Subí lentamente por las escaleras, mientras sentía que mi cabeza iba a estallar. ¿Por qué Drew tenía que ser tan egoísta? Yo quería darme una oportunidad con Harry. Quería intentarlo nuevamente. Lo amaba y sentía que debía intentarlo por última vez.
Que se fuera a la mierda. Era mi vida y yo decidía. Si era una estúpida pues era mi jodido problema. Si tenía que tocar fondo para darme cuenta que de verdad estaba engañada y que Harry no cambiaría, pues lo haría. Pero eran situaciones que debía afrontar para luego tomar una decisión. Fuese la que fuese.
—Harry — saludé, mientras entraba a la habitación.
Su mirada observando el álbum familiar que mantenía en mi habitación. Parecía entretenido. Se veía tan hermoso cuándo estaba así, tan tranquilo y relajado.
— Nicole — levantó la mirada. — ¿Por qué no me habías mostrado estas fotos?
— No lo sé. No me pareció importante — me encogí de hombros, acercándome a él lentamente. — ¡Ah! Ese que ves ahí es mi papá, era todo un galán cuando era joven — sonreí. — Todavía lo es. — añadí sonriente, mirando una foto de mi padre.
Cerró el álbum y levantó la mirada nuevamente para encontrarse con la mía. Sus grandes manos se posaron en mi cintura y me jalaron hacia él, sentándome en su regazo.
— ¿Quién era?
— Ruth — contesté nerviosa, ocultándole la verdad.
— Ah, esa Ruth — bufó. — ¿La mandaste para la mierda o está en el primer piso desnudándose para cuándo llegue Thomas?
— Harry — reclamé, cruzándome de brazos. — Ya no está, puedes estar tranquilo.
Me atrajo un poco hacia él y posó sus labios en mi cuello, mientras sus manos apretaban mi cintura suavemente. — ¿En qué estábamos? — preguntó en un susurro, poniéndome todos los vellos del cuerpo de punta. — Iba a hacerte el amor, ¿no es así?
Lo miré con los ojos bien abiertos, sintiendo que el corazón iba a salirse de mi pecho. Mis manos comenzaban a sudar y mi mirada a vagar por todos los lugares de la habitación.
Escuché una pequeña risita burlona proveniente de su garganta. Volví mi mirada a sus ojos verdes los cuales me observaban atentamente, entonces acerqué mis labios y le besé.
Joder. Realmente necesitaba hacer el amor con él. Mi cuerpo lo estaba pidiendo a gritos, era algo casi que asfixiante. Necesitaba sentir sus manos tocándome, sus labios rozándome la piel, su respiración agitada chocando contra mi cuerpo. Lo necesitaba urgentemente.
Empujé mi cuerpo hacia el suyo, haciendo que cayéramos nuevamente en la cama. Coloqué mis piernas a cada extremo de su cuerpo y me senté en su regazo.
Le iba a dar una buena noche a mi novio.
— Eres tan hermosa Nicole — me susurró mientras me mirada impaciente.
Coloqué mis manos en el borde de mi blusa y comencé a subirla lentamente hasta sacarla de mi cuerpo. Sus ojos bajaron a mis senos (todavía cubiertos por el sujetador). Se relamió los labios de una forma sexy, dejándolos mojados.
— Joder — se quejó, pasando las manos por las curvas de mi cintura.
Volví a bajar a sus labios para atraparlos apasionadamente mientras sostenía su rostro entre mis manos. Él acariciaba mi espalda de arriba abajo con su caliente y grande mano. Su lengua acarició provocativamente mis labios pidiendo entrada, la dejé pasar y sentí escalofríos por el cuerpo mientras su lengua jugaba dentro de mi boca. El beso se tornó apasionado e intenso.
— Me molesta el pantalón — insinuó, rompiendo delicadamente con el beso que había durado varios segundos.
Me levanté un poco y quité el cabello que caía por mi cara. Me hice a un lado, a través de su pantalón pude ver el contorno áspero de su longitud. Dirigí mis manos a la cremallera para bajarla. Hice fuerza para sacar el pantalón de su cuerpo, él levantó la pelvis para facilitarme el trabajo.
— El bóxer también bebé — pidió, uniendo los bordes de las dos prendas. Quité las dos cosas de su cuerpo con rapidez, lo que permitió que su miembro se endureciera y permaneciera de pie ante mis ojos. Coloqué sus prendas a un lado de la cama. — Quítate el short. — susurró con la voz ronca. Le hice caso y lo retiré de mi cuerpo, ahora sintiéndome más nerviosa que antes.
Me incliné para besar sus abdominales. No me cansaba de hacerlo. Comencé a pasar la lengua por cada centímetro, mientras mis manos sostenían sus brazos, apretando sus músculos. Su pecho comenzaba a subir y bajar con dificultad. Entonces tomó una de mis manos y la guió hacía su intimidad.
— Ahí cielo. — sugirió.
Me deslicé en la cama para tener un acceso más fácil. Mi corazón comenzaba a palpitar con más fuerza, iba a salirse de mi cuerpo en cualquier momento. Era la primera vez que mis manos tenían contacto con su hombría.
Tragué saliva, antes de tomarlo con una mano y comenzar a acariciarlo de arriba abajo con movimientos lentos. Alcanzó una almohada y recostó su cabeza en ésta, ahora sus penetrantes ojos verdes estaban clavados en mí.
— Ésta — tomó mi otra mano. — Aquí — la colocó en sus testículos.
Tomé una respiración profunda antes de seguir con lo que estaba haciendo. Mi mano masajeando lentamente de arriba hacia abajo.
Harry gimió, un gemido sexy y varonil que me hizo estremecer. Todo mi cuerpo comenzaba a palpitar, las corrientes eléctricas paseándose de aquí para allá. Me humedecí los labios y me acerqué un poco más. Podía sentir como su intimidad palpitaba en mi mano. Me incliné y separé los labios, comenzando a dejar pequeños besitos en la base de su miembro.
— Joder — escuché que dijo exaltado. — Humedécelo con la lengua, Nicole — susurró.
Suspiré, pasando la lengua por toda su longitud, con mi mano comencé a esparcir la saliva. Harry mirándome atentamente, aumentando mi nerviosismo. Levanté un poco mi cabeza para observar la dureza. Pasé la lengua por toda la punta, degustando por primera vez el líquido que comenzaba a salir.
— Si bebé, muy bien — su respiración era agitada. — Sigue — susurró.
Abrí los labios y metí lo que pude dentro de mi boca. Sus gemidos incrementaron y su mano derecha llegó hasta mi cabeza, enredándose en mi cabello. Lo mantuve un momento dentro de mi boca. Respiré profundamente, inhalando su aroma mientras mi nariz estaba a pocos centímetros de su cuerpo. Su enorme longitud palpitaba en mi boca. Apreté con mi mano izquierda sus testículos y deslicé los labios hacia arriba para mover la lengua alrededor de la punta.
— ¡Joder! ¡Lo haces tan condenadamente bien! — expulsó con la voz más gruesa que de costumbre.
Sonreí contra su piel y rápidamente pasé la lengua arriba y abajo en su longitud, con cada gemido moví la lengua por la punta, saboreando el líquido.
— Harry — gemí.
Harry me miró, con sus ojos verdes completamente oscurecidos, su abdomen desprendiendo gotitas de sudor al mismo tiempo que su pecho subía y bajaba debido a la respiración acelerada.
Seguí moviendo la cabeza de arriba abajo, aumentando la velocidad con ganas de hacer que se viniera. Estaba consiente de que mis mejillas estaban rojas, nunca imaginé hacer tal cosa.
— Me voy a correr Nicole — advirtió él, presionando su mano en mi cabeza, obligándome a hundir mucho más su polla dentro de mi boca. — ¡La puta madre! — dio un grito ahogado, alzando las caderas.
— Ha sido increíble — exclamó, jalándome del brazo hacia arriba. Llegué a sus labios y le besé desesperadamente, no me importaba lo agitado que estuviese. Solo quería besarlo, besarlo toda la noche. — Lo has hecho muy bien — susurró en mi oído, haciéndome sonrojar.
Giró delicadamente en la cama, dejándome debajo de él. Sus labios besando la línea de mi mandíbula mientras sus manos acariciaban mi estómago. Cerré los ojos y me mordí los labios. Harry bajando por mi cuello, dejando besos cálidos en cada lugar.
— Te amo Nicole — susurró.
Sonreí.
Con delicadeza desabrochó mi sujetador y lo colocó a un lado de la cama. Observó mis senos por un par de segundos, antes de depositar pequeños besitos en los alrededores. Gemí. Se llevó uno de mis pezones a la boca, succionando suavemente, arqueé mi espalda llena de placer. Suspiré pesado, disfrutando de sus caricias y besos.
Siguió bajando por mi abdomen, mientras sus manos mantenían agarrado mi cuerpo con posesividad. Lo único que podía escuchar era el sonido de los besos de Harry y nuestras respiraciones agitadas. Se sentía tan bien estar con él, así, sin discusiones ni enfrentamientos.
Comenzó a bajar mis bragas lentamente, haciendo que un rubor llegase a mis mejillas. Fue quitándolas poco a poco hasta sacarlas de mi cuerpo. Pasó los dedos por mis muslos, mandando leves corrientes a mi intimidad. Se deslizó en la cama hasta quedar arrodillado en el suelo y jaló mi cuerpo hacia el borde de la cama. Sus grandes manos rodeando mis muslos mientras su mirada se posaba en mí. Se inclinó un poco, de tal manera que pude sentir su respiración chocando contra mi piel. Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuándo su lengua mojada y carrasposa se pasó por mi intimidad. Su lengua masajeando circularmente mi clítoris, enviando oleadas de placer por todo mi cuerpo, haciendo que de mi garganta salieran pequeños gemidos. Temblaba y apretaba los dientes mientras movía mis caderas de forma instintiva contra la lengua de Harry.
— Oh, Harry — expresé su nombre, apretando la tela de la almohada con mis manos.
Ahora sus labios, su lengua, y toda su boca succionaban con urgencia. Me arqueé, mandando la cabeza para atrás.
En ese momento quedó claro para mí que definitivamente hacer el amor con la persona que amaba era jodidamente especial, que podía tocar el cielo con las manos y que por supuesto no iba a arrepentirme de nada, porque estaba segura de que él me amaba tanto cómo yo lo hacía.
— Harry, te necesito — gemí, el éxtasis del orgasmo se liberó en todo mi cuerpo, haciéndome temblar. Podía sentí mi corazón palpitando más fuerte que antes. Se levantó nuevamente, volviendo a mí con una sonrisa en los labios. Volvió a besarme, esta vez lento y suave. Su lengua acariciando la mía lentamente. Alcanzó el pantalón y sacó un preservativo del bolsillo. Fruncí el ceño. Él siempre estaba preparado. Y pensar que pudo haberlo utilizado con la chica del baño. Estaba feliz de que lo fuera a hacer conmigo.
Se lo colocó y se metió en medio de mis dos piernas. Tragué saliva, mientras miraba su cara, estaba concentrado. Volvió a subir su mirada a mis ojos y me dio un beso en los labios.
— ¿Estás lista? — preguntó.
Asentí.
Empezó a entrar poco a poco, a deslizarse dentro de mí. Me mordí los labios y cerré los ojos, volvió a doler pero no tanto como la primera vez. Harry respirando con dificultad, mientras sus caderas se movían lentamente una y otra vez, entrando y saliendo. Rodeé su cuello con mis manos y lo acerqué mis labios para besarlo. Sus manos sosteniendo mi cintura mientras aumentaba la velocidad.
— Te amo tanto — susurré, rozando mis labios con los suyos.
Sonrió. Su frente sudando y su cuerpo chocando contra el mío. Cerró los ojos y levantó la cabeza, dándome una hermosa vista de su cara, de la jodida sexy expresión que se formaba en su rostro cuándo él se acercaba al orgasmo.
— Bésame — pedí en un gemido.
Bajó a mis labios nuevamente, mientras seguía empujando rápidamente. Abracé su cadera con mis piernas para sentirlo mejor. Soltó mis labios para gemir, y comenzó a moverse más y más rápido, Sentía que iba a explotar por dentro. Agarré su espalda, llegando al clímax.
— ¡Joder! — exclamó, acabándose y disminuyendo la velocidad, mientras soltaba todo su peso encima de mi cuerpo. Hundió su cara en mi cuello, mordiéndolo.
—Harry... — suspiré pesado.
Se hizo a un lado. Ambos respirábamos con dificultad. Relajé mis piernas, las cuales estaban flaqueando. Entonces, sentí una de sus manos abrazándome. Lo miré con una sonrisa y alcancé una sábana y nos tapé.
— Fue genial — acaricié su cabello.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
VOTEN,COMENTEN.
REALMENTE AMO QUE LO HAGAN ME SIENTO EN CONTACTO CON USTEDES,MUCHAS GRACIAS.