¿DEBO CREERLE?.

13.2K 487 38
                                    

—Vámonos de aquí. —exclamé, caminando a toda prisa.

—Te lo dije, Nicole, sabía que no debías ver aquella escena. No entiendo porque fui tan idiota de decírtelo. —soltó Ruth con la voz agitada.

—Fue lo mejor. —dije, mientras corría a toda prisa, pasando por el medio de varias personas.

—¡Nicole! —entonces escuché la voz de Harry.

Miré hacia atrás y alcancé a verle, mientras corría detrás de nosotras. Volví la mirada hacia adelante e intenté aumentar la velocidad.

—Nicole... no creo que... aguante este... joder, me estoy quedando sin aire —mencionó Ruth, mermando la velocidad.

—Vamos, Ruth. —jalé de su brazo para impulsarla.

—Vamos, Nicole, ¿de quien carajo estamos escapando? —respiró con dificultad, yo también lo estaba haciendo. —Solo péguemele en las bolas y con eso nos libramos, es realmente fácil.

Entonces tuve que detenerme para tomar aire. Jamás había corrido tanto en mi vida, incluso mi corazón estaba por salirse de mi cuerpo.

—¡Nicole! —Harry gritó, acercándose a nosotros.

Apoyé mis manos en los muslos de mis piernas mientras tomaba respiración. Aparte el vestido me estaba sofocando aunque el clima estuviese frío.

—Nicole, escúchame por favor. —se detuvo cuando me tuvo cerca. Intentó tomarme del brazo pero me alejé. —Nicole... Oh joder, maldita sea. —exclamó, sacando toda su furia. —Ahora soy yo el que se tiene que sentir culpable ¿eh? ¿A que mierda estás jugando? ¡Explícate! —me agarró del brazo, obligándome a mirarle, pero no lo miré directamente a los ojos.

—¡Déjame, maldito idiota! —me sacudí. —Vuélvete con tu amiga. —le grité a todo pulmón. Ahora no me podía contener. —Aquí nadie te necesita. Nadie te pidió que me siguieras, así que vete. Y no veo porque te sientes culpable si ya no somos nada.

—¡No me hables así porque te juro que no respondo! He aguantado todos tus malditos escándalos, pero esta vez no estoy de humor.

—¿No estás de humor? —me solté de su agarré y presioné mis manos contra su pecho, empujándolo. —No estás de humor, no estás de humor. —continué empujándole lejos.

—Ya, Vámonos Nicole. —escuché la voz de Ruth, seguida de sus manos tomándome del brazo.

—Vuélvete con tu amiguita y no me vengas a joder la vida. No me sigas más, no me molestes, no me jodas ¿Qué no te ha quedado claro que te quiero a metros de distancia? Imbécil. —le di un ultimo empujón, antes de sentir sus manos atrapar mis brazos.

Me solté inmediatamente y me volteé para caminar hacia Ruth, quien estiró la mano para tomar un coche. Afortunadamente éste se detuvo inmediatamente.
Me monté rápidamente, sin mirar a Harry quien seguía allí parado sin hacer nada. Ruth se montó en el asiento delantero y el coche aceleró.

Todo el camino se fue en silencio, escuchando la radio emisora que el hombre que conducía tenia sintonizada. Ruth se detuvo en su casa, la cuál quedaba unas calles antes de la mía y luego el hombre siguió hasta dejarme en la mía.

En cuanto llegué, leí una pequeña nota que papá había pegado en la puerta (mi padre siempre tan prudente). Me decía que iba a demorarse ya que tenía una cita con una nueva mujer (la cual seguramente seria un fracaso).

Entré a la casa, subí las escaleras y me quité el vestido en cuanto llegué a la habitación. Entré al baño, me lavé los dientes y por ultimo me puse el pijama. Estaba agotada.

Bajé las escaleras lentamente, viéndo como todo estaba oscuro, siempre me había causado cierto temor caminar en la oscuridad. Demasiadas películas de terror. Caminé hacia la cocina, encendí la luz y fui hacia el refrigerador para servir un poco de agua fría.

Luego de unos segundos volví a subir a mi habitación. Entré, y cerré la puerta.

—Nicole. —una voz varonil hizo presencia, haciéndome saltar debido al susto.

Me volteé lentamente para encontrarme con Harry. Había invadido mi habitación descaradamente, ¿Cómo había entrado a mi casa? Por una ventana seguramente.

—Sal de mi casa. —hablé, todavía alterada.

No le iba a preguntar como entró. Era obvia su respuesta. Y a estas alturas lo único que quería era dormir, sacarlo de mi cabeza por unas cuantas horas.

—¿Me vas a negar que te ha dolido verme con otra mujer? —preguntó, mirándome a los ojos. —¡Atrévete a negarlo!

Lo miré por un momento, sintiéndome furiosa pero a la vez destruida. No tenía idea de lo que estaba haciendo y sabía que luego me iba a lamentar. Todo por ser la idiota más grande del mundo. Por qué nunca sabía que hacer con mi vida, ni tomar la decisión correcta, y cuando pensaba que hacia algo bien todo terminaba mal. Cuando dejaba a Harry, lo extrañaba. Me dolía verle con otra y sin embargo luego de yo misma haberle terminado le reclamaba y me ponía iracunda.

—Sí, me ha dolido verte con otra ¿estás contento? —espeté.

Harry me miró sin decir una sola palabra. Su cuello estaba tenso y su mandíbula apretada, dándome la señal de que estaba supremamente sofocado.

—Me amas pero me ignoras. Me terminas y quieres ir a refregarte con chicos que acabas de conocer. Luego me reclamas por intentar llenar el vacío que tu misma has dejado. Lo único que pasa por tu mente es divertirte mientras yo sufro, eso es lo que realmente quieres. Intento olvidarte y dejarte en paz, pero entonces apareces y lo estropeas todo. —Se acercó a mí inmediatamente y me tomó por los brazos. —¿Qué no era eso lo que querías? ¿Qué te dejara en paz y me consiguiera a otra chica? Pues intentaba seguir tus concejos y mira lo que haces.

—¡Yo no he hecho nada!

—¿Qué no? —frunció una ceja. —Entraste al baño para dañar el momento que estaba viviendo con esa chica. No me creas idiota, lo has hecho a propósito. No quieres verme feliz, no quieres ver como hago mi vida con una mujer que no seas tú, pero ahora, tú si te sientes con derecho a refregarte con cualquier idiota.

Tragué saliva.

Sí, joder. Estúpido Harry, tenía toda la razón. Yo el problema. Seguía apretando mis brazos, la única diferencia era que ahora no lo hacia con tanta fuerza.

—¿Qué es lo que quieres de mí, Nicole? —preguntó. —Sólo quieres hacer de mi vida una desgracia.

—No —negué, sintiendo como mis ojos se aguaban. —Sigue con esa chica. Yo no me interpondré más, tampoco pelearé contigo ni volveré a meterme en tus asuntos. Tal vez eso sea lo mejor, y espero poder cumplirlo. Tal vez con ella te sientas mejor y puedas ser tu mismo sin que te pidan que cambies, así que pensándolo bien es lo más sabio.

Yo no volvería a caer en sus brazos, solo estábamos platicando y dejando unas cosas en claro. Eso era todo.

—Intento... intento darte lo que quieres. Alejarme de ti, pero vuelves y me descontrolas. —me soltó y se pasó las manos por la cabeza. —Quise hacer el esfuerzo de dejarte en paz, y no fue nada fácil. ¡Pero mira lo que haces!

—¡Vale! Lo siento... Sigue así, no volverás a sentir que me interpongo en tus asuntos —exclamé, limpiándome las lágrimas.

Se quedó en silencio, sin mirarme, estático. Parecía pensativo, preocupado y furioso a la misma vez. Intentaba controlarse.

—Nicole... ¿Por qué simplemente no puedes aceptarme como soy? —me miró. —Yo te amo y no puedo dejar de hacerlo. No puedo borrar tu puta imagen de mi cabeza cuando quiero hacerlo con otra chica, es una jodida pesadilla. Me siento enfermo, y mi enfermedad tiene nombre, eres tú.

—No comencemos nuevamente. —pedí encarecidamente. —Sólo... te pido disculpas por dañarte la noche. Tal vez si vuelves puedes encontrar a otra chica, no será muy difícil. —di un paso atrás con la intención de alejarme.

—¿Eso es lo que realmente quieres? ¿Qué me revuelque con otra chica? —preguntó, ahora dando un paso adelante para quedar más cerca de mí.

—No —contesté con la voz hecha un susurro.

Se quedó mirándome por unos segundos.

—¿Entonces, Nicole? —preguntó él, ahora más sereno, dando otro paso para ahora quedar más cerca de lo que me hubiese gustado.

Levanté la mirada para encontrarme con sus ojos verdes.

—No volvamos a ese tema, ya hemos hablado mucho sobre ello y nunca nos ponemos de acuerdo. —suspiré. —Estoy cansada así que por favor sal de mi casa.

Unos trágicos segundos de tensión se hicieron presentes. Su mirada fija me estaba consumiendo viva. No me gustaba verlo de esa manera.

—¡Vale! —entonces dijo.

—¿Cómo?

—Voy a cambiar. Intentaré hacerlo... Por ti, Nicole. —susurró.

De repente sentí un huracán recorriendo todo mi cuerpo. Esas palabras las había estado esperando por meses. Eran solo palabras pero para mí era un gran paso. Además pude ver sinceridad en su mirada y en ese momento lo menos que me importó fue la chica de la fiesta. ¡El estaba diciendo que iba a cambiar!

—¿H-hablas en serio? —pregunté nerviosa.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



Voten,comenten que les pareció el cap.

H.


POSSESSIVE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora