Aiden estaba preparando la mochila de Leah, que se quedaría con su madre y hermanos. Mientras el aprovecharía para salir y divertirse con chicas, como él siempre hacia.
Los gemelos estaban en el instituto en el cual eran bastante populares por el hecho de que eran muy buenos deportistas y sus notas no eran muy malas, Ian sacaba mejores notas que Ethan pero su madre estaba orgullosa de los dos. Los gemelos no se parecen a su padre en cuanto a las chicas, no eran los típicos mujeriegos.
En cambio Leah era muy mala estudiante y sacaba malas notas, cuando va con su madre, ella y sus hermanos intentan que se aplique y saque los estudios hacia delante aunque es un intento fallido.
Aiden llamó a Aerith que a los minutos contestó sin mirar a la pantalla.
- ¿Si? -preguntó Aerith.
- La mujer más odiosa del mundo -dijo riendo Aiden.
- El hombre más idiota del mundo, ¿qué quieres Aiden? Estoy ocupada -dijo con un toque de irritación en su voz.
- Solo quería avisar de que tendrás que recoger a Leah, yo me tengo que ir de la cuidad -mintió Aiden.
- Pues después la recojo -dijo Aerith mientras revisaba unos papeles.
- ¿Te ha estropeado la niña los planes de zorrear? -dijo Aiden riendo al otro lado del teléfono.
- Mira Aiden vete a la mierda, a mí a diferencia de ti no me estorban los niños y no yo no soy una zorra como las chicas con las que sales -dijo Aerith.
- Te recuerdo que tu salias conmigo -dijo Aiden.
- Mira Aiden déjame en paz -y colgó sin esperar repuesta.
Aerith siguió trabajando sin pensar más en Aiden, sólo era el imbécil de su ex-marido.
Llegó la hora de recoger a los niños, se despidió de su padre, que trabajaba en el mismo sitio que ella y se fue a por sus hijos.
Primero fue a por Leah que salía antes que los gemelos, al llegar a la escuela de Leah, se bajó y a los cinco minutos ya tenía a su pequeña delante.
- Hola mamá -saludó la pequeña Leah.
- Hola cariño, ¿qué tal? -abrazó a su hija pequeña.
- Estoy bien -sonrió Leah.
- Pues vamos a por tus hermanos que van a salir enseguida -sonrió Aerith.
Ambas se subieron al coche para ir al instituto de los gemelos, una vez que estaban allí se esperó dentro del coche y unos minutos más tarde los gemelos estaban montados en el coche.
- Hola mamá, hola Leah -saludaron los dos.
- ¿Qué tal vuestro día? -preguntó Aerith mientras ponía el coche en marcha.
- Pues como siempre, mañana tenemos entrenamiento y este fin de semana el primer partido de la temporada -informó Ian a su madre.
- Que ganas de ver a mis niños -dijo Aerith riendo.
- Yo ya tenía ganas de partido -dijo Ethan.
- Seguro que sois los mejores -dijo Leah orgullosa.- Y pateáis los traseros a todos los jugadores.
- No tanto Leah -dijo Ian riendo desde el asiento del copiloto.
Llegaron a casa y mientras que los niños ponían la mesa Aerith preparaba la comida.
Por otro lado Aiden comió algo rápido y se ocupó de un par de cosas de su trabajo, él trabaja llevando una agencia de modelos que el mismo selecciona.
La separación de Aiden y Aerith no fue muy dura, habían repartido todo no tenían ganas de pasar por el Tribunal para pelearse por los niños o la casa. Cada uno se quedó su coche, Aiden le cedió la casa a Aerith porque ella se quedaría con los gemelos y Aiden se llevó su ropa y pertenecías.
Leah no entendía porque se iba a separar de sus hermanos y madre, Aiden se lo explico cómo pudo ya que era muy pequeña para entenderlo. Todos creen que Leah sea mala estudiante tiene que ver con eso y con qué posiblemente pase mucho tiempo sola e intentan que le vaya bien en los estudios.
Después de comer Aerith recibió una llamada, al ver el nombre de Aaron, se disculpó con sus hijos y fue al despacho a contestar.
- Hola Aaron -dijo con una sonrisa Aerith.
- Hola preciosa, ¿qué tal? -Preguntó Aaron.
- Pues voy bien como siempre, ¿y tú?
- Pues te echo de menos, ¿cuándo nos podríamos ver? -Preguntó Aaron.
- Pues no se Aaron, hoy tengo a mis tres hijos y este fin de semana juegan mis gemelos el primer partido de la temporada -le explicó y se mordió el labio.
- Si les dijeras que tienes novio podría ir contigo, además de que me encantan los partidos de fútbol americano -dijo Aaron presionándola que le contase a sus hijo sobre su relación.
- Aaron ya te lo dije... -excusó Aerith.
- Lo sé... Sólo que tengo ganas de pasar tiempo contigo.
- No tengo tiempo Aaron, mis hijos son mi prioridad -dijo ella.
- Pues si sólo te importan ellos, ¿por qué estás conmigo? ¿Juegas conmigo? Porque te digo una cosa eso es de zorras.
- Mira me tenéis harta con lo de zorra -dijo llorando un poco.- Aaron yo te quiero pero tienes que entender que mis hijos son más importante.
- Lo siento Aerith yo no pretendía... -comenzó a decir Aaron.
- Déjame Aaron... -colgó un poco harta.
¿Era Aerith exagerada por llorar porque le dijeran zorra? Posiblemente pero también nos tendríamos que poner en su piel.
Su propio ex marido le insultaba delante de sus hijos y le acusaba de zorra cuando eso no era cierto. Y después su nuevo novio, le dolía que le llamasen algo que ella no era que luego las malas lenguas se enteraban de todo y la criticaban sin saber la mitad.
Se sentía sola, sus amigas estaban en otra ciudad, su familia sólo le quedaba su padre Brad y por suerte sus hijos que no tardarán mucho en separarse de ella para ir a la Universidad.
Sin más salió del despacho para ir al aseo a lavarse la cara.
"Olvídate de los hombres, todos son idiotas. Sal y disfruta de tus hijos, que son tu mayor alegría aunque fuesen con la persona equivocada."
Se dijo a si misma al mirarse al espejo.
Continuará...
ESTÁS LEYENDO
Hilo rojo
RomanceAerith es una chica que desde muy joven se caso con el hombre quien creía que era el amor de su vida. Aunque nada es lo que parece. Lo que parece amor a veces es traición. Y lo que parecía traicion acabó siendo amor.