicole es demasiada mujer para un cabrón como tú.
— Hijo de puta. — gritó Harry acelerado.
— O se callan o les juro que no salen de esta cárcel hasta mañana en la noche. — amenazó el policía.
— Te voy a mandar a un hospital en cuanto salga de esta celda. — gritó Harry, apretando las varillas de acero de su celda
— Te voy a cambiar de celda. — el policía le advirtió a Harry.
Harry me miró.
— Aléjate de ese tipejo, Nicole, te lo estoy advirtiendo. — gritó Harry.
— Ya me cansaste, idiota. — el policía empujó la silla hacia atrás, y se digirió a Harry.
— No, No, No por favor. — me acerqué al policía. — Harry se quedará callado, pero por favor no lo traslade. — insistí.
El policía de ojos miel me miró por un momento. — Le he advertido que no grite y no me importa ni un bledo. Está faltándole al respeto a la autoridad que me concede la placa.
Miré a Harry.
— Harry, por favor. — rogué, aunque en mis adentros sabía que era en vano.
Harry me dio una mirada profunda. — Vale, vale.... Me quedaré callado. — espetó.
— Estás advertido. — el policía le señaló con su dedo. — Lo único que deberías de hacer aquí... — comenzó a decir Drew. — Es ponerle una demanda a Harry, para que así no pueda acercarse a ti, Nicole.
— ¿Tu también estás buscando problemas, chico? — el policía se acercó a la celda de Drew.
— Solo decía. — se encogió de hombros.
— Es un hijo de puta. — Harry le dio un golpe a la pared.
— Harry, si al menos me dieras la oportunidad de explicarte que fue lo que pasó...
— No, Nicole, no quiero ningún tipo de detalles, Me has sido infiel con ese tipo mientras yo estaba postrado en la cama de un hospital. Es lo más bajo que has hecho en tú vida. — escupió.
— ¿Porqué juzgas sin saber? — le reclamé.
— Sabía que ibas a convertirte en la copia de Ruth, Tan perra y regalada. — gruñó.
Quise defender a Ruth, Pero lamentablemente después de lo que había pasado esa noche, no pude decir ni una sola palabra en la que ella saliera favorecida.
— El amor se trata de confianza, ¿Sabes? — me alejé de su celda.
— ¿Adonde vas? — preguntó.
— No iré a ninguna parte, simplemente me quedaré junto a la celda de Drew. — caminé hacia la celda de Drew.
+++
— ¿Acaso no piensas irte? — abrí los ojos, y observé al policía tocándome el hombro.
Negué. — No.
— Tienes que hacerlo. — declaró rápidamente.
— ¿Y ellos? — miré a Drew y a Harry, quienes estaban dormidos.
— Se quedarán hasta mañana.
— ¿Está de broma?
— No, ¿Me ves cara de broma? — preguntó.
Miré su cara larga y amarga.
— No.
— Bueno, Entonces vete.
— ¿No puedo quedarme aquí?
— No.
Suspiré profundamente. — ¿Al menos puedo despedirme de Harry?
— Está dormido.
— No me importa. — me levanté.
El policía rodeó los ojos, y se acercó a la celda de Harry. Lo seguí. Metió las llaves dentro de la cerradura y abrió. Me miró y yo asentí. Entré, y caminé cuidadosamente hacia la cama en donde estaba Harry. Me agaché, y miré su rostro. Tenía un gran morado en el ojo derecho, y salía sangre de su nariz. Me dolía verle de esa forma. Cogí una manta que había a un lado de la cama y lo cobijé con esta.
— Nicole. — abrió sus ojos lentamente.
— Harry, ya me voy. — intenté ser fría.
— No me gusta que estés sola en la calle a esta hora, es peligroso. — susurró.
— Me sé cuidar. — miré sus ojos.
— Te amo. — me miró a los ojos.
Empuñé mis labios, tratando de evitar que saliera lo mismo de mi boca.
— Yo también te amo, Harry. — no soporté, y lo dije.
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